Temiendo que las manifestaciones a favor de la democracia aviven el espíritu de los católicos que se niegan a unirse a la Iglesia Patriótica, el PCCh amplía las medidas restrictivas.
por Tang Zhe
Algunos miembros del clero católico de Hong Kong apoyan activamente el movimiento prodemocrático desarrollado a partir de las protestas contra el proyecto de ley de extradición llevadas a cabo en el mes de junio. Tal y como Joseph Ha Chi-shing, obispo auxiliar de la diócesis de Hong Kong, quien incluso es considerado uno de los líderes morales del movimiento. El cardenal Joseph Zen Ze-kiun, obispo emérito de Hong Kong y defensor de los derechos humanos desde hace mucho tiempo, realizó tres oraciones por Hong Kong el 15 de septiembre. «En este momento en que nuestra libertad, dignidad y justicia están siendo privadas aquí en Hong Kong, peregrinemos para visitar tres iglesias y orar a la Virgen, quien comprende el significado del dolor, para que nos acompañe en este viaje de sufrimiento y pidamos su intercesión”, escribió el cardenal en su página de Facebook.
Temiendo que la atmósfera de resistencia en Hong Kong encienda el espíritu de lucha de los objetores de conciencia que se niegan a unirse a la Asociación Patriótica Católica China (APCC), el Partido Comunista Chino (PCCh) está intensificando sus esfuerzos para obligarlos a estar bajo su control. Algunos sacerdotes han sido blanco de arrestos, y las clausuras de lugares de culto católicos se han vuelto más frecuentes que nunca.
Un sacerdote fue obligado a huir
Según un feligrés de la Diócesis de Yujiang, en la provincia suroriental de Jiangxi, un sacerdote que se negaba a unirse a la APCC se enteró a principios de septiembre que el Gobierno planeaba arrestarlo para «evitar que la Iglesia católica clandestina de China Continental se uniera a la Iglesia católica de Hong Kong”. Desde entonces, no tuvo más remedio que esconderse, no puede utilizar su teléfono móvil y no se atreve a regresar a su residencia. Parece que el sacerdote lleva mucho tiempo esperando ser perseguido por el Estado. «Deben estar preparados», le dijo a su congregación una vez. «Si algún día me ponen bajo arresto domiciliario, deben perseverar en su fe, recitar el Rosario y rezar».
A pesar de que las Directrices del Vaticano del 2019 establecen que los sacerdotes y obispos que se niegan a unirse a la APCC por motivos de conciencia deben ser «respetados», el PCCh nunca ha dejado de perseguirlos.
Para obligar a la persona a cargo de una iglesia católica emplazada en una aldea bajo la jurisdicción de la ciudad de Yingtan, en la provincia de Jiangxi, a unirse a la APCC también se jugó la carta de Hong Kong. El 13 de agosto, funcionarios gubernamentales amenazaron con arrestarlo y revocar el subsidio mínimo de subsistencia de todos los católicos de la aldea si se negaba a firmar el acuerdo de adhesión. El mismo les dijo a los funcionarios que prefería ser arrestado antes que unirse a la APCC.
No se permiten las visitas a Hong Kong
Para obligar al clero a unirse a la APCC y obstaculizar cualquier intento de construcción de alianzas, el régimen chino también les prohíbe visitar Hong Kong.
Un clérigo de la diócesis de Yujiang le dijo a Bitter Winter que el cardenal Zen lo había invitado a visitar Hong Kong en agosto para participar en actividades eclesiásticas. Debido a las protestas y a la intensificación del control por parte de las autoridades, no pudo viajar.
“El cardenal Zen está sumamente preocupado por nuestras iglesias clandestinas en China Continental. Me ha pedido que vaya para saber más sobre la difícil situación que están atravesando, pero el PCCh no me permitió viajar, y no puedo hacer nada al respecto», afirmó el clérigo con pesar.
Según feligreses locales, de julio a agosto, por lo menos cinco lugares de reunión católicos en la Diócesis de Yujiang fueron clausurados por la fuerza por negarse a unirse a la APCC. Un sacerdote local dijo que la razón por la cual el Gobierno está obligando a los católicos a formar parte de la Iglesia Patriótica Católica es para controlarlos aún más y cortar todo tipo de contacto entre ellos y el mundo exterior.
«El Gobierno coloca espías en las iglesias de la APCC para controlar especialmente lo que dicen los sacerdotes en sus sermones y ver qué actividades realizan», explicó el sacerdote. “A qué hora salen cada día, a qué hora regresan, cuántos días viajan, cuál es el propósito de cada viaje… todo esto se le informa al Gobierno. Básicamente, el Estado sabe todo lo relacionado con los sacerdotes».
Añadió que la APCC es sumamente burocrática, independiente del Vaticano y viola la jerarquía de la Iglesia católica. “No puede recibir el reconocimiento de Dios. Creemos en Él para obtener Su aceptación. Si nos uniéramos a la APCC, nuestra creencia en Dios perdería su significado”, afirmó el sacerdote. También expresó su esperanza de que las organizaciones defensoras de los derechos humanos en el extranjero se pronuncian cada vez más a favor de los objetores de conciencia católicos de China Continental y no se comprometan con el PCCh ni guarden silencio. «Eso nos daría –a los que en China estamos comprometidos con nuestra fe– algo de confianza para tener la fuerza necesaria para oponer resistencia contra el Gobierno».
Un feligrés de la Diócesis de Yujiang afirmó que los católicos deben trazar una línea entre ellos y la APCC y deben estar decididos a no vacilar. «La APCC es una herramienta puramente política y no una organización religiosa, ya que obedece a la gestión del Partido Comunista y coloca al Partido por encima de todo lo demás”, afirmó. «Internacionalmente, el PCCh utiliza la existencia de la Iglesia Patriótica para engañar al mundo y para mostrar que hay libertad religiosa en China».