A fin de implementar las órdenes impartidas por el Gobierno central, los funcionarios del poblado de Liuhe, en la provincia de Hubei, están reprimiendo los lugares de culto pertenecientes a la religión budista y a las populares.
por Cai Congxin
En la provincia china central de Hubei, numerosos templos solían constituir una parte importante de la vida rural. Pero a medida que el Partido Comunista Chino (PCCh) continúa implementando medidas represivas contra todas las religiones, muchos de ellos han sido clausurados o demolidos, y los piadosos budistas que durante años vivieron en templos han sido expulsados de los mismos y se han quedado sin hogar.
En el poblado de Liuhe del condado de Qichun, administrado por la ciudad de Huanggang, 40 de sus 79 templos fueron clausurados, y las personas que los custodiaban fueron desalojadas días después de que el Gobierno del poblado pusiera en marcha una campaña tendiente a reprimir los templos existentes en su jurisdicción, el 14 de agosto. Según afirmaron, las órdenes provenían del Gobierno central.
Entre los lugares de culto clausurados se encuentra el Templo de Ciyundong, situado en una de las aldeas de Liuhe. Los responsables de la aldea le notificaron a la persona a cargo del mismo, un hombre de aproximadamente 70 años que ha vivido en el templo durante más de 20 años, que desalojara el templo y lo cerrara porque “se trataba de una política estatal, y está prohibido residir en templos».
Dos semanas después, varios funcionarios irrumpieron en el templo, con la intención de desalojar al anciano y llevarlo a un hogar de ancianos.
El hombre, quien no tenía parientes a los que recurrir, trató de explicarles que no podía vivir en un hogar de ancianos porque era vegetariano, y en los ancianatos, a los residentes se les proporcionan alimentos principalmente a base de carne. Pero los funcionarios no perdieron el tiempo, cerraron con candado la puerta del templo y llevaron al anciano al hogar de ancianos en contra de su voluntad.
«Si no me envían de vuelta, me suicidaré», afirmó el hombre, intentando protestar.
Temiendo que el hombre pudiera quitarse la vida, los funcionarios le permitieron quedarse en el templo de manera temporal, siempre y cuando, más adelante, fuera al hospital a tratar sus enfermedades.
Sin otra opción, el anciano creyente fue al hospital. «Ni siquiera soy libre allí», se quejó el hombre. “El jefe de la aldea viene a vigilarme todos los días. Si vuelven a presionarme para que me mude a un hogar de ancianos, me suicidaré».
Otro creyente de edad avanzada, quien había vivido en uno de los templos del poblado de Liuhe durante 17 años, fue enviado a un hogar de ancianos dos días antes de la clausura del Templo de Ciyundong. El hombre, de aproximadamente 60 años, se hospedaba en el Templo Budista de Kaishan, y fue engañado por funcionarios de la aldea, quienes para que se mudara a un hogar de ancianos le dijeron que, si deseaba continuar disfrutando los beneficios sociales, debería trasladarse a una institución para ancianos. El hombre se mudó y las autoridades de la aldea clausuraron el templo.
El hombre se dio cuenta más tarde de que había sido engañado –a otros ancianos se les permitió permanecer en la aldea y continuaron recibiendo todos los beneficios proporcionados por el Gobierno–. Exigió que lo dejaran retirarse del hogar de ancianos, pero el director del mismo le dijo que solo podría irse si sus familiares iban a recogerlo, añadiendo que miembros del personal hacían guardia en la entrada, y sin su permiso, nadie le abriría la puerta.
«No me siento libre viviendo en este hogar de ancianos. No estoy acostumbrado a la comida, todos los días deseo irme de este lugar”, le dijo el creyente de edad avanzada, ahora encarcelado en el hogar de ancianos, a Bitter Winter.
El Templo de Fulin, emplazado en la aldea de Zhonglu del poblado de Liuhe, fue clausurado casi al mismo tiempo. Inicialmente construido durante el reinado del emperador Qianlong (1735-1799), había sido destruido durante diferentes guerras, pero posteriormente fue reconstruido.
El Templo de Fulin, emplazado en el poblado, también tenía una residente. La creyente que vivía en el templo ni siquiera se atrevió a resistirse mientras era desalojada, simplemente bajó la cabeza y derramó lágrimas en silencio.
«En la actualidad, el Estado prohíbe que las personas quemen incienso y adoren a Buda, y exige sellar todos los templos», comentó un residente del área. “Se exige que todas las estatuas budistas sean removidas, de lo contrario, el Gobierno traerá excavadoras para demoler los templos».
Un funcionario de la aldea que a regañadientes ejecutó la orden de clausurar el templo impartida por sus superiores le explicó a Bitter Winter que no tenía otra opción: en ese momento, en el poblado había un equipo de inspección provincial. «Nos exigen clausurar o demoler todos los templos y no podemos hacer nada al respecto», afirmó el funcionario.