Aunque la Santa Sede ha exigido al PCCh que “respete” a quienes se niegan a unirse a la Asociación Patriótica Católica China, ellos siguen siendo hostigados y castigados.
por An Xin
El 28 de junio, el Vaticano emitió directrices pastorales relacionadas con el registro civil del clero en China. El documento establece que «la Santa Sede entiende y respeta la elección de aquellos que, en conciencia, deciden que no pueden registrarse [como miembros de la Asociación Patriótica] bajo las condiciones actuales”. Sin embargo, las autoridades en la ciudad de Fuzhou de la provincia suroriental de Fujian continúan intensificando su represión en contra de los objetores de conciencia que se niegan a unirse a la Asociación Patriótica Católica China (APCC), utilizando amenazas y promesas y afirmando (de manera inexacta) que el Vaticano ha pedido a todos los sacerdotes y obispos que se registren como miembros de la APCC.
Evidente provocación contra el Vaticano
El Departamento de Trabajo del Frente Unido en Fuzhou emitió un aviso en el mes de mayo donde exigía que los objetores de conciencia católicos solicitaran una “conversión de identidad”; es decir, que se unieran a la APCC teniendo como plazo el fin de mes. De acuerdo con el aviso, se estableció una fecha límite cada cinco días, del 15 al 30 de mayo, y el clero recibiría un trato diferente dependiendo de en qué momento enviaran su solicitud. Si alguien había hecho su solicitud después del 20 de mayo, no se le permitiría participar en ninguna actividad clerical; en el caso de aquellos miembros del clero que no presentaron su solicitud sino hasta el 30 de mayo, el Estado revocaría sus privilegios sacerdotales.
A finales de mayo, después de varias consultas, el obispo Lin Jiashan de la arquidiócesis de Fuzhou decidió permitir que todos los sacerdotes de su jurisdicción firmaran la solicitud después de que se revisaron partes de su contenido. Sin embargo, las autoridades se negaron a reconocer las firmas que estaban en el acuerdo revisado y siguieron ejerciendo presión sobre el clero para que firmara el acuerdo en su forma original.
De acuerdo con un creyente de la arquidiócesis de Fuzhou, en julio un sacerdote de la arquidiócesis fue convocado a una “discusión” por funcionarios gubernamentales y se le ordenó que firmara una solicitud para unirse a la APCC. El sacerdote dijo que sólo podía firmar el documento si no iba en contra de la doctrina católica. Los funcionarios trataron de engañarlo al prometerle el cargo de obispo en el futuro cercano. “Simplemente necesitas tomar la delantera y firmarlo”, lo presionaron los funcionarios.
El padre Guo Jinming, de la parroquia de Fuqing en Fuzhou también fue forzado a unirse a la APCC en julio después de que se le amenazó con arrestarlo, de acuerdo con un sacerdote que pidió permanecer en el anonimato. Las autoridades habían mantenido al padre Guo bajo vigilancia constante desde diciembre de 2015. En noviembre de ese año, fue detenido durante un mes después de que se suponía que se reuniría con el padre Yu Heping (1975-2015) de la diócesis de Ningxia para una conferencia nacional evangelista de cuatro días en la provincia de Liaoning. Antes de poder reunirse, el padre Yu Heping desapareció repentinamente y más tarde se supo que había muerto de manera misteriosa.
Las autoridades también cancelaron las actividades clericales de los sacerdotes y les prohibieron dar misa en cualquier iglesia de Fuqing hasta que todos se unieran a la APCC.
Un feligrés contó a Bitter Winter que incluso después de que el Vaticano dio a conocer sus más recientes directrices, el Gobierno chino continúa intimidando a los objetores de conciencia católicos para que se unan a la APCC. Contrario al texto de las directrices, los objetores de conciencia no son “respetados” en lo absoluto.
Los sitios de reunión clandestinos son cerrados frecuentemente
Las autoridades también están intensificando el cierre de sitios de reunión clandestinos, donde continúan reuniéndose aquellos que se negaron a registrarse como miembros de la APCC.
A principios de abril, el Gobierno cerró un sitio de reunión católico clandestino con el pretexto de que “la intersección es demasiado pequeña y el sitio de reunión obstruiría el tráfico”. El propietario del sitio fue amenazado con ser arrestado si se negaba a obedecer.
A finales de mayo, el sitio de reunión de Minye fue clausurado debido a que las autoridades afirmaron que estaba llevando a cabo “actividades religiosas ilegales” y que “violaba las leyes de construcción”.
El encargado del sitio de reunión de Fanchuanpu recibió la advertencia de que se le multaría con 30 000 a 200 000 yuanes (entre 4300 y 29 000 dólares) y sería arrestado si continuaba teniendo reuniones. El sitio de reunión fue cerrado por la fuerza.
A mediados de junio, las autoridades cerraron un sitio de reunión en el área residencial de Xiangmei tras afirmar que las reuniones en la iglesia afectarían el aprendizaje de los estudiantes en las escuelas cercanas.
“El Gobierno coacciona a los objetores de conciencia católicos para que se unan a la APCC. Si no obedecen, la situación resultante será todavía más severa. Cuando sea necesario, el PCCh (Partido Comunista Chino) utilizará la fuerza y nos amenazará. Necesitamos estar preparados para que nos arresten”, dijo un feligrés de la localidad.
Un sacerdote local estuvo de acuerdo con estos sentimientos y añadió que el objetivo del PCCh no es la unificación, sino la transformación. “Si firmamos que vamos a obedecer al Gobierno y al liderazgo de la APCC, entonces tendremos que hacer lo que ellos digan. Si accedes a que te engañen, al final sólo creerás en el catolicismo de dientes para afuera; de hecho, creerás en el Partido Comunista”.