Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
El Departamento de Trabajo del Frente Unido ofrece dinero como incentivo, además de utilizar tratos comerciales corruptos como cebo para atraer a los católicos clandestinos a unirse a la Asociación Patriótica Católica China.
Una mujer de 19 años fue arrestada y brutalmente maltratada a causa de su fe. Relata su dolorosa experiencia a manos del Gobierno chino.
Mientras se están llevando a los padres uigures para ser reeducados, a los niños los están rodeando con alambres de púas y se les está prohibiendo hablar su idioma.
El PCCh no solo está malversando el dinero de las iglesias, sino que también está obligando a sus líderes a llenar certificados que afirman falsamente que los bienes fueron entregados voluntariamente.
Incluso los viajes personales para visitar a familiares requieren permiso, y se deben presentar itinerarios detallados. La falta de cumplimiento puede dar como resultado la clausura de iglesias.
Estudios políticos, lenguaje restringido y tareas de «transformación»: los profesores asignados para trabajar en Sinkiang están siendo intensamente controlados, hecho que les causa depresión y ansiedad.
Las autoridades están llevando a cabo una capacitación con un énfasis en la antiinfiltración, exigiendo que los líderes de la Iglesia “se liberen de los grilletes de la teología occidental”.
En China, cualquier palabra que pueda sugerir religión es eliminada y reemplazada por la propaganda secular del Partido, ya que el régimen continúa aplicando medidas defensivas para «garantizar la estabilidad».
La Biblia es uno de los libros con mayor repercusión en el mundo. En China, eso supone un desafío para las autoridades.
En un mensaje de voz, Serikzhan Bilash, arrestado por informar sobre el maltrato llevado a cabo por China contra los uigures de Sinkiang, revela los detalles de su detención.
En sus esfuerzos por hacerse amigos de China, los países musulmanes parecen felices de deshacerse de la solidaridad de la Umma.
En su esfuerzo por erradicar la religión, el Partido Comunista Chino utiliza iglesias y templos como lugares para que actúen personas no religiosas.
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