El Partido Comunista Chino (PCCh) continúa persiguiendo a los cristianos procedentes del extranjero bajo el pretexto de «resistir la infiltración religiosa extranjera».
por Li Mingxuan
Desde la adopción del “Plan para la campaña especial para la investigación y prosecución legal de las infiltraciones cristianas de Corea del Sur” el año pasado, las iglesias cristianas afiliadas a Corea del Sur han sido objeto de una dura represión: numerosos misioneros han sido arrestados y deportados, mientras que los que permanecen en China enfrentan una situación cada vez más difícil.
Policía: los extranjeros no pueden predicar en China
A fines de abril, un pastor surcoreano se encontraba capacitando a predicadores de iglesias domésticas en un hotel emplazado en la ciudad de Zibo, en la provincia oriental de Shandong. Tras un aviso a las autoridades, más de diez funcionarios pertenecientes a la Agencia de Asuntos Religiosos de la ciudad, a la Agencia de Seguridad Pública, y a otros departamentos allanaron la iglesia, y la policía detuvo al pastor.
Según un predicador chino que solicitó permanecer en el anonimato, durante el interrogatorio, los oficiales de policía le dijeron al pastor que era ilegal que los extranjeros predicaran en China. Solo los ciudadanos chinos que posean certificados pastorales emitidos por el Gobierno chino tienen permiso para hacerlo, afirmaron los oficiales. El pastor tuvo que pagar una multa y posteriormente fue deportado a Corea del Sur.
Otro lugar de reunión perteneciente a una iglesia doméstica que poseía vínculos con Corea del Sur también fue clausurado en el área.
Obligado a dejar de celebrar reuniones para evitar ser deportado
Otro misionero surcoreano estableció una iglesia en Shandong hace más de diez años. Además de sus actividades religiosas, también dirigía un negocio en China.
Debido a que los misioneros surcoreanos son inmediatamente deportados a su lugar de origen tras ser descubiertos por el PCCh, un predicador chino tuvo que hacerse cargo de la administración de la iglesia. Según él, el misionero surcoreano era extremadamente cauteloso cuando organizaba reuniones, las cuales no se celebraban en un lugar fijo por razones de seguridad. A fin de ocultar las verdaderas intenciones de las reuniones en caso de que el lugar sea visitado para efectuar una inspección no anunciada, y para que los funcionarios crean que el predicador los está vendiendo, en el lugar siempre se exhiben cosméticos, bolsas de cuero y otros artículos.
Luego de que miembros del personal del comité vecinal local acudieran a uno de los lugares de reunión pertenecientes a la iglesia preguntando si había algún extranjero presente, el predicador surcoreano dejó de celebrar reuniones para grandes congregaciones. En lugar de ello, comenzó a predicar en su oficina para pequeños grupos de surcoreanos.
Dado que la persecución religiosa se intensificó en Shandong tras la llegada de un equipo central de inspección, la Agencia de Asuntos Religiosos comenzó a presionar al predicador chino con preguntas sobre las conexiones de la iglesia con misioneros surcoreanos. Temeroso de ser perseguido y deportado, el predicador surcoreano se vio obligado a dejar de asistir a las reuniones.
Predicador presionado para entregar a colega coreano
La visita a China de un misionero surcoreano, quien hace más de una década había fundado una iglesia en la provincia sureña de Guangdong, fue interrumpida en el mes de mayo. El mismo se fue a Corea del Sur el mismo día que llegó, luego de que un predicador chino de su iglesia le advirtiera sobre la intensificación de las inspecciones llevadas a cabo por el PCCh.
El predicador chino ha estado a cargo de la administración de la iglesia durante mucho tiempo debido al frecuente hostigamiento y a los interrogatorios efectuados por el Gobierno local.
Desde el año pasado, funcionarios han estado interrogando reiteradamente al predicador acerca de los orígenes de su relación con el misionero coreano, exigiendo que se les proporcione su información de contacto. Oficiales de policía le mostraron una foto del misionero surcoreano y sus registros de entrada y salida a China, exigiéndole al predicador que confirmara que él era el fundador de la iglesia. Al predicador se le ordenó que dejara de celebrar reuniones y se lo obligó a firmar una «declaración de garantía», en la que prometía dejar de participar en actividades religiosas relacionadas con el extranjero, como una medida preventiva contra los «espías extranjeros que se infiltran en China, poniendo en peligro la seguridad nacional y filtrando secretos de Estado».
En el mes de mayo, la policía interrogó una vez más al predicador sobre el paradero del misionero y le ordenó cerrar el lugar de reunión.