Las autoridades de la capital de Hubei continúan reprimiendo a las personas religiosas bajo el pretexto de «limpiar la ciudad» antes del comienzo de los Juegos Militares Mundiales.
por Cai Congxin
Bitter Winter ya ha informado sobre cómo las autoridades de Wuhan, capital de la provincia central de Hubei, clausuraron lugares religiosos y «embellecieron» la ciudad por medio de la destrucción de hogares y negocios de los residentes previo a la celebración de los Juegos Militares Mundiales de Verano que se celebrarán en el mes de octubre. Wuhan alberga a una gran comunidad de budistas, y el Gobierno de la ciudad ha ordenado clausurar todos los templos existentes en la zona antes de la celebración de los Juegos, sin importar si dichos lugares de culto poseen permisos para realizar actividades religiosas. Las autoridades decretaron que todas las estatuas budistas debían ser removidas, los templos pintados de blanco y los monjes y monjas debían abandonar los templos.
Templo arrasado hasta los cimientos a causa de sus brillantes colores
En la noche del 29 de marzo se selló el área que rodea el Templo de Xi, emplazado en el distrito de Huangpi, en Wuhan, para evitar que la gente se acercara al mismo, y poco después, una excavadora arrasó la sala principal del templo.
“Los Juegos Militares Mundiales son un importante evento que cuenta con participantes procedentes de todo el mundo. Los colores de la sala eran demasiado brillantes y no armonizaban con los de los edificios circundantes, afectando la apariencia de la ciudad. Tuvo que ser demolida ya que se trata de una política nacional”, afirmó un funcionario local, explicando el motivo de la demolición.
Pero un budista de la zona le dijo a Bitter Winter que el color del edificio no era la verdadera razón por la cual el templo fue demolido, y que no tenía nada que ver con la imagen de la ciudad, sino que es parte de la campaña antirreligiosa gubernamental. También reveló que la sala principal del templo fue construida en el año 2017 a un costo de más de dos millones de yuanes (aproximadamente 280 000 dólares), dinero donado por un solo benefactor.
El incidente provocó una gran discusión entre los residentes, quienes no podían entender la razón por la cual el Gobierno había demolido un templo tan hermoso. Algunos relataron haber visto a un monje, sentado en el suelo fuera del templo justo después de la demolición, suspirando de tristeza mientras observaba las ruinas.
Las medidas represivas llevadas a cabo contra el templo no terminaron allí. En la noche del 12 de abril, el Gobierno del distrito de Huangpi envió a más de 40 personas al templo para que demolieran otra sala, así como también la sala de meditación y el comedor utilizado por los monjes. Sin tener en cuenta las repetidas súplicas de los creyentes, las autoridades permanecieron impasibles y exigieron que todos se retiraran del lugar.
A las 3 de la mañana del 12 de abril, antes de que los creyentes tuvieran la oportunidad de retirar todas las cosas del comedor, varios de los edificios del templo fueron arrasados por una excavadora. «Actuaron como bandidos, demoliendo el templo durante la noche», afirmó un anciano creyente con tristeza y enojo.
Los muros de los templos son pintados de blanco
El Templo de Qingyun emplazado en el distrito de Huangpi se convirtió en una víctima más del proyecto de «embellecimiento» del Gobierno. Al estar pintado de amarillo y rojo –los colores icónicos de los lugares religiosos budistas– el templo fue considerado una monstruosidad por el Gobierno del distrito, y el 24 de marzo le ordenaron a la persona a cargo del mismo que lo pintara de blanco. Además, la entrada del templo debía ser bloqueada, los monjes debían abandonar el templo y, a partir de ese momento, la quema de incienso y la adoración a Buda estaban prohibidas. Los funcionarios reiteraron que se trataba de una campaña a nivel nacional y amenazaron con derribar el templo si la persona a cargo no acataba las órdenes.
Temeroso de las represalias gubernamentales, la persona a cargo hizo lo que le habían exigido: pintó de blanco los muros del templo y selló la entrada con ladrillos. El nombre del templo y las frases budistas que se hallaban en su interior fueron cubiertos con pintura. Desde lejos, el edificio ya no posee ninguna de las característica propias de un templo.
A mediados de junio, se exigió que el Templo de Dekang, otro lugar de culto budista emplazado en el distrito de Huangpi, eliminara todas las estatuas religiosas que se hallaban situadas en su interior y sellara su puerta.
A los monjes del templo se les prohibió usar las tradicionales túnicas y se les ordenó que se dejaran crecer el pelo. Afeitarse la cabeza es una antigua práctica budista, parte del código de conducta de los monjes y monjas, que significa que han aceptado un estilo de vida ascético y han renunciado a todas las posesiones mundanas. «¡Nos están conduciendo a un callejón sin salida!», afirmó un monje con impotencia.
Otros dos lugares budistas emplazados en Wuhan –el Templo de Shuikou y el Templo de Yangshan– fueron reprimidos en diversos grados. La entrada del Templo de Shuikou fue sellada y dos budistas que poseían certificados válidos para vivir en el mismo fueron expulsados del templo. Los muros perimetrales del Templo de Yangshan y el comedor interior fueron pintados de blanco, y el templo fue rebautizado: “Salón del Consejo de Sabios Rurales»; una organización cívica para las élites locales, funcionarios actuales y retirados, que se reúnen regularmente para discutir el desarrollo de la zona en la que viven.