Al negarles a los creyentes encarcelados cualquier tipo de contacto con sus familiares, el PCCh no solo los atormenta mentalmente sino que también utiliza este impedimento como una herramienta para hacerlos renunciar a su fe.
por Li Benbo
De acuerdo con el Conjunto de Principios para la protección de todas las personas sometidas a cualquier forma de detención o prisión, adoptado por la Asamblea General de la ONU el 9 de diciembre de 1988, «Toda persona detenida o presa tendrá el derecho de ser visitada, en particular por sus familiares, y de tener correspondencia con ellos y tendrá oportunidad adecuada de comunicarse con el mundo exterior, con sujeción a las condiciones y restricciones razonables determinadas por ley o reglamentos dictados conforme a derecho».
El artículo 48 de la Ley de prisiones de la República Popular China estipula que «Un preso puede, de conformidad con las normas pertinentes, reunirse con sus familiares y tutores durante el cumplimiento de su condena».
Las autoridades chinas no solo les han revocado este derecho a los creyentes religiosos considerados «inconvenientes», sino que incluso este impedimento se ha convertido en un medio a través del cual los obligan a admitir su «culpabilidad» y a renunciar a sus creencias.
Creyentes catalogados como «criminales peligrosos»
En el mes de enero, Zhao Guoming finalmente recibió una notificación de la prisión en la que le concedían permiso para ver a su hijo, el cual había estado tras las rejas durante un año y medio por ser parte activa de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT). “Estaba extasiado. Finalmente pude ver a mi hijo”, afirmó el hombre al recordar la alegría que sintió ese día.
Durante el tiempo en que su hijo estuvo encarcelado, la policía y la administración penitenciaria habían rechazado continuamente los derechos de visita de Zhao Guoming, lo cual le hizo temer que su hijo fuera torturado y maltratado en la prisión. El anhelo de Zhao Guoming de ver a su hijo crecía más y más cada día.
El día de su visita, fue uno de los más de 100 familiares que hicieron cola fuera del salón de la prisión esperando ver a sus seres queridos. Cuando llegó su turno, los guardias de la prisión se negaron a dejar que Zhao Guoming ingresara debido a que el pensamiento de su hijo «todavía no había sido reformado» y le dijeron que solo podría verlo después de que se hubiera logrado dicho objetivo.
«También dijeron que mi hijo cree en Dios Todopoderoso y es un ‘criminal peligroso’, así que no pude verlo», relató Zhao Guoming.
“Otra persona que estaba esperando en la fila conmigo también había ido a ver a su hijo. Cuando le pregunté qué crimen había cometido, respondió que había robado”, Zhao Guoming continuó relatando su historia. «No entiendo. ¿Por qué los familiares de asesinos, pirómanos y otros malhechores pueden visitar a sus seres queridos, mientras que yo no puedo ver a mi hijo, quien no cometió ningún delito y fue encarcelado únicamente a causa de su fe?”.
Un joven creyente de la IDT había sido arrestado junto al hijo de Zhao. Sus familiares también habían sido repetidamente rechazados cuando intentaron visitarlo en la prisión. La policía les dijo que ser miembro de la IDT es peor que cualquier otro delito, lo que lo convertía en un preso político.
El Partido Comunista Chino (PCCh) coloca en la lista de xie jiao y reprime severamente a los grupos religiosos que no están sujetos al control gubernamental o que se considera que crecen demasiado rápido y pueden representar una amenaza para el régimen. Entre ellos, la IDT es el grupo religioso más perseguido en China, más de 20 de sus miembros fueron atormentados hasta la muerte el año pasado.
Bajo el estricto control ideológico impuesto por el PCCh, donde los principios políticos del régimen se colocan por encima de todo, los miembros de los grupos prohibidos son tratados como los criminales más peligrosos, junto con los disidentes y otros presos de conciencia, simplemente porque el PCCh no tolera su enseñanzas y creencias.
Bitter Winter obtuvo un documento interno de una prisión emplazada en la provincia suroriental de Fujian, titulado: Notificación sobre el fortalecimiento de la gestión de las visitas a criminales, el cual enumera a los practicantes de Falun Gong y a los miembros de la IDT junto con los criminales que «ponen en peligro la seguridad nacional». En principio, las solicitudes especiales de visita (es decir, las solicitudes de visita diferentes de las visitas regulares designadas por la prisión) no están permitidas para dichas personas.
Privar de derechos de visita a los familiares de los presos de conciencia es un método comúnmente utilizado por el PCCh para atormentar a estas personas. Como lo que sucedió en los casos del abogado de derechos humanos Wang Quanzhang; del activista de derechos humanos Wu Gan, quien fue sentenciado a ocho años de prisión por «subvertir el poder estatal»; de Zhang Haitao, condenado a 19 años de prisión por criticar al régimen por el trato dado al pueblo uigur; o de Bian Xiaohui, hija de un practicante de Falun Gong, quien fue sentenciada a tres años y medio de prisión por exigir repetidamente visitar a su padre encarcelado.
