Los lugares de culto que se niegan a ser controlados por el Estado están siendo clausurados, mientras que las iglesias administradas por el Gobierno son utilizadas para adorar al Partido Comunista Chino.
por Tang Zhe
En Ji’an, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia suroriental de Jiangxi, este año se construyó una iglesia católica a un costo de más de un millón de yuanes (más de 140 000 dólares), los cuales habían sido recaudados por creyentes. La misma fue llamada: «La Verdadera y Original Fuente del Universo» (萬 有 真 原), en referencia al nombre inscrito en una placa que había sido donada en el año 1711 por el emperador Kangxi (Xuanje, 1654-1722) a una iglesia católica emplazada en Pekín. No mucho después de que abriera sus puertas, la iglesia se convirtió en blanco de la persecución del Gobierno local.
A fines de septiembre, funcionarios locales le ordenaron a la congregación de la misma que cubriera con pintura el letrero que contenía el nombre de la iglesia, lo reemplazara por uno que dijera: «Sigue al Partido, obedece al Partido y sé agradecido con el Partido» y colocara la bandera nacional en la entrada.
Lo que más dolor le provocó a la congregación fue la eliminación de una pintura de la Virgen María con el Niño Jesús, la cual posteriormente fue arrojada a un oscuro rincón de la iglesia. En reemplazo, se colgó un retrato del presidente Xi Jinping en el centro de uno de los muros, rodeado de consignas propagandísticas a ambos lados.
Pocos días después, funcionarios confiscaron las llaves de la iglesia y cerraron con candado todas sus puertas y ventanas. La congregación perdió su lugar de culto.
Durante el mismo mes, se le exigió a un lugar de reunión católico que no formaba parte de la Asociación Patriótica Católica China, emplazado en el condado de Poyang, en Jiangxi, que dejara de celebrar actividades religiosas. Funcionarios locales amenazaron con revocar las pensiones de jubilación de los miembros de edad avanzada de la congregación si se continuaban celebrando reuniones. Se retiraron la cruz de la iglesia, una pintura de la Virgen María y los dísticos religiosos existentes en el lugar, y en reemplazo se colocaron retratos de Xi Jinping y Mao Zedong.
A principios de mayo se clausuró otra sede católica emplazada en el condado de Poyang, tras alegar que «cualquier iglesia que se niegue a unirse a la Asociación Patriótica Católica China es un xie jiao». Los miembros de la congregación afirmaron que preferían practicar su fe en sus hogares antes que unirse a la Iglesia dirigida por el Estado.
En el mes de septiembre, en preparación para una inspección por parte de Wang Yang, presidente de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, los funcionarios locales le ordenaron a la congregación de la catedral estatal de San José, emplazada en el distrito de Linchuan de la ciudad de Fuzhou, en Jiangxi, que colocara fuera de la iglesia consignas en apoyo al Partido Comunista Chino (PCCh) y que promovieran la cultura tradicional china. En la actualidad, la iglesia se asemeja a una agencia de propaganda gubernamental.
Tras la inspección, la APCC provincial y la Comisión Administrativa Nacional de la Iglesia católica china convocaron una reunión especial para hablar sobre y analizar los discursos de Wang Yang. El clero de la APCC proclamó su apoyo al liderazgo del Partido y su amor por el país y la religión, prometiendo «contribuir con su parte a la realización del sueño de China; siendo el mismo la gran renovación de la nación».
Un sacerdote local comentó que la iglesia administrada por el Gobierno solo se asemeja a un lugar de culto, pero en realidad adora al PCCh y promueve su ideología.
“Caer bajo el control comunista es una calamidad para la Iglesia. Unirse a la APCC es equivalente a entregarse al diablo», afirmó un sacerdote retirado, procedente de la provincia nororiental de Jilin, mientras opinaba sobre la presión ejercida por el régimen para que todas las iglesias católicas se unan a la APCC. El mismo añadió que eligió retirarse porque no quiere someterse al adoctrinamiento del PCCh ni ayudar al Partido a adoctrinar a los creyentes.