Luego de que un antiguo templo fuera destinado a un centro de actividades, los creyentes continúan sus prácticas religiosas en secreto, sin ver las estatuas de las deidades.
Han Sheng
En un centro de actividades para ancianos, un devoto budista estaba practicando su fe frente a una pared fabricada con láminas de hierro mientras murmuraba: «Bodhisattva, Buda, lo siento. Estas circunstancias están fuera de mi control. No hay nada que pueda hacer”. No había estatuas de deidades ni ningún otro símbolo o ícono religioso a la vista –las mismas estaban detrás de la pared–. Dicho centro de actividades fue una vez un templo antiguo.
Ubicado en el distrito de Huiji de la ciudad de Zhengzhou, capital de la provincia china central de Henán, el antiguo templo era popular entre los creyentes y albergaba una gran variedad de objetos históricos y religiosos, entre ellos había dos tablillas de piedra inscritas de las épocas de los emperadores Qianlong (1711-1799) y Guangxu (1871-1908) de la dinastía china Qing (1644-1912).
Al ver su estado ruinoso, los aldeanos recaudaron fondos para renovar el antiguo templo y, desde junio de 2017, fueron de una oficina a otra, con la esperanza de obtener los permisos necesarios, según lo exigen las políticas de gestión religiosa de China. Para su sorpresa, la Agencia de Asuntos Religiosos local no solo rechazó la solicitud de permiso de los creyentes, sino que comenzó a interferir y a controlar las actividades del templo, y finalmente prohibió cualquier tipo de adoración.
En octubre de 2018, presionados por la Agencia de Asuntos Religiosos local, los funcionarios locales les ordenaron a trabajadores que cubrieran con láminas la placa de reconocimiento de donantes que se hallaba situada dentro del templo, y colocaran un cartel que promocionaba los Valores Socialistas Centrales. El letrero que decía «Sala Guanling» situado sobre la puerta del templo fue reemplazado por uno que dice «Centro cultural para ancianos». El templo ha sido reutilizado –algo que ocurre a diario en la actual represión llevada a cabo contra las religiones en China–.
Dos meses después, todas las estatuas y símbolos budistas existentes en el templo fueron escondidos detrás de láminas de hierro especialmente instaladas para tal fin, impidiendo que las personas religiosas accedan a ellas. Pero las mismas continúan regresando y en secreto colocan ofrendas y adoran a Buda, el cual ha sido escondido detrás de la pared de láminas de hierro.
Un funcionario local reveló que cada nivel del Gobierno chino es responsable de la implementación exitosa de la represión contra las religiones. «Si el Equipo Central de Inspección para la Supervisión Religiosa descubre que la represión no ha sido llevada a cabo a nivel de base, buscarán al responsable», explicó el funcionario. «Las autoridades te convocarán para ‘hablar’, revocarán tu membresía del Partido o tomarán medidas disciplinarias dentro del Partido en tu contra. En casos de descuido grave de las tareas, te relevarán de todas tus funciones. Todo esto puede poner en peligro tu futuro. No tenemos más remedio que cooperar en la aplicación de las políticas del Gobierno central».
Vídeo: El antes y el después: las estatuas budistas existentes en el antiguo templo han sido ocultadas a los fieles.