Los líderes de China creen que las principales causas del radicalismo –incluidas las protestas en Hong Kong– son un patriotismo deficiente y una insuficiente exposición a la ideología comunista.
por Han Sheng
Al ser la principal fuerza impulsora de las protestas contra el proyecto de ley de extradición de Hong Kong, los jóvenes han sido elogiados por su pasión por preservar los derechos humanos y las libertades. Pero Pekín no comparte este sentimiento, ya que cree que la «desobediencia» masiva en Hong Kong fue el resultado del «fracaso» en lo que respecta a la educación de estos jóvenes.
“En Hong Kong, algunos jóvenes se están volviendo cada vez más radicales. La raíz se sitúa en las escuelas, y el problema clave es la educación, especialmente la falta de educación patriótica», afirmó Margaret Chan Fung Fu-Chun, miembro del Comité Permanente del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPC) en un discurso pronunciado frente a sus colegas el 28 de agosto.
«Ser patriótico y amar a Hong Kong debería ser una calificación necesaria para que un maestro sea contratado», cree la Sra. Chan, sugiriendo «cultivar más ‘sangre fresca’ que sea patriótica y que ame Hong Kong, comenzando con los estudiantes matriculados en programas de formación docente».
La misma no está sola. Un director de escuela ha sugerido que las pasantías en China Continental deberían ser obligatorias para todos los estudiantes formados para ser profesores en Hong Kong, ya que la formación académica en China Continental es un «ejemplo exitoso» de educación patriótica.
Bitter Winter recientemente entrevistó a algunos profesores y estudiantes de universidades normales (escuelas de educación superior donde se forman profesores) de China Continental para comprender mejor qué es exactamente esta educación patriótica y la forma en la que es implementada.
La política es más importante que la enseñanza
En marzo pasado, miembros del personal docente de varias escuelas emplazadas en la provincia norteña de Shanxi se vieron obligados a llevar a cabo una «autoinspección y autocorrección» –una especie de ejercicio de autoexamen prescrito por el Gobierno– que exige que los maestros «fortalezcan su dirección política, estudien el espíritu de los discursos de Xi Jinping y examinen seriamente sus propios problemas».
Un maestro procedente de Yangquan, una ciudad a nivel de prefectura situada en el este de Shanxi, reveló que, como parte de la actividad, todos los maestros debían participar en debates grupales y realizar una autoevaluación en el escenario, frente a todos. Cada participante tenía que tomar notas compuestas por 5000 caracteres chinos.
Algunas escuelas llegaron a exigir que los maestros transcribieran los discursos de Xi Jinping y escribieran lo que habían obtenido de dicha experiencia. «Siento como si hubiéramos regresado a los tiempos de la Revolución Cultural, cuando la gente transcribía las citas del presidente Mao», se quejó el maestro. “Antes de completar la transcripción de un libro, se distribuye otro. Algunos días, cuando no tengo suficiente tiempo, pero debo transcribir mucho, me quedo haciéndolo hasta las dos o las tres de la mañana. Cuando doy clases al día siguiente, no tengo energía en absoluto”.
«Realmente no sé si nuestra sociedad ha progresado o retrocedido», afirmó con ironía un líder escolar procedente de Yuncheng, la ciudad más meridional de Shanxi. «Ya es el siglo XXI, y todavía somos obligados a realizar ‘autoinspecciones y autocorrecciones’. Es tan sofocante que apenas podemos respirar».
Maestros procedentes de la provincia central de Henán explicaron que, en sus escuelas, las autoridades utilizan otro tipo de «autoinspección y autocorrección», denominada «transformación basada en casos».
«Consiste en un análisis en profundidad de los casos en que se han violado las regulaciones para evitar el surgimiento de problemas similares», explicó uno de los maestros. “Mientras tanto, los maestros también tienen que participar en aprendizaje colectivo y en debates grupales. Además, deben escribir autocríticas y revisar lo que han aprendido, pero citando casos reales. El contenido de aprendizaje incluye diversas políticas y regulaciones, así como también temas de orientación política. Incluso los que no son miembros del Partido deben estudiar sus estatutos».
