El creciente aplastamiento de las tradiciones culturales y religiosas de este grupo étnico por parte del PCCh (Partido Comunista Chino) los deja con la sensación de que se avecina una crisis inminente, similar a lo que ocurre en Sinkiang.
Cai Congxin
Aunque durante varios años han sido aclamados como “los buenos musulmanes de China”, los miembros de la minoría étnica hui están siendo testigos de la represión creciente por parte de las autoridades a lo largo del país. La antigua narrativa que distingue entre los uigures y los musulmanes fuera de Sinkiang se está abandonando gradualmente y la nueva política parece estar dirigida a todos los musulmanes. Bitter Winter visitó algunas provincias que tienen altos índices de poblaciones hui para investigar la situación.
Se les prohíbe orar en casa
En el mes de marzo, a los musulmanes hui en la prefectura de Huangshi en la provincia central de Hubei se les notificó que no podían organizar el Jumu’ah –que también se conoce como la oración de los viernes u oración congregacional, que llevan a cabo los musulmanes todos los viernes, justo después del medio día– en privado en casa.
“Como descubrieron que algunos musulmanes estaban llevando a cabo el Jumu’ah de forma privada en casa, el equipo central de inspección convocó a una reunión de las personas a cargo de las mezquitas para notificarles que las oraciones del viernes sólo podían llevarse a cabo en las mezquitas. Si se descubre que las están realizando en casa, las consecuencias serán nefastas”, dijo un musulmán de la localidad. “La única mezquita en los alrededores se encuentra a decenas de kilómetros de distancia. ¿No nos están haciendo las cosas difíciles?”.
En mayo, la policía acudió a advertirle a un musulmán que dirige un restaurante de comida china en la prefectura que no llevara a cabo el Jumu’ah con su familia. “Dijeron que el control es muy riguroso ahora. Si hay una reunión de tres o más personas, se considera ilegal”, recordó el hombre en relación con su interacción con los oficiales de policía.
Presionados por el Gobierno, los musulmanes tuvieron que acatar las disposiciones. “Las personas no se atreven a llevar a cabo el Jumu’ah con su familia. Como musulmanes, ¿cómo podríamos no llevar a cabo el Jumu’ah? Esta es nuestra fe. El Gobierno ha llegado demasiado lejos”, continuó el propietario del restaurante de comida china.
Y las restricciones sobre otras actividades religiosas se están volviendo cada vez más estrictas, reprimiendo las tradiciones y costumbres del pueblo hui. En julio del año pasado, el departamento local de asuntos religiosos prohibió a una mezquita en la ciudad de Dalian en la provincia nororiental de Liaoning que realizara su actividad anual de intercambio estudiantil fuera de la ciudad aduciendo que había demasiadas personas, lo cual podría provocar un disturbio.
“No nos atrevemos a ponernos gorros blancos”
“Cuando salimos a la calle portando gorros blancos o gorras de oración, que tradicionalmente visten los hombres hui, a menudo se nos cuestiona o se nos multa sin razón alguna. Particularmente en lugares como la estación de trenes, la policía realiza a menudo inspecciones de nuestras identificaciones personales para verificar si tenemos antecedentes penales. No nos atrevemos a portarlos en lugares públicos”, dijo a Bitter Winter el propietario de la etnia hui de un restaurante que se encuentra en la provincia norteña de Hebei. “Todavía no es como en Sinkiang, donde todos aquellos que son descubiertos portando un gorro blanco o con barba larga son arrestados. Sin embargo, parece que estamos siendo reprimidos en todos los aspectos. Los procedimientos de aprobación para las tiendas hui también son extremadamente estrictos. Si no se quitan los símbolos árabes de las vallas publicitarias, se impondrá una multa de 20 000 yuanes (aproximadamente 2900 dólares)”.
Se están eliminando los símbolos islámicos
La campaña para eliminar los símbolos árabes que el propietario hui del restaurante mencionó ya está ampliamente en marcha en Hebei y en otras provincias. De acuerdo con algunos datos, desde fines de abril hasta mediados de mayo, los símbolos árabes relacionados con lo halal fueron quitados de las vallas publicitarias de alrededor de 162 restaurantes y tiendas en la ciudad de Langfang de Hebei.
En la ciudad de Baoding de Hebei, se han quitado los símbolos árabes de alrededor de 280 tiendas. En algunos restaurantes, las escrituras que cuelgan de las paredes han sido desmontadas y los símbolos halal han sido quitados de menús y hornos.
A medida que se lleva a cabo esta campaña de desmantelamiento forzado a gran escala, está esparciéndose una sensación de intranquilidad entre el pueblo hui. Esto resultó evidente incluso a partir de la manera cautelosa en la que algunas personas entrevistadas respondieron las preguntas hechas por Bitter Winter.
“Simplemente sospecho que usted es un inspector del Gobierno”, contestó un residente hui cuando se le hizo una pregunta. “Tengo miedo de que me vaya a acusar. ¿Pertenece usted al Departamento de Asuntos Civiles?”.
Algunos huis de la localidad dijeron que el Gobierno a menudo envía equipos anónimos de inspección para investigar sus prácticas religiosas, lo cual hace de ellos uno de los principales objetivos de la vigilancia gubernamental. Si se descuidan un poco, traerán el desastre sobre sí mismos.
“Todos somos musulmanes. Tarde o temprano, nos pondrán en una situación como la que prevalece en Sinkiang. ¿Acaso no se ha comenzado ya a desmantelar los símbolos? Los símbolos árabes que se encuentran en los paquetes de comida también han sido reemplazados. Al Gobierno no le importa las pérdidas financieras que tengamos”, dijo un hombre de la etnia hui, expresando abiertamente su angustia por la situación.
“No es algo tan sencillo como simplemente quitar símbolos. Por ejemplo, ¿por qué debería izarse la bandera nacional en las mezquitas? No basta con hacer sólo eso: los oficiales siguen diciendo que el amor al país es más grande que cualquier otra cosa. El Gobierno quiere que estas cosas penetren en lo profundo del corazón de los musulmanes. Esa es una señal de peligro”, concluyó el hombre.
Arrestado 20 minutos después de reenviar un mensaje
La vigilancia en línea también es una de las formas importantes en las que el Gobierno monitorea al pueblo hui. Un hombre de Hebei reenvió despreocupadamente una publicación desde su cuenta de WeChat, donde se mencionaba que el Gobierno no permite que las personas crean en el islam. Al cabo de 20 minutos, unos oficiales lo sujetaron y se lo llevaron por la fuerza, diciendo que su mensaje infringía la ley. El hombre fue mantenido en una estación de policía durante dos noches.
“Fui afortunado esta vez porque un amigo me ayudó”, explicó el hombre. “De otra forma, mi caso habría sido grave. Si esto hubiera ocurrido en Sinkiang, no habría salido. El Estado es extremadamente duro a la hora de controlar a las minorías étnicas en nuestra provincia a través del monitoreo y localización de nuestros teléfonos móviles. Sin importar a dónde vayamos, la policía siempre lo sabe. Tengo que ser cuidadoso cuando hablo por teléfono ahora. Si digo algo equivocado, podría llevar a una catástrofe en cualquier momento”.