Las autoridades en toda China están demoliendo los lugares de adoración en horarios extraños para evitar las protestas de los creyentes, quienes se quedan sin la oportunidad de expresar sus reclamos.
por Zhou Hua
Bitter Winter ha dado a conocer numerosos incidentes de templos budistas y taoístas demolidos contra los cuales las autoridades están aplicando medidas enérgicas utilizando una serie de pretextos. Los creyentes pierden sus lugares de adoración y también sufren pérdidas económicas considerables. Amenazados e intimidados por el PCCh (Partido Comunista Chino), no tienen otra opción más que sufrir en silencio.
Templo es demolido a pesar de las súplicas de los creyentes
El templo de Miaolian, un templo budista en Wu’an, una ciudad de nivel condado en la prefectura de Handan, en la provincia norteña de Hebei, fue destruido el 22 de mayo. El templo original tenía una historia que abarcaba más de 200 años. En 2015, los creyentes y monjes locales recaudaron dinero para reconstruirlo en el sitio donde se encontraba el antiguo templo. Desde entonces, el templo ha servido como un importante sitio de actividad religiosa para las personas de la localidad.
El Gobierno afirmó que el templo “no contaba con licencia” y “ocupaba tierras cultivables”. De acuerdo con residentes de la villa, el día de la demolición los funcionarios expulsaron del templo a todas las monjas y budistas laicos. En un intento por salvar sus lugares de adoración, los creyentes se arrodillaron y suplicaron a los funcionarios del Gobierno que tuvieran misericordia. “Esta es una política nacional”, dijo con arrogancia uno de los funcionarios. “¡El templo debe ser demolido! Es en vano que alguien trate de impedirlo”.
Una de las habitantes de la villa se negó a rendirse. Los funcionarios la amenazaron con que su hijo perdería su trabajo si continuaba obstruyendo su labor y se la llevaron a rastras del lugar. Otro aldeano fue arrestado por tratar de bloquear la demolición.
Después de un impase que duró hasta el anochecer, los funcionarios mintieron a los aldeanos diciéndoles que no demolerían el salón principal del templo y que sólo los salones laterales serían demolidos. A pesar de eso, ya que los aldeanos se habían dispersado el salón principal fue destruido durante la noche.
Furioso por la falsedad del Gobierno, un creyente comentó: “El Gobierno no sólo arrestó a las personas y demolió el templo, sino que, incluso, quería llevarse y vender las barras de acero de refuerzo que quedaron después de la demolición. ¡No son más que bandidos y ladrones!”.
Otro templo en Wu’an también fue demolido por la fuerza aduciendo que “ocupaba ilegalmente tierras cultivables”. Más de una docena de estatuas que estaban dentro del templo fueron destruidas.
“El templo fue reconstruido en el sitio donde se encontraba un antiguo templo. No ocupaba ninguna tierra cultivable en lo absoluto. Recibimos consentimiento por parte del Departamento de Tierras para reconstruir el templo, pero ahora el Gobierno está incriminándonos, diciendo que estamos ocupando ilegalmente tierra cultivable”, dijo con impotencia el propietario del templo. “¿Quién puede resistirse a las políticas del PCCh?”.
Templo taoísta es demolido en secreto muy temprano por la mañana
El 6 de junio, a las 4 de la mañana, más de 100 empleados de diversos departamentos gubernamentales, incluyendo el Departamento de Asuntos Religiosos y el Departamento de Seguridad Pública del condado, llevaron dos excavadoras grandes y una pala mecánica a un templo taoísta en la ciudad de Shuangyashan en la provincia nororiental de Heilongjiang. La persona encargada del templo jamás recibió un aviso previo acerca de la demolición planeada. Además, ese día se encontraba de viaje.
De acuerdo con testigos oculares, además del edificio del templo, todas las estatuas y otros objetos valiosos que se encontraban adentro han sido convertidos en una pila de escombros.
Un creyente local contó a Bitter Winter que cuando el templo se construyó en 2013, su propietario firmó un contrato de uso de suelo con el comité de la villa. A pesar de esto, se emitió la orden de que se destruyera el templo porque “no estaba registrado ante el Departamento de Asuntos Religiosos”.
El creyente también reveló que el propietario del templo sufrió pérdidas por casi 200 000 yuanes (aproximadamente 30 000 dólares). Mientras intentaba obtener justicia, encontró un abogado que le dijo que, aunque el caso tenía suficientes bases para un juicio, su sugerencia era que dejara el asunto por la paz porque esto podría “ofender al Partido Comunista”. El Gobierno local le haría extremadamente difícil la vida al propietario, dijo el abogado, y se vio forzado a abandonar su apelación.
Los taoístas de la localidad estaban devastados al haber perdido su lugar de adoración. “Siempre que el Partido Comunista diga que un sitio se construyó de forma ilegal, será demolido, independientemente de los sufrimientos de la gente común”, dijo un creyente. “Es más hostil que durante la Revolución Cultural”.
“Las personas no se atreven a razonar con el Partido Comunista. Este siempre proclama que tienen razón, sin importar lo que digan o hagan”, añadió otro creyente. “No tienen dónde buscar compensación. Todo lo que pueden hacer es sufrir en silencio”.