Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
El PCCh utiliza todas las herramientas posibles para forzar a los objetores de conciencia católicos a ingresar a la Iglesia Patriótica, incluso disolviendo las organizaciones caritativas que dirigen.
El PCCh continúa imponiéndoles severas restricciones a las prácticas religiosas de los budistas tibetanos, destruyendo templos y eliminando símbolos tradicionales a lo largo de toda China.
Un libro escrito por Timothy Grose examina el proyecto de Pekín de llevar a los estudiantes uigures a internados muy lejos de Sinkiang para “sinificarlos”.
Ni siquiera la propagación de un virus mortal puede mitigar las persecuciones religiosas del PCCh: numerosas iglesias de las Tres Autonomías fueron reprimidas durante los últimos meses.
Mientras el PCCh avanza con su plan de 5 años para “sinificar” a los musulmanes fuera de Sinkiang, numerosos lugares de adoración en la provincia fueron despojados de sus símbolos religiosos.
Los creyentes que se resisten a ser controlados por el régimen comunista de China a menudo son arrestados e interrogados, sin tener en cuenta su avanzada edad ni de su deteriorado estado de salud.
El experto británico Benedict Rogers le dice a Bitter Winter de qué manera se está moviendo China para destruir las libertades básicas de Hong Kong y lo que podemos hacer al respecto.
Tan pronto como se levantó el cierre de emergencia tendiente a frenar la propagación del coronavirus, el régimen comunista chino ha reanudado su represión contra el cristianismo.
Un creyente de la Iglesia de Dios Todopoderoso, arrestado a causa de su fe, fue torturado durante seis días antes de ser sentenciado a seis años de prisión.
En China, ni siquiera los muertos se libran de la persecución religiosa; la mayor parte de las ceremonias religiosas son prohibidas y las tumbas de los creyentes son despojadas de sus símbolos.
Ciudadanos chinos que debieron afrontar medidas de prevención del coronavirus extremadamente severas y rígidas en su país comparten sus historias de pérdida y dolor.
Según un grupo de expertos australianos creado para investigar las violaciones de los derechos humanos en Sinkiang, Pekín está incrementando el traslado de uigures para que los mismos realicen trabajos forzados fuera de su región.
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