El Gobierno del condado de Tongcheng, en la provincia de Hubei, puso en marcha una ofensiva coordinada contra las religiones populares mediante la reutilización de santuarios familiares construidos para honrar a los antepasados.
por Dai Quansheng
Como parte de la cultura popular china, en todo el país la gente construye y utiliza salas ancestrales, transmitidas a través de generaciones, para rendir tributo y ofrecer sacrificios en honor a sus antepasados. Al hacerlo, las familias también mantienen la unidad y se identifican con su clan para continuar su linaje.
A medida que el Partido Comunista Chino (PCCh) intensifica la represión de las creencias y actividades religiosas, preservar los históricos y tradicionales santuarios ancestrales se ha vuelto cada vez más difícil. Tras la conversión de más de 200 salas ancestrales en bases de propaganda en el condado de Tongshan administrado por Xianning, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia central de Hubei, 24 salas pertenecientes a clanes ancestrales emplazadas en el condado adyacente de Tongcheng también fueron convertidas en auditorios culturales.
“La cultura de las salas ancestrales tiene una historia que abarca más de mil años. Hemos estado rindiendo homenaje y ofreciéndoles sacrificios a nuestros antepasados de acuerdo con las viejas costumbres», explicó un anciano perteneciente a un clan del condado de Tongcheng. «No obstante, el Gobierno declaró que nuestros antepasados no existen y nos prohibió construir salas ancestrales».
Extracto del plan de trabajo tendiente a acabar con las salas ancestrales de clanes, emitido el 8 de agosto de 2019 por el condado de Tongcheng, en el que se exigía la reconversión de todas las salas durante el mes de septiembre.
La sala ancestral de la familia Jin, construida en el año 1854, durante el reinado de la dinastía Qing (1644-1911), fue identificada como sitio piloto para la rectificación de salas ancestrales de clanes del condado de Tongcheng. La misma fue modificada hasta quedar irreconocible. El letrero que contenía el apellido, situado encima de la entrada del edificio, fue cambiado por uno que dice: «Auditorio cultural», y encima del mismo se colocó un retrato de Mao Zedong.
En la sala principal, una tabla que contenía los caracteres chinos utilizados para escribir “antigua sala ancestral” fue sustituida por otra en la cual está impresa la palabra china utilizada para “amor filial”, siendo la piedad filial uno de los principios esenciales de la cultura tradicional china. Varios carteles que promueven la «transformación de las tradiciones sociales» ahora cubren las paredes de la sala.
“Transformar las tradiciones sociales” significa cambiar las viejas costumbres de la gente. La mayoría de las veces, la conciencia religiosa del pueblo chino se expresa en sus actividades religiosas populares cotidianas, tales como la ofrenda de sacrificios. No obstante, el PCCh considera que tales tradiciones son convenciones feudales, y las reprime, persiguiendo el objetivo final de erradicar las religiones populares.
“El Gobierno del condado ha utilizado la sala de la familia Jin como modelo de rectificación de otras salas ancestrales. Los funcionarios a cargo de proyectos similares en otros lugares serán traídos aquí para ver cómo se ha procedido”, le reveló a Bitter Winter una fuente local que solicitó permanecer en el anonimato.
El mismo añadió que los funcionarios del Gobierno local son estrictos en cuanto a la reutilización de las salas ancestrales: si no se acatan sus órdenes, las salas serán clausuradas. «La prohibición del desarrollo de clanes es una política estatal, creada para evitar que los mismos se rebelen y causen problemas», afirmó la fuente.
Para las dictaduras, cualquier tipo de grupo organizado es visto como una amenaza para su régimen, y la manera más efectiva de erradicar los riesgos es mediante la eliminación de todas las organizaciones que puedan unirse. Este es el caso de la represión llevada a cabo por el PCCh contra el cristianismo, y la purga y represión de los budistas y musulmanes tibetanos en Sinkiang.
Por orden de las autoridades locales, el 15 de septiembre se reemplazó el letrero que contenía el nombre de la sala ancestral de la familia Hu, la cual cuenta con aproximadamente 400 años de historia, por un letrero que dice: «Auditorio cultural».
En el mes de marzo, la sala ancestral de la familia Ding, construida durante la dinastía Song (960-1279), también fue convertida en un auditorio cultural, y las máximas espirituales existentes en la misma fueron cubiertas con un letrero en el que se promueven los valores socialistas centrales. La cultura de clanes, la cual ha sido transmitida de generación en generación durante más de mil años, fue reprimida.