En medio de las protestas a favor de la democracia en Hong Kong, el PCCh intensifica sus esfuerzos para clausurar iglesias domésticas en China continental, utilizando el pretexto de que lo hacen para «prevenir disturbios».
por Xin Lu
En apoyo al movimiento prodemocrático de Hong Kong, numerosos cristianos también han salido a las calles. Es por ello que para evitar que el espíritu de la democracia se extienda e influya en los creyentes de China continental, el Partido Comunista Chino (PCCh) está ejerciendo un estricto control sobre los visitantes procedentes de Hong Kong.
El 11 de agosto, funcionarios gubernamentales allanaron una iglesia doméstica emplazada en la prefectura de Dali, en la provincia suroccidental de Yunnan, la cual había sido construida con fondos procedentes de Hong Kong. Dos de los responsables de la iglesia son misioneros de Hong Kong, y numerosos visitantes provenientes de Hong Kong a menudo asisten a reuniones en dicha iglesia.
Según miembros de la congregación, aproximadamente 30 funcionarios de la Agencia de Seguridad Pública y de la Agencia de Asuntos Étnicos y Religiosos irrumpieron en el lugar, registraron la información de identificación y los números de teléfono móvil de todos los creyentes, diez de los cuales eran residentes de Hong Kong, y les tomaron fotografías. Todas las Biblias e himnarios de la iglesia fueron confiscados.
Refiriéndose a las protestas a favor de la democracia, la policía afirmó que este es un «período especial» en Hong Kong, y si diez o más residentes de la región administrativa especial celebran una reunión en China continental, es necesario llevar a cabo un registro de la misma.
La policía llevó a tres personas que estaban a cargo de la iglesia –las dos procedentes de Hong Kong y una local– a la estación de policía, les quitó sus teléfonos móviles y los interrogó por separado.
Miembros de la congregación informaron que la policía les ordenó a las dos personas procedentes de Hong Kong que no organizaran más reuniones, o de lo contrario serían deportados a sus hogares, y les exigió que cancelaran el perfil de la iglesia en la plataforma de mensajería WeChat y disolvieran el grupo de estudio bíblico que utilizaban para mantenerse en contacto con otros creyentes.
Tras el incidente, la persona a cargo de la iglesia oriunda del lugar fue repetidamente interrogada por la policía sobre las finanzas de la iglesia. A principios de septiembre, fue arrestada nuevamente y permaneció detenida durante medio mes. Durante el mismo mes, las dos personas a cargo de la iglesia procedentes de Hong Kong se vieron obligadas a regresar a sus hogares.
«Si hubieran permanecido aquí, podrían haber sido castigados aún más severamente», afirmó uno de los feligreses.
Funcionarios de la Agencia de Asuntos Étnicos y Religiosos local también presionaron al arrendador del lugar de reunión para que dejara de alquilarle la propiedad a la iglesia. Como consecuencia de ello, los creyentes ya no pueden celebrar reuniones allí.
«Los que se encuentran en la cima, los líderes del PCCh, quieren ser emperadores y hacer que las personas les sirvan obedientemente como si fueran sus esclavos y los obedezcan», comentó un creyente, enojado por la forma en la que el Gobierno trató a la iglesia.
Para evitar que el movimiento prodemocrático de Hong Kong afecte a los residentes de China continental, el PCCh está intensificando el control sobre los grupos que considera «inestables»; y las personas de fe son las que se llevan la peor parte. Mientras reprimían iglesias domésticas, funcionarios gubernamentales de algunas localidades afirmaron que lo hacían para evitar que los «disturbios de Hong Kong» tuvieran una influencia incontrolable.
A las 7 de la mañana del 8 de septiembre, se allanó un lugar de reunión perteneciente a una iglesia doméstica que se encontraba emplazado en una aldea del poblado de Zhangwang, administrada por la ciudad de Tengzhou, en la provincia oriental de Shandong. Funcionarios del Gobierno de la ciudad exigieron que los creyentes dejaran de celebrar reuniones porque actualmente hay «disturbios» en Hong Kong, y la situación es «tensa». Los funcionarios también registraron la información de identificación de los creyentes y amenazaron con despedir al secretario del Partido y al jefe de la aldea si no se dejaban de celebrar reuniones en dicho lugar.
Poco después de las 10 de esa mañana, varios funcionarios volvieron a presentarse en el lugar y coaccionaron a los creyentes para que se retiraran, afirmando que no están permitidas las reuniones de incluso dos o tres personas, y que si descubrían que seguían celebrando reuniones, serían detenidos.
Un funcionario perteneciente al Gobierno del poblado de Rushankou, bajo la jurisdicción de la ciudad de Rushan, en la provincia de Shandong, reveló que, en el mes de agosto, autoridades gubernamentales de nivel superior organizaron una reunión, durante la cual se les ordenó a los funcionarios locales que, debido a los «disturbios» acaecidos en Hong Kong, debían intensificar sus esfuerzos tendientes a clausurar iglesias domésticas a fin de evitar que «gente malvada causara problemas».