Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
Un panel en Bolonia da a conocer las principales cuestiones relacionadas con la libertad religiosa en China y presenta a Bitter Winter ante académicos internacionales.
Reactivando una práctica de la Revolución Cultural, China crea cajas, líneas telefónicas y sitios web para denunciar a vecinos, y define recompensas monetarias para los soplones.
Para evitar ser vigilados o arrestados, los predicadores de Jiangxi, muy temprano por las mañanas, conducen a los miembros de su congregación hasta un lugar de culto.
Desde su arresto acaecido en el mes de diciembre, la madre del pastor ha sido golpeada, toda la familia está siendo vigilada y su abogado fue detenido.
Clausuradas por «no poseer un certificado de registro para lugar de actividad religiosa», los cristianos pertenecientes a Iglesias domésticas intentan alquilar espacios, pero aún así siguen siendo reprimidos.
El Gobierno chino continúa vilipendiando a católicos clandestinos y a Iglesias domésticas protestantes, pero los creyentes se adhieren a su fe frente a la persecución.
Las autoridades chinas promueven una política de la era de Mao que enfrenta a las personas entre sí, al mismo tiempo que incrementan la militancia en cada una de las aldeas.
Henán puso el ejemplo: campañas para quitar cruces, el cierre de iglesias domésticas y la readaptación de edificaciones religiosas, todo ello documentado en decenas de ciudades a lo largo de China.
Las autoridades de Hebei utilizaron explosivos para destruir la estatua de «Kwan Yin derramando gotas de agua», mientras sigue vigente la intensa represión llevada a cabo por el PCCh contra grandes estatuas religiosas.
Los presos religiosos son puestos a trabajar fabricando ropa o aparatos electrónicos en condiciones inhumanas: los días laborales tienen 12 horas, se les niegan alimentos nutritivos y atención médica, y se los tortura.
Un sitio de aparición mariana y una ruta de peregrinación aprobada por el Papa fueron bloqueados, pero los católicos clandestinos perseveran, soportando frío y lluvia.
Gracias a la política de hacer que las religiones sean «más chinas», se han eliminado los símbolos islámicos de edificios emplazados en la provincia de Gansu y en la Región Autónoma Hui de Ningxia.
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