Dos líderes uigures opinan sobre la primicia brindada por The New York Times. ¿Cambiará esto la actitud del mundo hacia los crímenes perpetrados por China o todo permanecerá tal y como está?
por Marco Respinti
“Las filtraciones confirman mucho de lo que la comunidad internacional había sospechado fuertemente durante meses. Las mismas desacreditan completamente la narrativa utilizada por el Gobierno chino, la cual afirma que los campamentos están relacionados con formación profesional o con la benevolencia de los altos funcionarios». Así es como el Sr. Dolkun Isa, presidente del Congreso Mundial Uigur (con sede en Munich, Alemania), opinó sobre la publicación realizada por The New York Times, la cual divulga 403 páginas de documentos pertenecientes al Partido Comunista Chino (PCCh).
El Sr. Isa ha padecido en carne propia la dura persecución llevada a cabo por el PCCh contra el pueblo uigur, a quienes Pekín describe falsamente y de forma indistinta como terroristas, y cuyo único delito es el de ser creyentes (musulmanes) y no pertenecer a la etnia han. Los documentos filtrados trazan la «solución final» (sin ser esta una expresión casual) adoptada e implementada por el PCCh contra la gente de Sinkiang, región que los uigures prefieren llamar Turquestán Oriental.
Al hacerse eco de la publicación, varios medios de comunicación internacionales se centraron en una frase presente en dicha fuente de información, «absolutamente sin piedad», pronunciada por Xi Jinping, Secretario General del PCCh y Presidente de la República Popular China (RPC), es decir, el autor intelectual y el motor de la «solución final» para el pueblo uigur, durante una conversación privada mantenida con funcionarios luego de una visita efectuada a Sinkiang en abril de 2014, momento en el que se puso en marcha una «lucha encarnizada contra el terrorismo, la infiltración y el separatismo» utilizando «instrumentos dictatoriales».
Personas y regímenes han sido acusados internacionalmente por mucho menos que eso. Pero no sucede lo mismo con China, el país con mayor poderío, cuyo dinero muchos Gobiernos extranjeros anhelan o ya poseen en sus carteras nacionales.
Terrorismo
Es la expresión en boga que la RPC ha aprendido a utilizar luego de la tragedia estadounidense del 11 de septiembre, pero la cual también ha tergiversado ideológicamente para que le sirva de excusa para aplastar a toda una nación.
¿Terrorismo? Si, puede ser. Puede haber algunos alborotadores violentos, algunos delincuentes e incluso algunos terroristas reales entre los uigures. Puede haber y hay entre todos los pueblos y naciones del mundo. Pero el deber de un Gobierno justo es el de proteger a sus ciudadanos, mantener la estabilidad social, señalando cuidadosamente a los terroristas reales, deteniéndolos, incluso mediante el uso de la fuerza, en caso de ser necesario, y conceder paz al resto de la población. En cambio, el objetivo de un Gobierno totalitario injusto, como es el caso del Gobierno chino, es el de someter a toda una nación por medio del terror solo para justificar su continua retórica de represión. Cabe preguntarse por qué algunos uigures, muy pocos, un día decidieron reaccionar con violencia, llegando incluso a los extremos del terrorismo. La violencia (la cual sigue siendo distinta del uso legítimo de la fuerza) debe ser sancionada en todo momento, y el terrorismo no tiene ningún tipo de justificación; pero, a pesar de recordar que la responsabilidad es invariablemente personal, la pregunta correcta sería: ¿quién puso las armas en manos de los terroristas?
El Gobierno chino afirma que para frenar y detener a un puñado de (¿posibles?) terroristas, un vasto territorio debe ser transformado en un centro de detención al aire libre, y millones y millones de personas deben ser detenidas en cárceles, a menudo para ser utilizadas como trabajadores esclavos para la gloria de una economía que está comprando a la mitad del mundo con dinero en efectivo. Sí, Pekín afirma seriamente que hay virtud en el hecho de encarcelar a hombres, mujeres, niños y ancianos sin cargos serios y sin juicio, separar a padres e hijos, dejando a estos últimos en manos de un Estado perseguidor que ha destruido a sus familias, crear perfiles de ADN o realizar escaneos de iris de prácticamente todas las personas a fin de controlar cada uno de sus movimientos, y burlarse y humillar a ancianos y mujeres. El régimen lo afirma abiertamente, refutando a The New York Times a través del Sr. Geng Shuang, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China, quien «acusó al periódico de ignorar las verdaderas razones ocultas y el éxito de lo que China llama una campaña para acabar con la pobreza, el separatismo y el extremismo religioso. El mismo afirmó que el hecho de que Sinkiang no haya sufrido un ataque terrorista en tres años –aproximadamente el tiempo en el que fueron efectuados los encarcelamientos– demuestra la justedad de la política». Básicamente, para ellos, uno debería elogiar y agradecer a Pekín por haber detenido a millones de personas inocentes.
Pero lo cierto es lo contrario. Los documentos filtrados «proporcionan una visión interna sin precedentes de la continua represión llevada a cabo en Sinkiang», continúa afirmando el Sr. Isa, «por medio de la cual las autoridades han confinado a más de un millón de uigures, kazajos y a miembros de otras minorías étnicas en campos de internamiento y cárceles durante los últimos tres años. Ahora sabemos que estas brutales políticas fueron concebidas y orquestadas por funcionarios de alto nivel del Gobierno chino. La capacidad de Xi Jinping para confundir y engañar a la comunidad internacional en lo que respecta a la naturaleza de los campamentos continúa erosionándose día a día. El mero hecho de que se haya producido una filtración también es crítico: ilustra que algunos cuestionan profundamente el accionar del Gobierno chino. Es un aviso esperanzador y nos hace recordar que varios millones de personas continúan sufriendo bajo lo que pareciera ser el peso de todo el Partido Comunista».
