Como parte del plan para reformar el islam en un plazo de cinco años, se remodelaron mezquitas para que parecieran chinas y se reprimió la cultura hui, provocando enojo entre los residentes musulmanes de la capital de Henán.
por Wang Yichi
A mediados de agosto, Bitter Winter visitó la Mezquita de Beida emplazada en Zhengzhou, capital de la provincia central de Henán, y descubrió que su cúpula y los símbolos de luna creciente y estrella que se hallaban situados en la cima de un minarete de 40 metros de altura habían sido reemplazados por un pabellón hexagonal de estilo chino. La torre fue repintada en una tonalidad gris oscura.
La mezquita posee una historia que abarca cientos de años y es la más grande y antigua de Zhengzhou. En el año 2006, fue catalogada por el Gobierno de Henán como un «sitio histórico y cultural protegido a nivel provincial».
“Se deben hacer esfuerzos para explorar activamente formas efectivas de ‘sinicizar’ la religión, guiar a cada religión en su adaptación al sistema social, a la moral social y a la cultura social, y asegurarse de que la ‘sinización’ de la religión se logre tanto en la imagen externa como en la sustancia interna», afirmó en abril Wang Yang, miembro del Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista Chino y presidente del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh), mientras evaluaba el trabajo religioso en Zhengzhou y en otras áreas de Henán.
Según un musulmán local, el 19 de abril, la Agencia de Asuntos Religiosos local reunió a representantes de comunidades religiosas para que analizaran la evaluación de Wang Yang sobre el trabajo religioso llevado a cabo en Henán. En una sesión de capacitación, los funcionarios de la Agencia afirmaron que el minarete de la mezquita de Beida es una estructura de estilo saudí que no cumple con los requisitos de «sinización» y por ello debe ser alterado. «¿Quién de ustedes tiene la razón para desobedecer?», les peguntó un funcionario a los asistentes. “En China, nada está fuera de la jurisdicción del Gobierno. El Partido Comunista Chino (PCCh) es un techo de hormigón armado. Intenten romperlo”.
El funcionario agregó que las alteraciones de la mezquita solo fueron el comienzo de este trabajo. «No se trata de una ráfaga de viento que pasará velozmente», afirmó. “En el territorio de China, ningún personal o lugar religioso está más allá de la ley. Debe ser así ya que es un símbolo de soberanía».
Tal y como Bitter Winter había informado, una nueva regulación del Gobierno central, aprobada en diciembre de 2017, incluye un “esquema de cinco años (2018–22) sobre la ‘sinización’ del islam”. En virtud de este decreto, los símbolos islámicos están siendo eliminados de las mezquitas y la cultura islámica está siendo erradicada de todo el país.
Desde junio hasta julio, solo en el distrito de Erqi, en Zhengzhou, se desmantelaron símbolos islámicos de siete mezquitas, entre las que se incluyen la mezquita de la calle Huayuan, la Mezquita de Lüzheng y la Mezquita de Wuyingli.
Las demoliciones forzadas llevadas a cabo por el Gobierno provocaron resentimiento entre los residentes locales de etnia hui, pero los mismos no se atrevieron a protestar por las demoliciones. Solo podían expresar sus sentimientos en un grupo de WeChat, escribiendo comentarios tales como este: “Las mezquitas son lugares donde se les enseña a las personas a acumular méritos y hacer buenas obras. Nuestra cultura étnica y la hermosa apariencia de nuestras cúpulas han sido transmitidas durante miles de años; ¿a quién podrían haber ofendido? ¿Cómo es que no está permitido?”.
«Es una arquitectura sumamente hermosa, pero a algunos funcionarios del Gobierno del distrito y de la ciudad no les gusta y afirmaron que es una arquitectura de estilo árabe y debe ser convertida al estilo chino, lo cual es una pérdida de mano de obra y de dinero», decía otro mensaje de WeChat. «¿Gastar el dinero del país de esta manera te hace patriótico? ¿La existencia de tal arquitectura significa que no somos patrióticos?”.
Otro musulmán comentó en línea: “El Gobierno realmente no tiene nada mejor que hacer. Incluso si la arquitectura de la mezquita es de estilo árabe, ¿qué hay de malo en ello? ¿Qué tiene de malo que el islam [en China] sea el mismo que en los países islámicos? Es parte de la libertad de creencias. Las acciones del Gobierno han herido los sentimientos de todos los musulmanes. Esto es discriminación étnica. No podemos dejar que esto se salga de control. Debemos unirnos y comunicarnos con el Gobierno. Queremos democracia, no hegemonía».
Las voces de oposición de los musulmanes rápidamente provocaron pánico en el Gobierno provincial. Funcionarios procedentes de la Agencia de Asuntos Religiosos local realizaron averiguaciones para descubrir las identidades reales de las personas detrás de los nombres de usuario en línea. Poco después, las autoridades bloquearon el grupo de WeChat.
«Esta es la política de Xi Jinping. Es inútil enfadarse, y no podemos ganar la pelea. Si luchamos, estaremos infringiendo la ley», le dijo un residente de etnia hui a Bitter Winter. El mismo piensa que el Gobierno está tratando de provocar a los musulmanes para que muestren su enojo, y de esta forma, tendrá un motivo para clausurar su mezquita. «Su objetivo final es erradicar el islam de China», añadió el residente con ira.
Otro residente comentó que el Gobierno siente temor ante cualquier forma de solidaridad. «En su opinión, cualquier unidad, cualquier cosa que reúna a las masas es una amenaza, y el PCCh la destrozará», afirmó el hombre. «En numerosas ocasiones estamos en una posición sumamente débil y lo único que podemos hacer es obedecer pasivamente. Aun así, como musulmán, no perderé la esperanza en mi fe ni renunciaré a mis metas futuras».