Las detenciones de miembros del clero y las exigencias para unirse a la Iglesia Patriótica no son los únicos medios por los cuales el PCCh está reprimiendo a los católicos clandestinos. Aquí publicamos una entrevista exclusiva realizada con un sacerdote disidente.
Wang Yong
Lecciones de la historia
El acuerdo entre el Vaticano y China del año 2018 sigue siendo motivo de controversia. El Partido Comunista Chino (PCCh) lo interpreta en el sentido de que los sacerdotes y obispos de la Iglesia Católica Clandestina deberían unirse a la Iglesia Patriótica Católica, o de lo contrario deberán atenerse a las consecuencias. El Vaticano ha negado que esta sea una interpretación correcta del acuerdo, pero en China los que se niegan a unirse a la Iglesia Patriótica continúan siendo perseguidos. Bitter Winter le pidió a un sacerdote católico perteneciente de la provincia china suroriental de Jiangxi, que evaluara la situación. Su nombre no es mencionado por razones de seguridad. El mismo nos dijo que es necesario echar un vistazo a la historia temprana del catolicismo en China bajo el Gobierno del PCCh para poder comprender los acontecimientos más recientes.
«En los primeros años del Gobierno del PCCh, recordó el sacerdote, las autoridades llevaron a cabo una violenta represión de la Iglesia Católica Clandestina al arrestar a sacerdotes y a personal del clero chinos y repatriar por la fuerza a todos los misioneros extranjeros, incluidos los muy populares lazaristas, así como también confiscar propiedades de la Iglesia. No obstante, los arrestos del PCCh no solo no lograron destruir a la Iglesia, sino que, por el contrario, causaron que más y más personas creyeran en Dios».
De hecho, argumentó el sacerdote, “en poco más de 10 años, el número de feligreses creció exponencialmente. Esto es algo que el PCCh nunca esperó. También les hizo darse cuenta de que simplemente arrestar gente era algo inútil».
Tal y como el sacerdote nos recordó, a principios de la década de 1950, el Gobierno chino creó y dio a conocer la Iglesia Patriótica y trató de obligar a los creyentes católicos a unirse a ella y abandonar el liderazgo del papa. Mientras tanto, miembros del clero tales como Peter Joseph Fan Xueyan (1907-1992), un obispo católico que permaneció encarcelado durante más de 30 años por su negativa a romper lazos con el Vaticano, se mantuvieron leales al papa. Muchos creyentes y clérigos católicos imitaron al obispo Fan, boicoteando a la Iglesia Patriótica, y fueron arrestados.
No obstante, para molestia del PCCh, existían más obispos como Fan Xueyan. El obispo Thomas Zeng Jingmu (1920-2016), difunto sexto obispo de la Diócesis Católica Romana de Yujiang, también permaneció encarcelado durante aproximadamente 30 años por negarse a unirse a la APCC. Desde su liberación, siguió siendo vigilado de manera continua por el PCCh. Al ser visitado por funcionarios locales y supervisado en todo momento, no podía desplazarse libremente ni asistir a los eventos de la Iglesia que deseaba. Amigos y aliados del obispo intentaron repetidamente evadir la vigilancia, pero la mayoría de las veces fueron descubiertos.
Entonces, afirmó el sacerdote, «las autoridades intentaron evitar la aparición de otro obispo clandestino con el mismo nivel de influencia que el obispo Fan o el obispo Zeng».
«Persecución desde dentro»
En la actualidad, la estrategia ha cambiado. Preocupado por el crecimiento de la Iglesia, el PCCh comenzó a implementar un nuevo medio de persecución: desintegrar a la Iglesia desde adentro.
El sacerdote explicó: “Los ideólogos del PCCh creen que la religión es un tipo de fanatismo: cuanto más dura es la persecución, más poderosa se vuelve y más crece. Con respecto a la forma en que son tratadas las religiones, solo se pueden adoptar enfoques desintegradores para dividirla desde su interior. El PCCh ahora está utilizando este método de desintegración para dividir nuestra Diócesis. Esto es más aterrador que ser arrestado, ya que simplemente no hay manera de prevenir tal persecución».
El sacerdote afirmó que existen tres métodos principales mediante los cuales el PCCh está intentando desintegrar a las iglesias católicas clandestinas. En primer lugar, y el más significativo para el PCCh, es colocar a los obispos que se niegan a unirse a la Iglesia Patriótica bajo vigilancia. En segundo lugar, clausurar los seminarios clandestinos y restringir la capacitación del clero. En tercer lugar, reducir la cantidad de lugares de congregación y como consecuencia de ello, la cantidad de feligreses.
Muy poca zanahoria y muchos palos
Las autoridades chinas están trabajando arduamente para influenciar al clero clandestino en todas las diócesis de China para que se unan a la Iglesia Patriótica. Si el encarcelamiento y la tortura, o los sobornos e incentivos materiales no funcionan, los obispos que se niegan a unirse a la Iglesia Patriótica son puestos bajo estricta vigilancia para evitar que cumplan con sus deberes y privar al clero de su liderazgo. Hoy en día, incluso los obispos de 80 y 90 años son monitoreados.
«El PCCh cuenta con muchos trucos: amenazar personas, valerse de la intimidación, arrestar personas, así como también utilizar incentivos financieros», afirmó el sacerdote entrevistado. “Los que acepten unirse a la Iglesia Patriótica, serán inmediatamente promovidos. También podrán disfrutar de excelentes beneficios después de retirarse. Los caminos elegidos por el diablo son siniestros: explora cuidadosamente los corazones de las personas y saca provecho de su mayor debilidad». El sacerdote entrevistado mencionó el caso de un sacerdote de Jiangxi al que se le ofrecieron cientos de miles de yuanes si se unía a la Iglesia Patriótica, pero se negó a hacerlo.
Según el acuerdo firmado entre el Vaticano y China en el año 2018, los obispos deberían ser reconocidos por el papa. Pero, cuando el Vaticano reconoce a un obispo conocido por sus posiciones favorables al PCCh, varios devotos se niegan a asistir a las ceremonias presididas por el obispo en cuestión. Como consecuencia de ello, la Iglesia se divide. Un informante incluso reportó rumores de que, para evitar esto, el PCCh mantiene en secreto el hecho de que algunos exsacerdotes y obispos «clandestinos» se han unido a la Iglesia Patriótica. Por otro lado, aquellos que se niegan obstinadamente a unirse a la Iglesia Patriótica son perseguidos y pierden sus posiciones parroquiales.
El sacerdote se lamentó afirmando: “El PCCh está comprando a la gente, crea caos en la Iglesia, causando que la misma se desintegre desde dentro. ¡Esta es una iniciativa sumamente siniestra!”