El Parque Forestal de Wanshan emplazado en la provincia de Henán solía albergar 13 templos. Tras numerosas inspecciones gubernamentales, todos han sido sellados y los creyentes expulsados de los mismos.
por Xin Lu
Aparentemente, la determinación del PCCh de eliminar las creencias religiosas no es simplemente una cuestión de «seguir ciertas formalidades». Tras clausurar lugares religiosos, los funcionarios frecuentemente realizan inspecciones sin previo aviso para asegurarse de que estos sitios no vuelvan a ser utilizados.
En años anteriores, cada mes de febrero, los fieles acudían masivamente al Parque Forestal de Wanshan emplazado en la ciudad de Xingyang, en la provincia central de Henán. Pero este año, el parque se hallaba inusualmente desierto. Solo unos pocos templos han abierto sus puertas en secreto para recibir a los fieles que acudían a quemar incienso.
El Parque Forestal de Wanshan albergaba 13 templos –pertenecientes a las religiones budista y popular– de diferentes tamaños, y fue aclamado por los lugareños como un «sitio sagrado budista». En el mes de abril del año pasado, el Gobierno local clausuró todos los templos. Los nombres de los mismos fueron cubiertos, las estatuas religiosas fueron eliminadas, los quemadores de incienso fueron destruidos, y las placas de reconocimiento de donantes fueron destrozadas.
«Abrimos el templo en secreto y sacamos las cosas de a poco», afirmó la persona a cargo del templo. Luego de la clausura, la misma se sentía sin rumbo y sin saber qué hacer. Pero poder sacar las pertenencias del templo le proporcionó una sensación de satisfacción, e incluso sonreía un poco mientras hablaba.
De tanto en tanto, varias personas iban a tomar fotos frente a cada templo. Resultó que no se trataba de turistas que deambulaban por el lugar.
«¿No viste a esas personas que tomaban fotos hace un momento? ¡Los mismos son miembros del personal de la oficina del subdistrito de Suohe de la ciudad de Xingyang!”, afirmó la persona a cargo de uno de los templos, mientras él y otros creyentes de los templos circundantes repentinamente empacaban sus cosas, presas del pánico, y cerraban las puertas de los templos.
“El Gobierno prohíbe abrir templos y quemar incienso. ¡El que desobedezca será arrestado!”, afirmó la persona a cargo de otro templo con una mirada asustada.
Pocos días después de que fueran tomadas las fotos, varios funcionarios regresaron y sellaron los templos con tiras de papel, tomando fotos como prueba. La semana siguiente, funcionarios de la Agencia de Asuntos Religiosos local llevaron a cabo otras tres inspecciones sin previo aviso. Tomaron fotos de los templos e incluso miraron dentro de los mismos a través de sus ventanas para verificar si las estatuas que se hallaban situadas en el interior habían sido desmanteladas.
Para evitar que funcionarios pertenecientes a la Agencia de Asuntos Religiosos se acerquen a sus templos de manera inesperada, las personas a cargo de algunos templos han utilizado mallas de alambre y ramas de árboles para bloquear los caminos que conducen a los mismos, sabiendo muy bien que esto no ayudará mucho; solo para sentirse un poco más seguros.
«Las repetidas inspecciones inesperadas llevadas a cabo por el Gobierno nos han asustado», afirmó la persona a cargo de un templo. “En la actualidad, todos vivimos con miedo. Somos extremadamente cautelosos y no confiamos en nadie. Tememos que puedan ser funcionarios gubernamentales que están aquí para realizar una inspección inesperada».
Las personas a cargo de algunos templos habían dejado secretamente para ellos entradas ocultas a los templos. Uno de los mismos afirmó: “Este templo es mi hogar. Pase lo que pase, debo regresar a mi hogar».
Pero incluso un deseo tan pequeño como conservar el propio «hogar» pronto se hizo añicos. El Equipo de Supervisión de la Oficina de Operaciones Especiales de la oficina del subdistrito de Suohe de la ciudad de Xingyang emitió una notificación sobre los problemas descubiertos durante la inspección, exigiendo que las personas a cargo de los templos fueran expulsadas y que todas las puertas de los mismos fueran cerradas con candado. De esa manera, no hay posibilidad de que los templos sean reabiertos para que los fieles quemen incienso.
El método implementado por el Gobierno para expulsar a los propietarios de los templos es muy despiadado. Actualmente, las puertas y ventanas de la mayoría de los templos han sido bloqueadas con ladrillos y barro. Sin posibilidad de regresar, las personas a cargo de algunos templos se vieron obligados a partir para siempre.
En la actualidad, debido a que estos templos quedaron desatendidos durante mucho tiempo, sus patios están cubiertos de maleza, y los mismos han quedado desiertos, lo que hace que la gente suspire desesperada. Tal y como sucedió antes, la campaña gubernamental tendiente a eliminar por completo los templos ha salido victoriosa.
En la campaña masiva tendiente a clausurar lugares religiosos a lo largo del país, el Parque Forestal de Wanshan es solo un ejemplo. Los creyentes de aún más lugares de reunión pertenecientes a iglesias domésticas, a iglesias de las Tres Autonomías, y a sitios de la religión popular que han sido clausurados todavía están lidiando con el Gobierno. Algunos de ellos se quedaron sin ningún sitio a donde ir luego de que sus lugares de culto fueran clausurados de forma definitiva. La operación de «visitas de retorno» implementada por el Gobierno —que incluye todo tipo de inspecciones y patrullas, e incluso la utilización de sistemas de posicionamiento satelital, drones aéreos y otras herramientas y equipos de alta tecnología para clausurar lugares religiosos— aún sigue vigente.