La propaganda comunista hace eco desde el interior de los templos a medida que los lugares de adoración se están convirtiendo en centros de adoctrinamiento del partido. Los abades apoyados por el Partido Comunista Chino (PCCh) sirven de ejemplo.
por Zhou Xiaolu
La aplastante política de “sinificación” está oprimiendo incluso a las religiones que el Gobierno chino generalmente ha visto como parte de la cultura tradicional del país. Las deidades budistas han sido reemplazadas con banderas nacionales, con retratos y estatuas de Mao Zedong y con carteles propagandísticos, al mismo tiempo que la ideología y las políticas del PCCh han reemplazado a las enseñanzas y cantos budistas.
Tal parece que la saturación política de la religión está apoyada por los líderes budistas aprobados por el Gobierno. “El informe del XIX Congreso Nacional son las escrituras budistas contemporáneas”, proclamó a finales de 2017 Shi Yinshun, vicepresidente de la Asociación Budista China. “Lo he copiado a mano tres veces y estoy planeando copiarlo otras diez veces más”.
¿Por qué el budismo? Hablemos de política
El 19 de mayo de este año, en un templo budista de la ciudad de Hanzhong de la provincia noroccidental de Shaanxi, un abad ordenó a la congregación de alrededor de 60 creyentes que fueran “políticamente confiables, que siguieran al Partido y que promovieran las políticas del mismo”. “Todos los creyentes deben amar a su país además de a su religión. Todos debemos contribuir a lograr las metas establecidas por el XIX Congreso Nacional del PCCh y el Sueño Chino del secretario general Xi Jinping. Debemos estudiar duro y leer las noticias más seguido”, predicó el abad a los creyentes que estaban reunidos.
De acuerdo con un creyente del templo, según las políticas religiosas de China que cada vez son más restrictivas, los días 1 y 15 de cada mes lunar –los dos días en los que los peregrinos generalmente van a orar– el abad ya no habla sobre budismo. En su lugar, difunde el mensaje del PCCh y da sermones a los peregrinos sobre las políticas del Estado y promueve el espíritu del XIX Congreso Nacional del Partido.
“Hoy en día, la supervivencia de un templo depende principalmente de si los abades y monjes pueden promover con eficacia las políticas del Estado. La opinión del Gobierno es que, si no pueden hacerlo, la existencia del templo no tiene valor ni significado”, comentó con franqueza el creyente acerca de la situación actual de los budistas en China.
Un monje de Quanzhou, una ciudad de nivel prefectura en la provincia suroriental de Fujian, apoya este sentimiento: él piensa que el Gobierno tiene como objetivo usar los templos para promover los “valores socialistas fundamentales”, al igual que las leyes y los reglamentos. Sus palabras están apoyadas por un gran número de actividades que organizan los templos budistas, las cuales no tienen nada que ver con la religión. Por ejemplo, el 13 de mayo, el templo de Jieguanting en Quanzhou abrió una exhibición fotográfica sobre la cultura y los valores socialistas fundamentales.
El monje agregó que, en la actualidad, los budistas que han dejado su hogar para convertirse en monjes o monjas ya no podían simplemente recitar las escrituras y exaltar las virtudes del budismo: también se les exige que estudien las leyes, reglamentos y documentos nacionales. De acuerdo con sus palabras, los abades ya no pueden dejar las instalaciones de los templos para llevar a cabo ceremonias y rituales sin pedir permiso al Departamento de Asuntos Étnicos y Religiosos. Si desobedecen, los templos serán cerrados.
Un templo antiguo es vuelto “más chino”
El templo de Shushan, ubicado en el poblado de Huwan del condado de Jinxi, en la provincia suroriental de Jiangxi, fue construido originalmente como un monasterio de la realeza por el emperador Xizong de Tang (862-888) en el primer año de la era Zhonghe (881-885) de la dinastía Tang (618-907). El templo ya había pasado por renovaciones importantes en 1981. Sin embargo, después de una remodelación reciente ordenada por el Gobierno, el templo apenas parece un lugar de adoración.
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De acuerdo con un budista de la localidad, a los fieles se les ha prohibido algunas prácticas –como pedir consejo al tomar palitos de la fortuna– en el templo desde el mes de abril. La Asociación Budista afirmó que la práctica constituye una “superstición feudal” y se llevó el vaso que se usa para los palillos, además de que amenazó con cerrar el templo si se descubría alguna violación. Los eslóganes de propaganda política se han colocado en todas las paredes del templo, destacando el control del PCCh sobre el budismo.
Un cartel del “Sistema de trabajo del jefe de información de sitios religiosos libres de Xie Jiao” se ha colocado en la pared en el área de recepción. Uno de los reglamentos exige que se informe de manera regular el estatus de las actividades religiosas al Gobierno del municipio y se están tomando medidas enérgicas en contra del personal que está fuera del poblado que lleva a cabo libremente actividades de predicación.
Los “Estándares para tener un templo armonioso” se exhiben en una de las paredes, y llaman a “apoyar el liderazgo del PCCh y el sistema socialista […] que guía al budismo chino a seguir activamente un sendero compatible con el socialismo”.
“El PCCh es materialista y ateo, así que persigue a las creencias religiosas”, dijo un monje del templo. “Gradualmente destruirá a las religiones. Primero, restringe el contenido de los sermones. Ahora, está obligando a los templos a promover la ideología y las políticas del partido. En otras palabras, están exigiendo que las religiones obedezcan a los líderes del partido sin cuestionarlos. En realidad, han convertido a las religiones en “fes comunistas”.