La maestra agregó que, desde el comienzo del año, una gran cantidad de trabajo asignado por las escuelas ha estado relacionado con la política. «He estado trabajando como maestra durante décadas, pero este año es el peor», comentó. “La tarea de las escuelas es enseñar. Está bien que las agencias gubernamentales lleven a cabo tales actividades, pero ¿por qué el Partido Comunista Chino (PCCh) hace que los maestros y los estudiantes participen en ellas? La educación de los estudiantes se está retrasando. Acaso, ¿no es esto ‘colocar el carro delante del caballo’?».
Un «no» definitivo a las religiones
Todos los profesores y estudiantes entrevistados mencionaron que la religión es considerada incompatible con la ideología comunista y que se ha convertido en una zona prohibida en el ámbito de la educación en China. Los jóvenes religiosos enfrentan significativas dificultades para hallar un lugar en las universidades normales, las cuales se han convertido en uno de los principales objetivos de la campaña antirreligiosa del PCCh.
Una estudiante universitaria que se especializa en enseñanza, pero que además es cristiana, se quejó afirmando que, a pesar de obtener excelentes calificaciones, los líderes escolares a menudo la convocan para interrogarla, haciendo que su vida sea miserable.
«El secretario del Partido universitario dijo que el Estado está cultivando sucesores socialistas y que al ser creyente no estoy calificada para ser maestra», afirmó la joven, recordando sus reuniones con la administración de la universidad. “A causa de mi fe, el secretario y el decano me hicieron escribir seis o siete autocríticas sucesivas y no se me permitió participar en una competencia de calificación de maestros».
La estudiante también fue despedida de todos sus puestos en la clase y en el Sindicato de Estudiantes. La misma también fue despojada de la beca nacional que le había sido otorgada a comienzos del semestre.
Otro estudiante le dijo a Bitter Winter que el año pasado, durante la visita de un equipo central de inspección religiosa a una universidad normal en la zona occidental de Henán, sus miembros deambularon por la universidad con una grabadora de audio, pidiéndoles aleatoriamente a los estudiantes que recitaran el contenido de un folleto informativo sobre leyes étnicas y religiosas. Aquellos cuyas respuestas fueron consideradas deficientes fueron castigados.
El estudiante comentó que al suprimir cualquier expresión de fe en las universidades que forman a los futuros maestros, el Gobierno se asegura de que ninguna persona de fe pueda participar en la educación de los niños en los años venideros.
La educación y la política se convierten en una sola cosa
Casi todos los estudiantes universitarios mencionaron que, en China, la educación y la política están cada vez más entrelazadas, ya que las universidades les exigen estudiar los discursos de Xi Jinping, sus comentarios en el XIX Congreso Nacional del PCCh y sus numerosas iniciativas, así como también la teoría y la ideología del Partido Comunista.
Según un estudiante de una universidad normal emplazada en la provincia de Shanxi, la universidad les ordenó tener una clase nocturna de autoestudio por semana dedicada a la lectura de los discursos de Xi Jinping en línea. En una cuenta pública de WeChat denominada «Juventud de Shanxi» también se estudian nuevas políticas gubernamentales. En Henán también se han establecido grupos similares en línea, como, por ejemplo, «Estudios de la juventud de Henán», donde los estudiantes deben estudiar «el pensamiento de Xi Jinping».
Si no lo estudiamos, afectará nuestra capacidad futura de viajar al extranjero, obtener una beca o incluso un diploma. No me atrevo a no estudiarlo», se quejó un estudiante procedente de Henán.
El día del discurso de Margaret Chan, el periódico oficial del PCCh People’s Daily publicó un artículo en su portada sobre cómo afrontar los problemas del sistema educativo de Hong Kong. La autora cree que para «corregir errores y subsanar deficiencias en las clases de conocimiento general y en la educación nacional» es necesario «evitar que las ‘manos negras’ de los manipuladores políticos situados entre bastidores lleguen a los campus».
Pero ¿de quién exactamente son las manos negras que intentan llegar a estos campus? Uno de los estudiantes entrevistados bromeó afirmando que tan pronto como los estudiantes de Hong Kong comiencen a viajar a China Continental para realizar pasantías, comenzará en Hong Kong el verdadero despertar de todos los jóvenes.