La religión y la diversidad son considerados enemigos
Tratando de entender por qué el PCCh odia tanto a los uigures, Bitter Winter habló con otra figura destacada de la diáspora uigur, la Sra. Rushan Abbas, presidenta de Campaign for Uyghurs (Campaña para el pueblo uigur) en Herndon, Virginia.
«Todo lo que hace que el pueblo uigur sea único –nuestro idioma, cultura y religión– incomoda al PCCh», afirma la Sra. Abbas, «el nacionalismo del pueblo han y la intolerante y arrogante actitud de los líderes del partido y de Xi Jinping hacen que los mismos no toleren la singularidad étnica del pueblo uigur». Además, el islam, la religión del pueblo uigur fue lo que impidió que fueran asimilados. Ahora el PCCh finalmente se da cuenta de eso, razón por la cual pretenden erradicar por completo el islam entre los uigures, utilizando el pretexto de estar llevando a cabo una ‘guerra contra el terrorismo’. Nuestra religión representa una amenaza para el PCCh, ya que todos los pensamientos y las creencias religiosas originales suponen un peligro para el régimen comunista chino. Para China, el ideal comunista vuelve a la vida con Xi Jinping».
La Sra. Abbas piensa que el problema central es la ideología comunista y la ideocracia. «Comunismo significa acabar con la libertad de expresión y de pensamiento», continúa afirmando. “Significa suprimir la libertad de expresión y de creencias. Sobre todo, significa imponerle la ideología oficial del Estado a todos y perseguir a aquellos que puedan pensar o creer de manera diferente. Esta inquietante tendencia es claramente visible en la persecución llevada a cabo contra los musulmanes uigures y en lo que está sucediendo hoy en día en Hong Kong. La persecución del pueblo uigur llevada a cabo por el régimen comunista chino representa solo una parte de la creciente ola de intolerancia que está cubriendo rápidamente al mundo. Nuestra lucha debe ser un tema de interés para todos los que valoran los derechos humanos básicos de dignidad, respeto y libertad de creencias para todas las personas».
Ahora bien, el continuo silencio de los países musulmanes en medio de las crisis del pueblo uigur o incluso la aprobación que algunos dan a la represión llevada a cabo por el PCCh es desconcertante, especialmente para los que no son musulmanes. Pero es aún más desconcertante para los musulmanes. «Me entristece la inactividad del mundo musulmán», comentó la Sra. Abbas. “Como musulmanes, nos concierne de manera directa lo que está sucediendo. ¿Dónde se encuentra la unidad del islam hoy en día? ¿Dónde se encuentra la fraternidad necesaria para salvar a nuestros hermanos musulmanes de ser exterminados? Debido a la desinformación y a la falsa narrativa del PCCh, muchos líderes de países con mayoría musulmana y la comunidad musulmana no saben lo que realmente está sucediendo. Si realmente supieran la verdad de lo que está sucediendo, si tan solo escucharan la desesperada súplica efectuada por el pueblo uigur por sobrevivir; sinceramente espero que cuando los líderes de los países musulmanes y los hermanos y hermanas musulmanes lo hagan estén junto al pueblo uigur y tomen medidas al respecto».
¿Otro Pacto de Munich?
No menos increíble es la respuesta aún demasiado débil de la ONU en lo que respecta al genocidio cultural que se está produciendo en Sinkiang. «China se está saliendo con la suya con el genocidio», afirmó la Sra. Abbas, sin poder ni querer contenerse. “Y no solo eso, China está siendo ‘recompensada’ por sus crímenes de lesa humanidad y por el genocidio cultural con los Juegos Olímpicos de Invierno del 2022. Entre las amenazas comerciales, el poder de la Iniciativa ‘Cinturón y Carretera’, la tramposa diplomacia de la deuda y la manipulación en el seno de la ONU al ser el segundo donante más importante, la RPC se ha convertido en una potencia capaz de intimidar al mundo. En el Sudeste Asiático, Asia Central, el mundo túrquico, los países con mayoría musulmana, África e incluso algunas partes de Europa el régimen chino está sobornando y sacando provecho de políticos clave, tomadores de decisiones, medios de comunicación, académicos influyentes y empresarios prominentes. Gracias a ello, China ha logrado silenciar las críticas internacionales contra su vergonzoso historial de derechos humanos y se está saliendo con la suya”.
Entonces, ¿está todo perdido? «Depende», afirma la líder uigur. “El Comité Olímpico Internacional (COI) debe salvaguardar los principios sobre los cuales se han construido los Juegos Olímpicos. Los Juegos Olímpicos son un evento internacional único. No tienen que ver con el comercio o con la política. Tampoco con qué país tiene más poder o más dinero; se trata de personas que se reúnen para celebrar sus diferencias. Un país que ha prohibido la identidad cultural y el idioma, y que ha erigido cientos y miles de campos de concentración para encarcelar a un grupo étnico a causa del odio y la discriminación racial, no respeta estos valores. Con más de 400 páginas de evidencia documentada, el país que actualmente efectúa la mayor cantidad de violaciones a los derechos humanos no debería ser el anfitrión de juegos destinados a celebrar nuestras diferencias en el mundo y a unirnos».
No se trata de una propuesta tan modesta. ¿Será entonces la dignidad de la comunidad internacional la que soportará la carga de la verdad, o seremos tristes testigos de una reedición del Pacto de Munich de 1938, cuando Occidente permitió que el creciente poder de Adolf Hitler ahogara a Europa en sangre y dolor al mirar para otro lado?