Catalogados como los criminales más buscados solo a causa de su fe, los miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso son perseguidos por el régimen y obligados a esconderse, poniendo sus vidas en grave peligro.
por Yang Guang’an
Xu Ming (seudónimo) es un miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) de 67 años, procedente de la provincia sureña de Cantón. Desde el año 2012, luego de haber sido denunciado ante las autoridades por compartir el evangelio, Xu Ming y su esposa han estado viviendo una vida de fugitivos. El mismo logró evitar ser arrestado, y la pareja tuvo que abandonar su ciudad de residencia, en la cual habían pasado la mitad de sus vidas, para mudarse a la ciudad donde vivían sus hijos.
No obstante, la policía nunca dejó de buscarlos. Según sus familiares, tras su fuga, Xu Ming fue incluido en la lista de fugitivos buscados.
La IDT es el mayor nuevo movimiento religioso cristiano chino y el más perseguido en China. Según el artículo 300 del Código Penal Chino, ser miembro de la IDT es punible con penas de prisión de tres a siete años, o más. Algunos miembros de la IDT incluso pueden recibir una sentencia de cadena perpetua y muchos han sido torturados hasta la muerte mientras se encontraban detenidos. Ante persecuciones que ponen en peligro sus vidas, algunos miembros de la IDT no tienen más remedio que esconderse durante años.
Tras el asesinato en un McDonald’s del año 2014, cuando la IDT fue injustamente acusada de asesinar a una mujer, la policía comenzó a intensificar sus esfuerzos para capturar a los miembros de la Iglesia. Varios agentes de policía incluso se presentaron en la escuela a la que asistía el nieto de Xu Ming para preguntarle por él y presionaron a la hija de Xu para que revelara el paradero de sus padres. La mujer afirmó que a menudo veía a un extraño siguiéndola.
En medio de la implacable búsqueda, la pareja tuvo que abandonar a sus hijos y a su nieto y huir de su nuevo hogar. Intentando eludir ser identificados, evitaban mostrar sus tarjetas de identificación, lo cual era especialmente complicado al momento de alquilar un apartamento y encontrar un trabajo. Tras numerosos intentos, Xu Ming logró encontrar un trabajo manual para el que no se necesitaba una tarjeta de identificación. En lugar de disfrutar de su retiro, el anciano se vio obligado a trabajar duro para mantener su sustento.
Un día de agosto de 2017, Xu Ming sintió que le faltaba el aire, comenzó a experimentar un agudo dolor de cabeza y perdió la audición en ambos oídos. Un fiel de la Iglesia con conocimientos médicos examinó a Xu Ming y afirmó que su condición era sumamente grave; corría peligro de sufrir un derrame cerebral. No obstante, sabiendo que la policía estaba monitoreando a su familia, el Sr. Xu no pudo acudir a ellos en busca de ayuda ni dirigirse a un hospital a pesar de su grave estado. Se dio cuenta de que, a través de la vigilancia de reconocimiento facial, omnipresente en toda China, sería reconocido y arrestado. También se mostró reacio a mostrar su tarjeta de identificación en un hospital, lo cual es un requisito obligatorio.
La mayoría de los creyentes pertenecientes a los grupos incluidos en la lista de organizaciones xie jiao están registrados en bases de datos nacionales, las cuales, por regla general, están conectadas a redes de vigilancia. Por lo tanto, los viajes, las visitas a instituciones médicas y cualquier otro tipo de actividad cotidiana en público pueden dar lugar a una detención. Tratando de evitar ser identificados a través de sistemas de vigilancia o por personal médico, los cuales a menudo son obligados a registrar las creencias religiosas de las personas, muchos creyentes han muerto porque tenían miedo de buscar asistencia médica.
«Tengo casi 70 años, pero el Partido Comunista Chino (PCCh) simplemente no me deja en paz», se lamentó Xu Ming. “Todavía están intentando localizarme. Es curioso que el PCCh difunda rumores de que los miembros de la IDT no buscamos tratamiento médico cuando estamos enfermos debido a la superstición religiosa, cuando, en realidad, es la persecución del PCCh la que impide que los creyentes busquemos tratamiento médico, convirtiéndose así en la causa de nuestras muertes».
La Sra. Ye (seudónimo), una miembro de la IDT de 66 años, procedente de la provincia suroccidental de Sichuan, ha estado huyendo durante seis años. Siendo una líder de su iglesia, se vio obligada a huir cuando la Agencia de Protección de la Seguridad Doméstica local proclamó que «todos los que creen en Dios son delincuentes políticos y, por lo tanto, deben ser arrestados».
Varios residentes de la ciudad natal de la Sra. Ye le dijeron a Bitter Winter que el secretario de la aldea les había dado dinero a sus vecinos y les había pedido que la denunciaran tan pronto como la vieran. El secretario también acosaba a sus familiares de manera frecuente, presionándolos para que revelaran su paradero bajo amenaza de revocar sus beneficios sociales y sus subsidios gubernamentales y obstaculizar la educación de sus hijos.
Autos de policía con la información de identificación de la Sra. Ye pegada en sus ventanillas patrullaban en los alrededores de su hogar. En días festivos, tales como el Festival de la Primavera o su 60.° cumpleaños, la policía intensificaba su vigilancia. Varios vecinos informaron haber visto agentes de policía montando guardia afuera del hogar de la Sra. Ye por las noches, esperando arrestarla en caso de que regresara.
La Sra. Ye no pudo regresar a su hogar y se vio obligada a esconderse. Debido a las cámaras de vigilancia existentes en cada rincón de China, no se atreve a salir cuando lo desea, ni siquiera cuando tiene problemas de salud.
La mujer padece hemorragia gastrointestinal y, en noviembre de 2017, su condición se deterioró. Por temor a ser arrestada, la Sra. Ye no podía acudir a un hospital. Sus familiares, quienes son trabajadores médicos, ayudaron a controlar la hemorragia, pero le advirtieron que su condición era crítica y que necesitaba atención médica constante. La misma se siente atormentada por las dificultades de la vida de fugitiva, las cuales ni siquiera le permiten solucionar sus problemas de salud.
Una creyente de la IDT de 65 años, procedente de la provincia china sureña de Hainan, también fue incluida en la lista de personas buscadas y ha estado viviendo una vida de fugitiva desde el año 2015. Sus familiares son continuamente monitoreados y seguidos por oficiales de policía que les exigen revelar su paradero, por lo cual la mujer no puede ponerse en contacto con ellos ni pedirles ayuda. La misma se mantiene vendiendo verduras silvestres. El arduo trabajo de recolectarlas ha debilitado su cuerpo, perdió mucho peso y desarrolló problemas gastrointestinales. Al no poder acudir a un hospital, la mujer se dirigió a una farmacia en busca de ayuda. El farmacéutico determinó que la mujer corría riesgo de padecer una severa anemia y necesitaba ser hospitalizada de inmediato. Sabiendo que hacerlo conduciría a un arresto, la mujer se rehusó. Es así que sigue sufriendo, incapaz incluso de buscar consuelo al hablar con su familia.