Los miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso continúan siendo vigilados y perseguidos luego de ser puestos en libertad, quitándoles todas sus libertades y derechos.
Zhou Xiaolu
La Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) es el nuevo movimiento religioso cristiano chino más grande de China y el que ha padecido continuamente una brutal represión a manos del Partido Comunista Chino (PCCh) desde su fundación en el año 1991. La persecución aumentó aún más luego de que la IDT fuera incluida en la lista de xie jiao: los miembros del movimiento corren el riesgo de ser arrestados y encarcelados en cualquier momento, muchos continúan siendo perseguidos incluso tras ser puestos en libertad. Tal existencia carcelaria los acompañará por el resto de sus vidas.
Interminables “visitas de seguimiento”
“Simplemente creemos en Dios y compartimos el Evangelio, pero a los ojos del PCCh, eso es un crimen más serio que el asesinato o el robo. Cuando los asesinos salen de la cárcel, al menos pueden recuperar su libertad, pero nosotros somos vigilados de por vida», afirmó con impotencia una cristiana perteneciente a la IDT de casi setenta años, procedente de la ciudad de Tianshui, en la provincia noroccidental de Gansu.
La misma le contó a Bitter Winter sobre su arresto y sentencia en el año 2012 a causa de actividades religiosas. Luego de ser liberada de prisión se convirtió en objeto de interminables «visitas de seguimiento», interrogatorios y vigilancia por parte de funcionarios de la comunidad en la que vivía. Su hogar ya no volvió a ser un lugar pacífico.
Una vez preguntó: «Dado que mi caso está cerrado, ¿no deberían cancelarse estas visitas de seguimiento regulares?». La respuesta que recibió fue que este tipo de vigilancia era de por vida. «Las autoridades superiores nos han dado órdenes que debemos implementar», replicó un funcionario local.
Una miembro de la IDT procedente de la ciudad de Baoji en la provincia de Shaanxi, vecina de Gansu, ha experimentado una experiencia similar. La misma relató una visita de seguimiento llevada a cabo por miembros de la policía local, quienes le dijeron: “Los miembros de la IDT son considerados delincuentes políticos. Incluso si mueren, su archivo seguirá existiendo durante 20 años más. En el futuro, sus descendientes no serán elegibles para exámenes de ingreso a academias militares, reclutamiento de pilotos o funcionarios públicos”. La policía también amenazó el futuro de su familia para coaccionar e incitar a su esposo e hijos a vigilarla de manera estricta.
Desde entonces, según lo solicitado por la policía, su familia ni siquiera la deja salir a dar un paseo casual, ni le permiten tener contacto con otros miembros de la Iglesia. «Lo que es malicioso sobre el PCCh es que utilizaron la política de ‘culpa por asociación’ para convertir a mi familia en su herramienta de vigilancia. Mi vida bajo ‘arresto domiciliario’ no solo me ha hecho perder mi libertad sino que, además, ha hecho que la relación con mi familia sea cada vez más tensa».
Prohibido viajar al extranjero
Tras ser liberada de la cárcel, una miembro de la IDT procedente de la ciudad de Xining, en la provincia china noroccidental de Qinghai, ha sido continua y estrictamente vigilada por la policía y por funcionarios de la aldea.
«Durante seis años, la policía ha venido constantemente a mi casa para realizar ‘visitas de seguimiento’, lo que ha tenido un grave impacto en mi vida. Todos en la aldea hablan de mí, lo que me hace sentir muy deprimida», se quejó la mujer. La misma afirmó que también está sujeta a vigilancia a largo plazo, lo que imposibilita que pueda ponerse en contacto con correligionarios, y mucho menos participar en actividades de la Iglesia. Su libertad de creencia le ha sido completamente arrebatada.
Sus viajes también han sido restringidos. A fines de 2017, su hijo planeaba llevarla a un viaje al extranjero, pero cuando intentaban comprar boletos, fueron rechazados. El empleado le dijo que su nombre había sido colocado en una «lista negra», prohibiéndole salir del país.
Un cristiano que tuvo que esconderse para escapar del estricto control del PCCh le dijo a Bitter Winter: «A pesar de que estoy fuera de la cárcel, las ‘visitas de seguimiento’ y el monitoreo del PCCh nunca cesan. Este tipo de vida es como estar ‘encarcelado fuera de la cárcel’. No tengo ningún tipo de libertad».