Cuarenta y cinco sacerdotes de la Diócesis de Zhangjiakou se vieron obligados a someterse a «clases de conversión ideológica» para que se unieran a la Iglesia Patriótica.
Yang Xiangwen
El 21 de mayo, el Gobierno de la ciudad de Zhangjiakou en la provincia norteña de Hebei convocó a 45 sacerdotes católicos para una reunión de adoctrinamiento, organizada para obligarlos a unirse a la Asociación Patriótica Católica China (APCC) controlada por el Gobierno.
Según un sacerdote que solicitó permanecer en el anonimato, se encontraban reunidos en un hotel, donde personal asignado por el Gobierno montaba guardia en el exterior y nadie podía entrar ni salir a voluntad. Una gran cantidad de personal se hallaba presente en el lugar para llevar a cabo actividades de adoctrinamiento en grupo y charlas individuales con cada uno de los sacerdotes.
Tras el acuerdo del Vaticano y China del 2018, la Santa Sede y el Partido Comunista Chino (PCCh) reconocieron de facto su autoridad mutua, el primero dando por sentado el surgimiento de una «nueva» Iglesia, leal tanto al papa como al Gobierno, mientras que el segundo interpreta el acuerdo en el sentido de que todos deberían unirse a la Iglesia Patriótica Católica China. Para asegurarse de ello, las autoridades continúan hostigando al clero que se niega a hacerlo.
«Utilizaron el acuerdo firmado entre el Vaticano y China para presionarnos, implicando que incluso el papa ha acordado que las iglesias oficiales y clandestinas deberían estar unificadas. Nos dijeron que, si no nos unimos a la APCC, estamos desobedeciendo al papa. Ese no es el caso en absoluto», le dijo el sacerdote a Bitter Winter. «La razón por la que el papa pidió que las dos iglesias se unieran fue para una mejor evangelización, pero el Gobierno está utilizando el acuerdo como una excusa para hacer que estos obispos y sacerdotes no patrióticos juren lealtad al liderazgo del Partido Comunista y se adhieran al principio de una iglesia independiente, autónoma y autogestionada. Esto es absolutamente inaceptable para los obispos y sacerdotes con conciencia».
Según lo informado por UCANews, en un reciente documento enviado por el Vaticano a la Diócesis de Fuzhou, las negociaciones sobre si todos los sacerdotes deben ser obligados a unirse a la APCC siguen en curso. La Santa Sede se opone a la idea de que los funcionarios del Gobierno local presionen a las iglesias y a las parroquias bajo su jurisdicción a unirse a la organización controlada por el Gobierno. Tales medidas podrían hacer descarrilar las negociaciones en curso, según se informó, advirtió el Vaticano.
«El Gobierno también exigió que izáramos la bandera nacional y cantáramos el himno nacional y canciones patrióticas en la iglesia. Esto se implementará en las iglesias de todo el país», agregó el sacerdote con suma impotencia. También mencionó que algunos sacerdotes que se negaron a comprometerse con el Gobierno se han visto obligados a regresar a sus ciudades de origen y realizar otros trabajos, mientras las autoridades continúan acosándolos, exigiendo que escriban una «declaración de garantía» en la que afirmen que no son sacerdotes.
«En realidad, así es como el Gobierno nos está presionando para que traicionemos a Dios», continuó el sacerdote. «El 13 de octubre, el padre Su Guipeng de la Parroquia de Shadifang fue puesto bajo arresto domiciliario por negarse a unirse a la APCC y fue mantenido allí durante más de dos meses. Posteriormente, fue expulsado y obligado a regresar a su ciudad natal. En esta ocasión, el Gobierno también lo convocó a la clase de adoctrinamiento».
Incluso cuando los sacerdotes aceptan unirse a la APCC tras ser continuamente presionados, los funcionarios gubernamentales los obligan a asistir a reuniones de adoctrinamiento, utilizando diversos pretextos, tales como la insuficiente capacitación clerical.
«El PCCh está sometiendo a estos sacerdotes a un profundo adoctrinamiento para hacerlos completamente ‘partidarios'», afirmó el sacerdote. Añadió que los eventos de transformación ideológica son organizados en todos los niveles del Gobierno, para asegurarse de que todos los sacerdotes sean totalmente transformados.
A pesar de la fuerte presión, los sacerdotes en China continúan resistiéndose y las autoridades los castigan. Bitter Winter habló con un sacerdote de la Diócesis de Yantai en la provincia oriental de Shandong, a quien a fines de abril se le exigió que se uniera a la APCC. Se le exigió que firmara una declaración de compromiso, según la cual debía asegurarse de que la cantidad de creyentes en su congregación no aumentara, no celebrara actividades religiosas a gran escala ni clases de capacitación religiosa; el mismo debería recoger la información de identificación de los creyentes y enviarla a la Agencia de Asuntos Religiosos cada seis meses, junto con otros detalles relacionados con actividades religiosas.
El sacerdote se negó a unirse a la APCC. Como consecuencia de ello, algunos de los lugares de reunión de los que era responsable fueron ocupados por la APCC y otros se vieron obligados a cerrar.
Si bien las autoridades y los medios de comunicación del Vaticano han negado recientemente la existencia en China de una Iglesia Clandestina separada de la Iglesia Patriótica, algunas voces disidentes piensan lo contrario.
«La persecución del catolicismo clandestino en China continuará intensificándose. Testimoniando a Dios, esta persecución no se detendrá hasta llegar al punto de una matanza» afirmó un católico perteneciente a la Diócesis de Yantai.