Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
Por orden de los funcionarios locales, los lugares de culto existentes en China son despojados de sus símbolos islámicos y cristianos. Los negocios que poseen letreros con contenido religioso también son «rectificados».
La decisión confirma que, en la China de Xi Jinping, las iglesias domésticas independientes no serán toleradas.
Como se acerca la fecha límite «para sacar a todos los hogares empobrecidos de la pobreza para el 2020», el PCCh está aclamando sus «grandes logros», pero el pueblo lo ve de manera diferente.
A fin de cultivar seguidores leales y sumisos, el PCCh establece cursos de «patriotismo rojo» que veneran el pasado revolucionario de China para niños en edad preescolar.
A fin de implementar las órdenes procedentes de Pekín tendientes a erradicar los templos budistas, taoístas y de la religión popular, el Gobierno de esta ciudad de la provincia de Shaanxi ha adoptado medidas sumamente drásticas.
Las iglesias domésticas protestantes, consideradas una amenaza para el régimen debido a su gran cantidad de creyentes, se enfrentan a la total extinción y las personas son amenazadas para que abandonen su fe.
Bitter Winter visitó dos comunidades residenciales de la ciudad de Shihezi que contienen rastros de la brutal represión llevada a cabo por el PCCh contra el pueblo hui.
El Gobierno del condado de Jinping, en Yunnan, clausura iglesias domésticas, prohíbe la Biblia escrita en idioma miao y exige que los creyentes cuelguen retratos de Xi Jinping en sus hogares.
Previo a la inspección del Gobierno central, las autoridades locales “sinifican” los templos mediante la destrucción de estupas tibetanas tradicionales y se llevan a los líderes espirituales.
Debido a que el Gobierno está intensificando su «educación patriótica”, los estudiantes chinos están siendo cada vez más imbuidos de ideología comunista.
El santuario de Nuestra Señora del Monte Carmelo situado en Henán y una enorme cantidad de iglesias católicas emplazadas por todo el país han sido hostigados por el régimen chino.
El caso de Kaisha Akan es una victoria para la libertad y para aquellos que apoyan el caso de los solicitantes de asilo que escapan a la detención en los campamentos de Sinkiang.
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