Expertos se dieron cita en Bruselas para discutir la persecución religiosa y los resultados del pacto entre China y el Vaticano de 2018, a un año de haberse firmado.
por Marco Respinti
Lo que está ocurriendo a la Iglesia católica en China es tan importante que incluso los no católicos –y en una institución secular como el Parlamento Europeo– le prestan gran atención.
El 25 de septiembre, el seminario Ecclesia Catholica in China se llevó a cabo en el mismo salón, JAN 6Q1, donde, el 31 de enero de 2019, se realizó el seminario Libertad religiosa en China. El título de este nuevo taller estaba escrito en el (antiguo) idioma católico, latín, y significa “La Iglesia católica en China”. Ciertamente, era un título apropiado, ya que una cosa es discutir sobre la Iglesia universal de Roma y su presencia histórica en China y otra muy distinta sería hablar de la “Iglesia católica china”, la expresión que utiliza el PCCh (Partido Comunista Chino) para referirse a la entidad católica “sinificada” controlada por el Gobierno en China.
Dos miembros del Parlamento Europeo (MPE) fueron anfitriones del evento: la señora Michaela Šojdrová, vicepresidente de la delegación checa en el Partido Popular Europeo (EPP, por sus siglas en inglés), y el señor Bert-Jan Ruissen, un MPE holandés del Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (CRE). Cuatro oradores tomaron la palabra: la profesora Olga Lomová, directora del Centro Sinológico Internacional de la Fundación Chiang Ching-kuo en la Universidad Charles, en Praga; el señor Mervyn Tomas, fundador y director ejecutivo de Christian Solidarity Worldwide; este escritor, en su carácter de director a cargo de Bitter Winter; y la señora Anna Hill, directora de promoción de Open Doors International ante la Unión Europea (UE).
El señor Ruissen, que es cristiano protestante, abrió el taller con un énfasis en que, en China, todas las religiones son perseguidas. Al describir el predicamento de las iglesias domésticas protestantes, mencionó una noticia que le pareció particularmente perturbadora: la sustitución de los Diez Mandamientos en una iglesia de las Tres Autonomías operada por el Estado en un condado de la ciudad de Luoyang, Henán, con citas del presidente Xi Jinping. El señor Ruissen reconoció que había leído en Bitter Winter sobre el incidente.
La señora Šojdrová presidió el panel de discusión e hizo comentarios sobre las distintas ponencias.
La profesora Lomová ofreció una descripción profunda de la estructura del poder chino. En China, todo es tanto una agencia como una herramienta de fortalecimiento para el poder del PCCh. El Partido funciona como el centro mismo de la estructura del Estado, con total control de cada aspecto de la vida pública. También dio un panorama general del trasfondo ideológico en el cual ocurre la persecución religiosa e hizo énfasis en el sólido marco marxista-leninista que aún implica el régimen chino.
El señor Thomas, otro cristiano protestante, tomó la palabra para expresar su preocupación por el pacto de 2018 entre China y el Vaticano. Él cree que el Vaticano concedió demasiado al Gobierno comunista en Pekín. El señor Thomas también mencionó la persecución de todas las religiones en China, incluyendo el islam, el budismo tibetano, las religiones populares tradicionales y los nuevos movimientos religiosos. Enfatizó la situación desesperada que viven los uigures, arrestados por millones en los campamentos de transformación por medio de educación de Sinkiang, y de Falun Gong, cuyos practicantes han sido diezmados y sometidos al horror del tráfico de órganos. Finalmente, llamó a un enfoque mediático distinto y más amplio hacia la persecución religiosa en China.
