En medio de redadas y medidas represivas, el clero y las congregaciones de lo que solía ser la Iglesia Católica Clandestina continúan resistiéndose a ser gobernados por el Estado.
por An Xin
La Arquidiócesis de Fuzhou, en la provincia suroriental de Fujian, continúa siendo severamente perseguida, mientras el equipo central de inspección de trabajo religioso realiza investigaciones. Para poner las cosas en orden antes de la visita de sus superiores, las autoridades locales de la capital de la provincia, Fuzhou, llevaron a cabo una serie de operaciones represivas contra las iglesias y lugares de reunión que se negaban a unirse a la Asociación Patriótica Católica China (APCC) y su clero.
Desde la firma del acuerdo entre el Vaticano y China del 2018, el Partido Comunista Chino (PCCh) interpretó el acuerdo en el sentido de que todos los sacerdotes de la Iglesia Clandestina deben unirse a la APCC, y persigue a los que se niegan a hacerlo. De acuerdo con las nuevas directrices del Vaticano, emitidas el 28 de junio, el clero que una vez perteneció a la Iglesia Clandestina puede unirse a la APCC, pero la Santa Sede no los obliga a hacerlo. Muchos todavía se niegan a volverse patrióticos, eligiendo la vida de los objetores de conciencia.
Iglesia saqueada por negarse a obedecer
El 19 de mayo, un lugar de reunión católico situado en el noveno piso de un edificio emplazado en el área de Dongjiekou de la ciudad de Fuzhou fue tomado, ya que el subdirector del distrito de Gulou de la ciudad llevó a más de 100 miembros del personal al sitio. Todos los que llegaron al lugar en ese momento fueron interceptados, interrogados y fotografiados. Los funcionarios afirmaron que debido a que el lugar no formaba parte de la APCC, no estaba aprobado, y los miembros de la congregación deberían unirse a la misma si deseaban continuar practicando su fe.
Cinco días después, más de 20 miembros del personal fueron enviados al lugar de reunión para demoler algunos muros porque las autoridades afirmaron que estaban obstruyendo el paso de la escalera de incendios. Las puertas, partes del techo, armarios de pared y las paredes de la suite donde residían las monjas fueron destruidos.
Oficiales de gestión urbana que se hallaban en el lugar donde sucedieron los hechos supervisaron la demolición y tomaron fotografías del proceso, afirmando que las mismas serían enviadas al Departamento de Trabajo del Frente Unido y a la Agencia de Asuntos Religiosos como parte de su informe de demolición.
El otrora limpio y ordenado lugar de reunión ha quedado hecho un completo desastre. Los sorprendidos creyentes no sabían qué hacer: algunos oraban, mientras que otros lloraban de tristeza.
«Los mismos afirmaron que el lugar no había sido aprobado y, por lo tanto, era ilegal, exigiéndonos ir a la iglesia de Ximen pertenecientes a la APCC. La razón para no permitir que el sacerdote celebre misa es que quieren controlar nuestra iglesia», afirmó uno de los feligreses.
Desde entonces, todos los domingos, la policía y agentes de civil vigilan la entrada del edificio donde se hallaba situado el lugar de reunión, impidiendo que los creyentes celebren reuniones. En la actualidad, más de 1000 miembros de la congregación se reúnen en grupos más pequeños; para evitar ser monitoreados a través de teléfonos móviles, los feligreses se notifican entre sí en persona, en el último momento posible, sobre la hora y el lugar de la próxima reunión.
«La doctrina de la APCC es completamente diferente a la nuestra. Una vez que nos unamos a ella, el Gobierno habrá logrado su objetivo. Luego de ello, no habrá forma de negociar. ¡Nunca debemos unirnos!», afirmó el feligrés.
Funcionarios locales obligados a recopilar información sobre las iglesias
Para atender las inspecciones del Gobierno central, las autoridades del condado de Pingtan, bajo la administración de Fuzhou, les ordenaron a los agentes de comunicación de trabajo religioso de cada aldea que presentaran informes sobre las iglesias católicas que no se habían unido a la APCC, sus sacerdotes y las personas a cargo. Amenazados con sanciones, los oficiales estaban ansiosos de recolectar tanta información como fuera posible, razón por la cual algunos de ellos incluso se colaron secretamente en iglesias para obtenerla.
Un feligrés en el condado le dijo a Bitter Winter que, en la noche del 1.ro de junio, personal del comité vecinal se presentó en una de las iglesias emplazadas en el área y tomó fotos de la misa en progreso, las cuales posteriormente fueron enviadas a la estación de policía local. Los funcionarios se enteraron de la misa a pesar de que las ventanas estaban cubiertas con cortinas oscuras, y los miembros de la congregación estaban muy callados.
Tan pronto como terminó la misa, aproximadamente una docena de funcionarios y oficiales de policía interceptaron al sacerdote. El secretario del comité le ordenó que cerrara el lugar. «No hay nada que el Gobierno desee hacer que no pueda hacerlo. La demolición y reubicación forzosas no son una tarea sencilla, pero ya se han hecho. Si no están de acuerdo, tomaremos las medidas que deseemos», amenazó el secretario.
Al día siguiente, otro lugar de reunión católico emplazado en el condado fue allanado. «Todos los lugares de reunión que no forman parte de la APCC en el condado han dejado de celebrar reuniones; ustedes son los únicos que no lo han hecho», afirmaron los funcionarios en el sitio. «Si continúan haciéndolo, ordenaremos a la Agencia de Aplicación de la Ley que derribe el lugar mañana». Y así, el lugar de reunión fue clausurado.
A medida que se intensifica la campaña para clausurar iglesias católicas no oficiales, el Gobierno de Fujian también está exigiéndole al clero que firme declaraciones de compromiso, tal y como ha informado AsiaNews. El requisito incluye la promesa de trabajar continuamente contra la infiltración extranjera y apoyar la prohibición de que menores asistan a la iglesia y reciban educación religiosa, así como también la promesa de no evangelizar sin los permisos estatales pertinentes.