En las provincias nororientales de Liaoning y Jilin, el PCCh está intensificando su campaña en contra de los símbolos religiosos grandes que se encuentran al aire libre.
Wang Anyang
La destrucción de estatuas budistas y taoístas grandes se ha convertido en un asunto ideológico para las autoridades chinas, una parte integral del conflicto sin precedentes para despojar al país de cualquier cosa que sea religiosa y que no esté controlada por el Partido Comunista Chino (PCCh). El año pasado, numerosas estatuas budistas fueron quitadas o demolidas y templos fueron cerrados y destruidos.
Construido durante el reinado de la dinastía norteña Wei que gobernó el norte de China del 386 al 534, el Templo de Qingyan, ubicado en una montaña en el poblado de Changxingdian, bajo la jurisdicción de la ciudad de Jinzhou, tiene una historia que abarca más de 1500 años. El sitio budista más grande de China, y una atracción turística famosa apodada “la primera montaña arhat de China”, el templo y 800 estatuas de arhats de mármol blanco que lo rodeaban fueron designados como un punto panorámico nacional de nivel 4A. En 1986, el Gobierno provincial lo certificó como un sitio de actividad religiosa.
En septiembre de 2018, las autoridades de Jinzhou ordenaron al templo que quitara las 800 estatuas. La destrucción duró más de un mes y le costó al templo más de 500 000 yuanes (aproximadamente 75 000 dólares).
Todo lo que queda de la Montaña Arhat, que alguna vez fue espectacular, son las bases de las estatuas, pero hasta las inscripciones que había en ellas han sido raspadas.
Las estatuas de arhats desmanteladas, envueltas en tela amarilla y cubiertas con lonas, han sido abandonadas en una granja de cría de perros.
En el área panorámica turística de Daheishi, localizada en la ciudad de Dalian de Liaoning, las autoridades contrataron una grúa para quitar 508 estatuas de arhats porque fueron consideradas ilegales. Algunas de las esculturas fueron dañadas en el proceso de remoción.
Las estatuas se tallaron en jade blanco, con un costo de más de 1.5 millones de yuanes (alrededor de 230 000 dólares) recolectados por los creyentes locales.
También en septiembre, una estatua del Buda Shakyamuni reclinado de 24 metros de alto fue quitada del templo de Lingbao en la ciudad de Hunchun de la provincia de Jilin, con el pretexto absurdo de que “las estatuas budistas que están al aire libre están expuestas a la lluvia y al viento, lo cual es una falta de respeto hacia Buda”.
En abril, las autoridades ordenaron quitar una estatua del buda Shakyamuni de 10 metros de alto del Templo de Yongning, ubicado en el distrito de Wensheng de la ciudad de Liaoyang de Liaoning. La persona a cargo del templo tuvo que contratar una grúa para quitarla.
“Esta es una política nacional. El Gobierno central quiere deshacerse de todas las creencias religiosas, tal y como ocurrió en la época de Mao Zedong, cuando todos los ‘monstruos y deidades’ fueron arrasados y a las personas no se les permitía creer en nada”, dijo una persona de la tercera edad de la localidad.