Derechos de visita explotados para «transformar» a los creyentes
Mientras están detenidos, los miembros de la IDT se ven obligados a someterse a «transformación por medio de educación» hasta que firmen una declaración en la que prometen renunciar a su fe.
Bitter Winter ha informado sobre un documento clasificado, emitido en el mes de abril por la Oficina General del Comité Central del PCCh y la Oficina General del Consejo de Estado, que habla sobre la reforma penitenciaria implementada en China. Titulado Opiniones sobre el fortalecimiento y mejora del trabajo penitenciario, el documento requiere explícitamente «intensificar el trabajo de ‘desradicalización’; tratar estrictamente, de acuerdo con la ley, a los criminales que pongan en peligro la seguridad nacional, que pertenezcan a un xie jiao, que estén involucrados en crímenes de pandillas o actos malvados, que tengan un significativo impacto social, y que posean restricciones en la conmutación de sus sentencias».
Por lo tanto, las cárceles deberán “enfatizar la educación ideológica; guiar a los criminales para que establezcan una correcta cosmovisión, perspectiva de vida y sistema de valores; mejorar la educación para que admitan su culpa y muestren arrepentimiento; […] implementar corrección psicológica; […] y reformar a los criminales para que tengan un carácter saludable». El documento también exige reformar a los reclusos hasta convertirlos en «ciudadanos que se identificarán ideológica y emocionalmente con el liderazgo del Partido, con su gran patria, con la nación china, con la cultura china y con la senda del socialismo con características chinas».
Ha pasado un año y medio desde que la madre de Bai Ying fue arrestada por ser miembro de la IDT. En el mes de marzo, Bai Ying recibió una notificación de la prisión en la que le informaban sobre el empeoramiento de la condición médica de su madre debido a la hipertensión arterial. La mujer se preocupó sobremanera ya que no le habían permitido ver a su madre desde que la misma fuera arrestada.
“Mi madre siempre ha tenido presión arterial baja. ¿Cómo llegó a ser alta?”, Bai Ying se estremeció al pensar que su madre podría haber sido torturada.
A pesar de sus numerosos intentos, los guardias de la prisión no permitieron que Bai Ying viera a su madre. «Tu madre aún no ha admitido su culpabilidad, por lo que sus familiares no pueden visitarla» afirmó uno de ellos. “Pero puedes comunicarte con ella por medio de correspondencia escrita. Deberías escribirle una carta diciéndole que reconozca su culpa rápidamente. Solo entonces se le permitirá ver a su familia”.
Un mes después ocurrió un cambio dramático. La prisión notificó a Bai Ying que podía visitar a su madre. Pero debía pagar un precio: debería convencer a su madre de que abandone su fe.
Solo los familiares de ateos pueden realizar visitas
Los familiares de Zhao Mei, una creyente de la IDT procedente de la provincia central de Hubei, están devastados. «Han pasado casi dos años desde que mi hermana fue arrestada, y no he podido verla. Ni siquiera sé si está viva o muerta», dijo el hermano mayor de Zhao Mei. «Los guardias de la prisión nos dijeron que no podíamos verla a menos que admitiera su ‘culpabilidad’. Mi hermana está decidida, no se siente culpable de nada y no está dispuesta a escribir una ‘declaración de garantía’ prometiendo abandonar su fe. También nos dijeron que después de que cumpla su sentencia de prisión tendrá que someterse a una ‘transformación’ hasta que admita su ‘culpabilidad’».
Para obtener el permiso para visitar a Zhao Mei, también se les exigió a sus familiares que solicitaran en la estación de policía de la localidad donde está registrado su hogar un “certificado” religioso que demostrara que ninguno de ellos es una persona de fe. En los últimos dos años, tales exigencias se han vuelto cada vez más frecuentes en toda China.
Un guardia de la prisión le confirmó a Bitter Winter que dicho requisito es una orden proveniente del Gobierno central: si los familiares de los creyentes de la IDT desean visitar a sus seres queridos en la prisión, primero deberán obtener el certificado necesario de la policía y solo entonces podrán solicitar la visita ante la administración penitenciaria. Si su solicitud no es aprobada no se les permitirá ver a sus seres queridos.
Las restricciones impuestas por el Estado a las visitas a los presos de conciencia religiosos son especialmente duras para las personas mayores, más aún si son miembros de los grupos prohibidos. Durante el año pasado, una creyente de la IDT procedente del sur de China ha estado luchando para poder visitar a su hijo, también miembro de la IDT, sentenciado a seis años de prisión a causa de su fe. «Quiero ir y animarlo, pero tengo miedo», afirmó la anciana con una expresión de ansiedad en su rostro.
(A fin de proteger la identidad de las personas se utilizaron seudónimos en lugar de sus verdaderos nombres).