Por mi parte, describí los “tres mercados” de la religión en China de acuerdo con las categorías del sociólogo Yang Fenggang. Él distinguió a los grupos del “mercado rojo” controlados por el Estado, el “mercado gris” de los grupos que son más o menos tolerados y el infame “mercado negro”, incluyendo los grupos prohibidos y duramente perseguidos como xie jiao. La Iglesia de Dios Todopoderoso, el nuevo movimiento religioso cristiano más grande y de más rápido crecimiento en China es también el más fuertemente reprimido en la actualidad. Su crecimiento espectacular desde que se fundó en 1991 es una razón importante para su persecución.
Después de esta introducción, me enfoqué en la Iglesia católica y en los efectos del pacto entre China y el Vaticano, un año después de haberse firmado. Basándome en la idea de que el PCCh ve a Dios como su enemigo mortal, resumí tanto la importancia como la ambigüedad del pacto. Los posteriores Lineamientos del Vaticano de 2019 trataron de aclarar –aunque solo con un éxito parcial– que, contrario a lo que afirma el PCCh, el Vaticano no obliga a todos los católicos a incorporarse a la Asociación Patriótica Católica China controlada por el Estado y solicitó que los objetores de conciencia que se negaran a hacerlo fueran respetados. Al citar los comentarios de Massimo Introvigne en Bitter Winter, también hice notar el aspecto más peligroso de este complicado asunto; esto es, la posición que expresaron los intelectuales católicos que están a favor del pacto y que son cercanos al Vaticano, particularmente en Italia, de que la idea “occidental” de los derechos humanos es ajena a la cultura china y no puede ser impuesta al PCCh.
La señora Hill se enfocó en el esfuerzo del Gobierno chino hacia la “sinificación” de todas las creencias. La “sinificación”, comentó, de hecho, significa “comunistización” de todos los aspectos de la sociedad, incluyendo la religión. Luego llamó a adoptar un enfoque práctico. En su opinión, China debería ser responsabilizada en todas las reuniones bilaterales y multilaterales, incluyendo las realizadas por la UE, por sus violaciones a los derechos humanos y a la libertad religiosa. La señora Hill también insinuó que la UE debería solicitar oficialmente a China que permita que observadores independientes visiten el país, incluyendo aquellos lugares a los que el PCCh irónicamente llama “instalaciones vocacionales” en Sinkiang.
La segunda parte del seminario se abrió a aportaciones y preguntas de la audiencia, incluyendo las del MPE checo, el señor Alexandr Vondra (ECR) y su colega británico, el señor Phil Bennion (Renew Europe Gruop), el representante taiwanés ante la Unión Europea, el Dr. Harry Tseng, y el ex MPE alemán, el señor Frank Schwalba-Hoth (Verdes). El señor Tseng y el señor Dolkun Isa, presidente del Congreso Mundial Uigur, hicieron importantes comentarios sobre el tema de la persecución generalizada de todas las creencias religiosas en China. El señor Isa presentó un relato conmovedor de sufrimiento personal y, como es usual, mostró públicamente su afecto por Bitter Winter.
El señor Schwalba-Hoth hizo una gran aportación a la discusión y solicitó que las iniciativas públicas simbólicas apropiadas llamaran la atención a la persecución e incluyeran, tentativamente, un monumento en honor a las víctimas y que se nombrara un espacio público en honor a la libertad religiosa en China. Finalmente, los MPE anfitriones anunciaron su intención de seguir enfocándose en la persecución religiosa en China a través de otras iniciativas intergrupales.
El evento mostró que, al tratar con la persecución religiosa en China en la actualidad, sería una equivocación resaltar el destino solo de una iglesia o grupo. Por supuesto, hay aspectos de la persecución que son característicos de grupos en particular. Sin embargo, el contexto más amplio siempre es importante. Dado el enfoque del seminario sobre el catolicismo, puede resultar apropiado evocar la fórmula del papa Francisco del “ecumenismo de la sangre”, con el cual se refiere a que, aunque los seguidores de distintas creencias religiosas discrepan en cuanto a la teología, están unidos por la persecución y pueden protestar juntos contra ella. China es un ejemplo macroscópico de este “ecumenismo de la sangre”.