Durante los últimos meses, numerosos templos budistas y taoístas fueron desmantelados o clausurados por la fuerza en la provincia de Hubei.
Por Cai Congxin
Las autoridades de la provincia central de Hubei continúan reprimiendo la fe budista y taoísta mediante la demolición y la clausura forzosa de templos, alegando que se trata de lugares religiosos «no autorizados».
Templos desmantelados por la fuerza
El 6 de septiembre, creyentes procedentes del poblado de Xintan, bajo la jurisdicción de la ciudad de Honghu, en Hubei, intentaron impedir que miembros del personal gubernamental demolieran el Templo de Tianfu situado en el poblado. Uno de los funcionarios proclamó en el lugar que, de acuerdo con la política estatal, todas las religiones deben ser prohibidas. La guardia del templo fue retirada por la fuerza, y rápidamente el mismo se convirtió en ruinas.
El 22 de agosto, el Gobierno del poblado de Yanwo, bajo la jurisdicción de la ciudad de Honghu, emitió una orden para demoler todos los templos del poblado. Cinco días después, el templo budista de Foguang fue destruido. Construido inicialmente durante el reinado de la dinastía Qing (1644-1911), fue arrasado hasta los cimientos por primera vez cuando la Revolución Cultural se extendió por todo el país. Más tarde, los budistas locales lo reconstruyeron con dinero que ellos recaudaron.
El templo taoísta de Qitian, el cual se hallaba emplazado en el poblado, también fue destruido por la fuerza a pesar de que los creyentes locales lo habían sellado en un intento de protegerlo.
“El Partido Comunista Chino (PCCh) quiere erradicar todas las religiones, y nadie puede hacer nada al respecto. Todas las iglesias y templos podrían haber sido ya destruidos si el Gobierno ignorara por completo las declaraciones procedentes del extranjero que afirman que el Gobierno chino no respeta los derechos humanos”, afirmó un funcionario local.
El antiguo templo budista de Xianfeng, el cual se hallaba emplazado en el área de gestión del lago de Datong de la ciudad de Honghu, fue demolido el 3 de septiembre. Creyentes locales revelaron que la construcción del templo había costado 300 000 yuanes (alrededor de 42 000 dólares), dinero recaudado por los aldeanos locales.
«Está condenado a ser demolido si el Gobierno así lo desea, y nadie puede objetar dicha decisión», afirmó con impotencia un budista local. “Las políticas religiosas actuales son tan estrictas como durante la Revolución Cultural. Nadie tiene permitido practicar su fe. Xi Jinping está siguiendo los pasos de Mao Zedong en cuanto a obligar a todos a que lo adoren».
Creyentes arrestados por presentar peticiones ante el Estado
La mayor parte de las congregaciones de los templos demolidos no se atrevieron a protestar por las acciones llevadas a cabo por el Gobierno por temor a las represalias. Algunos, no obstante, intentaron defender sus derechos presentando peticiones ante las autoridades.
Tres años atrás, el Antiguo Templo de Kwan Yin, un lugar de culto budista emplazado en el distrito de Liangzihu de la ciudad de Ezhou, en Hubei, formaba parte de una lista de demolición para construir una carretera, pero el Gobierno prometió permitir la construcción de un nuevo templo más adelante. El propietario del templo y los budistas locales recaudaron fondos y construyeron un nuevo templo, pero en mayo de 2018, el Gobierno local lo convirtió en un centro de actividades culturales, alegando que «la política estatal no permite la construcción de templos».
Dado que el Estado no brindó ningún tipo de compensación por el templo demolido y luego reutilizado, el propietario y algunos creyentes decidieron presentar una petición ante los Gobiernos locales y centrales. Los mismos no solo no recibieron ninguna compensación, sino que fueron arrestados el 18 de julio y llevados hasta la estación de policía local para ser interrogados. El propietario permaneció detenido durante 11 días y dos creyentes durante cinco días por «alterar el orden».
Templos sellados
Numerosos templos también fueron sometidos a clausuras forzosas. El 28 de junio, el Gobierno ordenó sellar el Templo de Xiuling emplazado en el distrito de Tieshan de la ciudad de Huangshi. El templo budista ya había sido clausurado en octubre del año pasado, y dos creyentes de 60 años que solían vivir allí habían sido desalojadas. Como una de ellas, quien también estaba a cargo del templo, no tenía dónde vivir, a menudo se escabullía en secreto para quedarse en el templo.
Tras descubrirla, los funcionarios ordenaron sellar las puertas y ventanas del templo para «evitar problemas en el futuro».
Dos templos budistas: el Templo de la Cueva de Kwan Yin, emplazado en la ciudad de Huangshi, y el Templo de Quantang, en el poblado de Taizi, también fueron clausurados.