En la provincia de Henán, las autoridades locales clausuraron iglesias, bloqueando sus entradas y destruyendo sus instalaciones.
Wang Yichi
Al tiempo que observaban su santuario destruido, en las calles podían escucharse los gritos de angustia de los cristianos pertenecientes a la iglesia de la calle Este del municipio de Sunfuji, bajo la jurisdicción del distrito de Liangyuan de la ciudad de Shangqiu, en la provincia china central de Henán. El podio de la misma había sido destrozado, las tablas de madera desmanteladas y los pisos arrancados. Y los objetos de valor —cruces, sillas, aires acondicionados, etc.— habían sido saqueados.
Todo sucedió el 19 de abril durante el Viernes Santo, siendo el mismo un día festivo para todos los cristianos.
Video: Creyentes de rodillas llorando y orando en la iglesia.
Según los creyentes de la iglesia, en el año 2011, la Agencia de Asuntos Religiosos del distrito de Liangyuan les había otorgado un permiso de lugar de actividades religiosas, no solo convirtiéndola en una iglesia de las Tres Autonomías legal, sino también otorgándoles permiso para congregarse. Pero como suele suceder en la China Comunista, las autoridades se retractaron de su palabra. Desde el pasado mes de agosto han intentado clausurar la iglesia por la fuerza, alegando absurdamente que la misma se encuentra situada demasiado cerca del edificio del comité de la aldea. Renuentes a transigir, los creyentes continuaron reuniéndose en la iglesia para practicar su fe, desencadenando una batalla de voluntades entre el Partido Comunista Chino (PCCh) y el pueblo de meses de duración.
Y así, poco a poco, las autoridades llevaron a cabo su movida. A principios de febrero, funcionarios del Gobierno municipal sacaron más de 20 bancos y cojines de la iglesia, los llevaron al patio y los quemaron. Luego bloquearon la entrada al patio de la misma con ladrillos y cemento, prohibiéndoles a los creyentes ingresar y celebrar reuniones.
Al ser testigos de la crueldad del Gobierno, el director de la iglesia y varios creyentes trataron de resolver el asunto a través de medios legales, presentando una demanda contra los funcionarios gubernamentales a nivel de aldea y municipio. Pero estos intimidaron al abogado contratado por la iglesia, amenazándolo con revocar su título profesional. A causa de lo anteriormente mencionado, el abogado no se atrevió a tomar el caso.
Al ver que sus esfuerzos por obtener justicia no estaban siendo recompensados, pero también negándose a ver a la iglesia ocupada por el Gobierno, los creyentes derribaron el muro que había sido construido para bloquear el ingreso y retomaron la celebración de reuniones.
Para sorpresa de los creyentes, a mediados de abril, el secretario del PCCh de la aldea contrató personas para que desmantelaran el podio de la iglesia. Los mismos también utilizaron un taladro eléctrico para demoler el piso, y volvieron a bloquear la entrada.
Durante el mismo período, funcionarios locales de la aldea también bloquearon las puertas y ventanas de un lugar de reunión perteneciente a la Iglesia de las Tres Autonomías emplazado en el poblado de Liji del condado de Xiayi. Y luego de que otra iglesia de las Tres Autonomías fuera clausurada en el condado de Xiayi, el secretario del Partido local de la aldea nuevamente contrató gente para atacarla. Los mismos quemaron y destruyeron todos los objetos que hallaron a su paso, entre los que se incluían pinturas de cruces, himnarios, libros espirituales y una caja de donaciones.
“Estos oficiales son como bandidos. Confiscaron y quemaron todo», le dijo a Bitter Winter un creyente enfadado.
Un documento sobre trabajo religioso emitido en la provincia de Henán exige que “la gestión de los asuntos religiosos fuera incorporada a las responsabilidades laborales y al sistema de recompensa-castigo de los ‘dos comités’ de cada aldea (es decir, el comité de la rama del Partido de la aldea y el comité de la aldea)” en todos los niveles de mando. El documento especifica que “aquellos que sean negligentes en el desempeño de sus deberes religiosos o cuyo fracaso en la realización de la campaña especial cause prolongadas cuestiones sin resolver, deberán rendir cuentas de acuerdo con la ley».
En otras palabras, al ser presionados por los altos mandos del Gobierno, los funcionarios de aldeas reprimen las creencias religiosas para proteger sus empleos.