Unidad, cooperación y red fueron las tres palabras clave de un extraordinario evento llevado a cabo en Washington D. C., por la élite de la diáspora perseguida en Sinkiang.
Marco Respinti
Probablemente y posiblemente la mejor conferencia internacional sobre la persecución del pueblo uigur a manos del Partido Comunista Chino (PCCh). Esto fue lo que el evento titulado Enfrentando las atrocidades en China: respuesta mundial a la crisis uigur, celebrado del 6 al 7 de junio en la Escuela de Asuntos Internacionales Elliott de la Universidad George Washington (GWU) en Washington D. C., fue, por no menos de cinco razones.
En primer lugar, por el hecho de haber sido organizado y patrocinado por los más importantes grupos en defensa de la diáspora uigur en Occidente, a saber, el World Uyghur Congress (Congreso Mundial Uigur, WUC), con sede en Múnich, Alemania, el Uyghur Human Rights Project (Proyecto de Derechos Humanos para los Uigures, UHRP) y la Uyghur American Association (Asociación Estadounidense de Uigures, UAA), ambas con sede en Washington D. C., así como también por el Central Asia Program (Programa de Asia Central) en la GWU, y por haber contado con el apoyo financiero de la Fundación Nacional para la Democracia, siendo la misma una organización estadounidense sin fines de lucro, financiada principalmente a través del Congreso de los Estados Unidos.
En segundo lugar, debido a la cantidad, variedad y calidad de los oradores.
En tercer lugar, debido a la variedad de los temas debatidos y a la amplitud de la información y de los conocimientos presentados.
En cuarto lugar, debido a la elección del momento oportuno, en medio de lo que en la actualidad se conoce comúnmente como la «crisis uigur», dando como consecuencia una atención razonable, si no ideal, por parte de medios de comunicación y de políticos, especialmente en los Estados Unidos. Y esto nos lleva a la razón final: la ubicación.
Por otra parte, la dificultad generada por una conferencia de este tipo y su alcance, al menos para el cronista, es la de llegar a un punto de síntesis satisfactorio en lo que respecta a la presentación de todos los argumentos expuestos y a la representación equitativa de todas las aportaciones realizadas por los oradores. Pasaré a separarlos por medio de sesiones y discursos, a fin de nuclear y poner de relieve la columna vertebral y la razón de ser de todo el evento. De hecho, la columna vertebral es en realidad un esqueleto articulado formado por cuatro pilares de apoyo: las pruebas de la existencia de una estructura de campos de detención para los uigures y su enormidad, contra la imprudente y, a fin de cuentas, ridícula negación del PCCh; la naturaleza genocida de la represión llevada a cabo por el PCCh contra el pueblo uigur; el silencio de la gran mayor parte del mundo islámico ante el trágico intento de aniquilar a la población musulmana, incluso el apoyo positivo a la política del PCCh en Sinkiang (región a la que los uigures prefieren llamar Turquestán Oriental) por parte de algunos Estados islámicos; y la evaluación racional de lo que la diáspora uigur ha logrado hasta ahora al despertar la atención internacional en forma de la pregunta: «¿A partir de aquí, a dónde vamos?».
Académicos y testimonios
Muchos fueron los oradores. Entre ellos el académico alemán Dr. Adrian Zenz, de la European School of Culture and Theology (Escuela Europea de Cultura y Teología de Korntal, Alemania), el Dr. Sean Roberts, director del International Development Studies Program (Programa de Estudios para el Desarrollo Internacional) de la Escuela de Asuntos Internacionales Elliott de la GWU (sus comentarios sobre los falsos mitos y las verdaderas realidades de la cuestión del «terrorismo uigur» fueron atractivos y oportunos); el Dr. Timothy A. Grose, Profesor Adjunto de Estudios sobre China en el Instituto de Tecnología Rose-Hulman en Terre Haute, Indiana; Nury Turkel, abogado, Presidente de la Junta Directiva de la UHRP; el Sr. Gianni Tognoni, Secretario General del Tribunal Permanente de los Pueblos en Roma, Italia; el Dr. Michael Polak, abogado de Church Court Chambers en Londres, Inglaterra; el Sr. Kyle Matthews, Director Ejecutivo del Montreal Institute for Genocide and Human Rights Studies (Instituto Montreal de Estudios sobre Genocidio y Derechos Humanos) de la Universidad de Concordia, en Canadá; la Dra. Sophie Richardson, Directora de Human Rights Watch en China; la Sra. Lucia Parrucci, Coordinadora de Defensoría y Capacitación de la UNPO; Annie Boyajian, directora de defensoría en Freedom House; el Sr. Francisco Bencosme, gerente de defensoría para Asia y el Pacífico de Amnistía Internacional Estados Unidos; y Lea Perekrests, Directora Adjunta de Human Rights Without Frontier (Derechos Humanos sin Fronteras, HRWF), con sede en Bruselas (el fundador y director de HRWF, Willy Fautré, también se desempeña como editor asociado de Bitter Winter).
