Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
Durante años, los maestros de China se han visto obligados a desempeñarse como ejecutores de la ideología del autoritario régimen, sustituyendo la educación escolar por propaganda gubernamental.
«Todos estos actos parecen haber sido cometidos por alborotadores de Hong Kong que se colaron en estas ciudades de Estados Unidos», escribió el Global Times, portavoz del PCCh.
Durante los últimos años, los protestantes del condado de Yugan de la provincia de Jiangxi han sufrido la persecución del PCCh. Los ataques se renovaron tras el levantamiento del cierre de emergencia a causa del coronavirus.
Luego de las implacables medidas represivas del PCCh contra la Iglesia de Dios Todopoderoso, numerosas familias quedan destrozadas cuando sus seres queridos son enviados a prisión a causa de su fe.
Bitter Winter publica imágenes exclusivas de la represión policial. «¿Hay algún país que le dé la bienvenida a la gente de Hong Kong?»
El abogado australiano que representa al estudiante expulsado de la Universidad de Queensland en su demanda contra el cónsul general chino en Brisbane, habla.
A fin de promover la política de «sinización» religiosa del PCCh, se ponen en marcha campañas represivas tendientes a confiscar los materiales relacionados con la fe que no estén aprobados por el Estado.
A fin de alcanzar a tiempo los objetivos de alivio de la pobreza del presidente Xi Jinping, Gobiernos locales destruyeron hogares de agricultores y tierras de cultivo en medio del brote de coronavirus.
Bitter Winter había informado sobre el caso de Drew Pavlou, un estudiante de 20 años y «senador», es decir, un miembro elegido por los estudiantes para ocupar un escaño en el Senado Académico de la Universidad de Queensland emplazada en Brisbane, Australia.
Los ciudadanos chinos en el continente son sancionados por utilizar redes sociales o sitios web extranjeros. Los que publiquen comentarios desfavorables para el régimen podrían terminar en la cárcel.
Incluso durante el brote de coronavirus, las autoridades chinas continuaron clausurando templos budistas y destruyendo estatuas de deidades.
Mientras el PCCh se jacta vigorosamente de «ser la gran potencia socialista que derrotó al coronavirus», surgen trágicos relatos de maltrato.
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