El Gobierno ordena cambiar la apariencia de los templos, prohíbe las palabras religiosas y las ceremonias tradicionales. Algunos creyentes terminan bajo custodia policiaca.
por An Xin
Si bien la represión del Partido Comunista Chino (PCCh) hacia el cristianismo se ha desatado en el nombre de la “desoccidentalización” y la represión del islam como la lucha en contra del “terrorismo y el radicalismo”, no se ha proporcionado un razonamiento claro en lo referente a la persecución creciente del régimen hacia las religiones tradicionales de China: el budismo y el taoísmo. Por ahora, las represiones, muy probablemente, están bajo el objetivo general de eliminar todo lo relacionado con la religión en China.
La palabra “templo” no está permitida
Un residente de la ciudad de Dengfeng en la provincia central de Henán recientemente fue testigo de cómo el carácter chino que significa “templo” había desaparecido del nombre de la “Escuela de Artes Marciales del Templo Shaolín Tagou”, que es famosa a nivel local. El nombre de la escuela, que se encuentra en la parte posterior de los uniformes de los estudiantes, ha quedado cubierto con una tela roja o también con una bandera china. La indumentaria de reciente fabricación ya no tiene la palabra “templo” en el nombre de la escuela.
“El director y nuestro entrenador nos dijeron que lo cubriéramos. Si se descubriera que no lo hicimos, seríamos criticados”, explicó un estudiante. Las medidas se implementaron en mayo, después de que el Estado había dado a conocer los requisitos para eliminar todas las palabras relacionadas con la religión. Eso es lo que el entrenador de los estudiantes les dijo. “El Estado quiere eliminar por completo las creencias religiosas”, añadió el estudiante.
Los templos taoístas son pintados de gris
El templo de Shangyuan, un templo taoísta ubicado en el condado de Chenggu bajo la jurisdicción de la ciudad de Hanzhong en la provincia noroccidental de Shaanxi, alguna vez fue de color rojo brillante, pero ahora se ha tornado completamente gris.
El Gobierno dio dos razones para el requisito de cambio de color: en primer lugar, el templo era demasiado llamativo y “eclipsaba el protagonismo del Gobierno”. En segundo lugar, ya que el templo se reconstruyó en 2018 como una réplica del lugar original de adoración, la construcción no puede ser roja, sino que debe ser gris. Esto está alineado con las regulaciones que rigen las actuales medidas enérgicas en contra de la religión, explicaron los funcionarios.
“Si es llamativo y es fácil que la gente lo vea, muchas personas vendrán al templo. Las autoridades superiores nos exigieron que le cambiáramos el color. No hubo nada que pudiéramos hacer al respecto”, dijo un informante del Gobierno local.
El cambio de color no garantizó la seguridad para el templo: todavía podría ser demolido por la fuerza, advirtieron los funcionarios.
De acuerdo con residentes locales, varios templos taoístas han sido demolidos en los alrededores. “El poblado de Shangyuanguan debe su nombre a este templo taoísta. El templo se localiza a la entrada del poblado y forma parte de su imagen. Ahora es gris y no tiene vida; no se parece, en nada, a un templo taoísta”, se quejaron los residentes, diciendo que la decisión del Gobierno es irracional. Consideran que el templo ha sido repintado simplemente para restringir las creencias religiosas.
En la provincia costera suroriental de Fujian, el palacio de Wenchang y el templo de Longxing, ambos localizados cerca del Centro Deportivo Olímpico en la capital Fuzhou, así como el palacio de Sansheng y el templo de Zunwang en el distrito de Cangshan de la ciudad, también cambiaron de apariencia de acuerdo con los requisitos obligatorios del Gobierno.
El palacio de Wenchang y el templo de Longxing se construyeron originalmente durante la dinastía Ming (1368-1644) y tienen una historia que abarca medio milenio. Hace cinco años fueron reconstruidos en una nueva ubicación después de ser expropiados. El exterior de los nuevos templos apenas recuerda a los lugares taoístas.
“Parecen un almacén. No podemos alterar su apariencia ni siquiera un poco”, se quejó un creyente de la localidad. “Si cambiamos algo, el Departamento de Gestión Urbana vendrá tras nosotros. Los patrulleros también vienen a hacer inspecciones frecuentes para ver si hemos alterado la apariencia exterior y reportan cualquier cambio que descubren. Como personas ordinarias, no hay nada que podamos hacer, ¡sólo sufrir en silencio!”.
“Nadie se atreve a demandar al Gobierno. Si el Gobierno quiere hacerte pasar un mal rato, traerá una excavadora y tirará tu templo”, añadió otro taoísta local. “Cuando llegue el momento, incluso estos templos modificados desaparecerán. Somos miembros de la Asociación Taoísta, pero todavía nos reprimen de esta manera. El taoísmo es la religión de China, pero el Gobierno todavía no la permite”.
Taoístas en el templo de Zunwang se quejaron de que las autoridades no les permitieron mantener el estilo tradicional del templo y les exigieron pintarlo de gris, diciendo que era un asunto político. Ahora, las personas que no saben de su existencia no pueden distinguir que se trata de un templo. Además, está rodeado de árboles, así que es, prácticamente, invisible.
Cualquier reunión de creyentes es considerada como “actividad ilegal”
El pasado noviembre, un budista de la ciudad de Liaoyang en la provincia nororiental de Liaoning invitó a algunos compañeros creyentes a un restaurante para agradecerles su ayuda mientras estuvo en el hospital. Durante la comida, de repente, decenas de agentes de policía los rodearon, afirmando que estaban llevando a cabo una “reunión ilegal”. Al menos siete personas fueron arrestadas y sus hogares fueron registrados. Con base en los materiales relacionados con la fe encontrados durante los cateos, algunos de estos budistas fueron detenidos por periodos de tres a quince días.
En marzo, siete budistas en la provincia nororiental de Heilongjiang se vistieron con su atuendo tradicional chino de la etnia han para celebrar el nacimiento de Guanyin, la diosa de la misericordia. Danzaron frente a la tienda de un creyente budista y, luego, fueron a un río cercano a liberar peces cautivos, una tradicional ceremonia budista para mostrar compasión. Los transeúntes captaron sus actividades en videos que posteriormente fueron publicados en línea y el número de visualizaciones rápidamente se elevó a más de 7000.
Este asunto atrajo la atención de los funcionarios del Departamento de Asuntos Religiosos local y del Gobierno del condado, quienes afirmaron que los budistas estaban recibiendo demasiada atención, lo cual tenía un “impacto adverso” sobre la población. Como resultado, prohibieron a los budistas de la localidad llevar a cabo actividades religiosas similares en el futuro y les exigieron que quitaran los videos de internet.
“El control es muy riguroso ahora, justo como ocurrió durante la Revolución Cultural. Cualquiera que sea el crimen que digan que cometiste, automáticamente se te considera culpable. El Gobierno simplemente tiene miedo de que las multitudes se reúnan”, comentó un residente local.