El Sr. Darren Byler, profesor del Departamento de Antropología de la Universidad de Washington, en Seattle, Washington, habló sobre la necesidad de solidaridad mutua entre los diferentes grupos perseguidos, citando explícitamente el trabajo realizado por Bitter Winter y el reverendo Bob Fu, uno de los cristianos chinos más famosos de la diáspora, presidente de ChinaAid, quien pronunció un discurso poderoso y conmovedor, en primer lugar, como chino de etnia han, pidiendo de todo corazón perdón por la persecución de uigures en manos de sus compatriotas de etnia han, y en segundo lugar, haciendo un llamamiento a la unidad entre todos los diferentes grupos, así como también entre las religiones y las iglesias consternados por la persecución.
Particularmente conmovedor fue el testimonio personal de los testigos directos de la persecución: el Sr. Dolkun Isa, presidente del WUC y vicepresidente de la Organización de Naciones y Pueblos No Representados (UNPO) emplazada en Bruselas, Bélgica; el Sr. Ferkat Jawdat y la Sra. Mihrigul Tursun, quienes aportaron sus asombrosos y a veces trágicos relatos; y el Sr. Wu’er Kaixi, uno de los líderes estudiantiles más influyentes en lo que se conoció como el Movimiento Estudiantil de Tiananmén, quien recordó sus días como segundo en la lista de las 21 personas más buscadas de China tras la Masacre de la Plaza de Tiananmén del 4 de junio de 1989: su apasionada reunión con el primer ministro chino, Li Peng, antes de la represión fue vista por televisión en China y en todo el mundo.
Las autoridades
Antes de la conferencia, en la mañana del día 6, se llevó a cabo una ceremonia inaugural en el Centro de Visitantes del Capitolio de los EE. UU. El hecho de presenciar el febril trabajo de preparación le da un sentido de veracidad a un acontecimiento como éste. También fue emocionante ver a los uigures musulmanes, con reverencia y admiración fijar a la pared, frente a la bandera de Turquestán Oriental, la de Estados Unidos, justo antes de que se tocaran los himnos nacionales de los dos pueblos.
Entre los que hablaron en la ceremonia estuvieron el Sr. Sam Brownback, Embajador Plenipotenciario de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional; el Congresista James P. McGovern (D-MA), Presidente de la National-Executive Commission on China (Comisión Ejecutiva del Congreso sobre China, CECC); el Congresista Bradley J. Sherman (D-CA), quien, en agosto de 2010, introdujo una legislación con el objetivo de rescindir el estatus de Nación Más Favorecida de China y recientemente instó a la administración estadounidense a tomar una línea más dura con respecto a China al imponer sanciones selectivas a los funcionarios chinos responsables de abusos contra los derechos humanos del pueblo uigur; y el Congresista Christopher H. Smith (R-NJ), Vicepresidente de la CECC, quien fue el primero en este evento de dos días de duración en calificar de genocidio a la represión de los uigures en Sinkiang. El Senador Marco Rubio (R-FL), Copresidente de la CECC, se dirigió a los que se hallaban reunidos a través de un mensaje en video.
Bitter Winter estuvo presente en la conferencia, quien suscribe participó en el panel de Enfoque de los Medios de Comunicación. Durante la conferencia, nuestra revista fue citada de manera pública y privada en varias ocasiones por diferentes panelistas debido a su servicio a la verdad al documentar, a menudo de formas sin precedentes, las atrocidades cometidas por el régimen chino. El hecho de que entre los asistentes a la conferencia también se encontrara el Sr. David Kilgour, un ciudadano canadiense, exministro del Gabinete y famoso activista en defensa de los derechos humanos, quien utilizó palabras entusiastas para describir nuestro trabajo, es alentador y sumamente valioso.