Los Gobiernos provinciales y municipales están intensificando las purgas en contra de iglesias y templos para demostrar a sus superiores sus logros en la represión de la religión.
por Cai Congxin
Desde septiembre del año pasado, el Departamento de Trabajo del Frente Unido central (DTFU) ha estado ejecutando su primer programa nacional de supervisión, iniciado por el Comité Central del PCCh (Partido Comunista Chino) para verificar la implementación de las políticas religiosas en provincias y municipios a lo largo de China.
Durante la primera etapa de la iniciativa, llamada “autoinspección y corrección”, a las autoridades locales se les ordenó evaluar las medidas antirreligiosas que se están implementando bajo su jurisdicción y que presentaran un informe ante el DTFU. La segunda etapa se lanzó el 25 de octubre con equipos de funcionarios del Gobierno central desplegados en todo el país para examinar los resultados de la “autoinspección” e identificar las áreas que necesitan cambios para futuras políticas religiosas. Desde ese momento, para complacer a sus superiores del Gobierno central, las autoridades provinciales y municipales han estado sometiendo a los sitios religiosos y a los creyentes a una persecución sistemática y organizada.
En preparación para una nueva ronda de visitas por parte de los equipos de inspección del Gobierno central, planeada para este año, las autoridades locales están ahora redoblando esfuerzos para aplicar medidas enérgicas sobre los lugares de adoración.
De acuerdo con un documento, titulado Plan para dar la bienvenida a la segunda ronda de inspecciones religiosas por parte del Gobierno central emitido por una localidad en la provincia central de Hubei en el mes de abril, se ha lanzado un trabajo preparatorio previo a las visitas a través de la intensificación de la aplicación de medidas enérgicas sobre los sitios religiosos con base en la retroalimentación de las primeras inspecciones por parte del comité provincial. El edicto exige que todos los lugares de adoración que previamente pasaron inadvertidos y evitaron las investigaciones deben ser investigados y cerrados. El trabajo también incluye mayores medidas represoras sobre sitios de reunión cristianos privados, la erradicación de la religión de las escuelas y universidades, la represión de la “infiltración” cristiana extranjera y las publicaciones religiosas no oficiales.
A la espera de los equipos centrales de inspección, se han estado implementando a lo largo de la provincia actividades represoras similares. Dos sitios de reunión de iglesias domésticas en el distrito de Jiang’an de la ciudad de Wuhan fueron cerrados por la fuerza el 14 de abril y las autoridades saquearon sus bienes. Otra iglesia doméstica en el área también fue saqueada y cerrada después de que la policía desmanteló salvajemente la cruz y confiscó la caja de donativos, así como más de 100 biblias e himnarios.
En Huangshi, una ciudad de nivel prefectura en la parte suroriental de Hubei, múltiples templos budistas han sido clausurados y sus estatuas han sido quitadas como parte de esta operación para darle la bienvenida a las inspecciones del Gobierno central, lo cual ha dejado a los propietarios de los templos sin un lugar adonde ir.
“Las políticas son estrictas ahora. No es sólo tu templo el que está siendo cerrado; más de una decena de ellos han sido cerrados en toda la zona de desarrollo”, dijo un funcionario gubernamental mientras clausuraba el templo de Dongshan en la Zona de Desarrollo de Jinhai de Huangshi.
El 6 de junio, una decena de funcionarios de la villa acudieron al templo y lo cerraron, aduciendo que no contaba con licencia.
“Pagué más de 5000 yuanes (unos 750 dólares) a la Asociación Budista China para obtener una licencia. Incluso tengo el recibo. ¿Cómo es que pueden clausurar el templo?”, argumentó enérgicamente el propietario del templo.
También mostró un documento que probaba que se le había entregado la gestión del templo. No sirvió de nada, pues aun así los funcionarios ordenaron la remoción de la estatua de Bodhisattva y bloquearon la entrada al templo.
El 10 de mayo, casi 20 funcionarios del Departamento de Asuntos Religiosos de Huangshi y de la Oficina de Asuntos Étnicos y Religiosos fueron al templo de Zhujia en la ciudad y ordenaron al propietario que cerrara el templo y que quitara las estatuas budistas que se encontraban en su interior. El 15 de mayo el templo fue clausurado después de que los funcionarios le confiscaron las llaves al propietario.
El propietario pidió en repetidas ocasiones las llaves, pero sin éxito. “El Gobierno dijo que el templo es pequeño y no cuenta con licencia. No es que no solicitáramos una licencia. Llenamos una solicitud cuando se construyó el templo, pero el Gobierno no quiso procesarla”, explicó el propietario. “El PCCh dice que hay libertad religiosa, pero no permite a las personas creer en el budismo. ¡No hay libertad en absoluto!”.
Muchos otros templos en Huangshi —el templo de Guanyin y el templo de Zhenru; el templo de Shiti del condado de Xin; el templo de Baiyi y el templo de Jinfo; el templo de Guanyu del condado de Yangxin y el templo de Guiyuan— también han sido sujetos a distintos grados de persecución.