La policía estuvo vigilando a la Fraternidad del Evangelio de China y atacó cuando todos los pastores se encontraban reunidos en un mismo lugar. Uno de ellos padeció un ataque al corazón y todos fueron amenazados a firmar una declaración de “arrepentimiento”.
Ciento cincuenta pastores, presbíteros y líderes de la Fraternidad del Evangelio de China provenientes de la provincia de Henán —una red de iglesias domésticas y uno de los movimientos cristianos evangélicos más importantes de China— planearon celebrar una reunión de fin de año. El Partido Comunista Chino (PCCh) había estado vigilando a la Fraternidad, e interceptó sus planes. En una espectacular redada, los 150 pastores fueron arrestados en la mañana del 15 de enero, cuando la reunión apenas había comenzado.
Según una fuente, los pastores habían sido vigilados durante un período de tiempo prolongado y las autoridades se enteraron de la reunión con mucha antelación. El caso fue designado como «Mega-Caso 115», y se ordenó que las autoridades de Henán preparasen una operación de arresto en masa. Inmediatamente, los teléfonos móviles de todos los pastores fueron intervenidos.
Los pastores y presbíteros de la ciudad de Nanyang, en la provincia de Henán, (incluidos los condados de Tanghe, Tongbai y Xinye) se reunieron en el hotel Haoyue para disfrutar juntos de su comida de fin de año. Según testigos presenciales, apenas pasadas las 10 de la mañana, el viceministro del Departamento de Trabajo del Frente Unido (UFWD, por sus siglas en inglés) de la provincia de Henán, acompañado por más de 150 policías especiales, se presentaron en el hotel. Algunos de ellos formaron tres filas para bloquear el camino frente a la entrada del hotel, mientras los otros irrumpían en el mismo.
Los teléfonos móviles de los 150 pastores fueron confiscados. Durante la redada, un pastor se desplomó al sufrir un ataque al corazón. Rápidamente fue subido a una ambulancia y se lo llevaron. Se registró la información personal de todos los otros pastores. Posteriormente, cada uno de ellos fue llevado hasta la estación de policía emplazada en el municipio correspondiente a su domicilio registrado. Todos fueron amenazados a firmar una «declaración de arrepentimiento» antes de ser liberados.
Según un creyente local, todos los pastores fueron liberados al día siguiente, pero sus teléfonos y vehículos fueron puestos bajo vigilancia. Una predicadora fue escogida para ser sometida a vigilancia adicional: se instaló una cámara de vigilancia frente a su hogar. Esta vigilancia visual de 24 horas incrementa la presión que ya siente y la disuade de salir a predicar. También se le exigió reportarse a la estación de policía a diario.
Al día siguiente, las autoridades regresaron al hotel Haoyue y les advirtieron a los miembros del personal que fueran discretos y que no le contaran a nadie sobre el arresto de los pastores.
«Las personas que creen en Dios no han hecho nada malo», afirmó uno de los predicadores arrestados. “Estábamos comiendo juntos, orando a Dios y adorándolo, pero el gobierno del PCCh desea combatir a los que creen. No nos han descubierto violando la ley, por lo que utilizan todo tipo de métodos para reprimirnos y castigarnos».
El predicador avizora una época peligrosa por delante, pero permanece desafiante. “Los funcionarios gubernamentales investigan la conducta personal de las personas religiosas o intentan descubrir algún tipo de problema con el objetivo de utilizar eso para acusarnos de cargos criminales y arrestarnos. Estos trucos no funcionarán, no hemos hecho ninguna de las cosas que dijeron».
Informado por Xin Lu