A través de incentivos gubernamentales, los chinos de etnia han han sido atraídos a Sinkiang para acelerar la «hanificación» de los musulmanes étnicos. En la actualidad, no les es fácil regresar a sus hogares.
por Wang Yong
Para complementar la sistemática represión masiva de musulmanes en la Región Autónoma Uigur de Sinkiang, la cual algunos equiparan a genocidio y que consiste en detener a millones de personas en campamentos de transformación por medio de educación en nombre de la «lucha contra el extremismo», el régimen chino ha alentado a los chinos de etnia han a mudarse a Sinkiang. Con la intención de debilitar el tejido cultural de los uigures y otros musulmanes étnicos, la campaña de «hanificación» ha sido estimulada brindándoles a las personas de etnia han generosos beneficios y prometiéndoles una vida próspera y feliz en su nuevo hogar.
Bitter Winter entrevistó a dos personas que se habían mudado a Sinkiang. Los mismos nos pidieron que no utilizáramos sus verdaderos nombres, por lo cual utilizaremos seudónimos.
Misión imposible
«Fue sumamente fácil transferir el registro de nuestro hogar a Sinkiang, pero ahora no podemos anularlo», se lamentó el Sr. Chen, quien hace algunos años trasladó a su familia desde la provincia central de Henán al sur de Sinkiang, donde puso en marcha un negocio de venta al por mayor de verduras.
En el año 2017, la familia decidió regresar a su hogar, por lo cual el Sr. Chen inició el procedimiento oficial para transferir el registro de su hogar de Sinkiang a Henán. La misión resultó ser imposible.
«Incluso intenté renunciar a nuestro registro en Sinkiang mediante sobornos a funcionarios y a través de amigos con conexiones en el Gobierno de Sinkiang, pero sin suerte», afirmó el Sr. Chen.
Luego de dos años de intentos en vano, la familia decidió arriesgarse a trasladarse de regreso a su ciudad natal sin contar con el registro. Regresaron a Henán, pero el registro de su hogar aún se encuentra en Sinkiang. Solo son residentes temporales en su ciudad natal, no tienen derecho a la atención médica y social básica, y su hijo no puede matricularse en la escuela.
En China, el hukou, un sistema de registro de hogares, regula el acceso de los ciudadanos a los servicios brindados por el Gobierno, tales como atención médica, educación, pensiones de jubilación y otros programas sociales. También es indispensable para obtener un trabajo o un lugar para vivir. Por lo tanto, el régimen a menudo lo utiliza para controlar a la población y su migración interna.
«En Henán, los funcionarios se niegan a aceptar el registro de mi hogar bajo el pretexto de que están ‘impidiendo que los alborotadores viajen hacia el interior del país’”, afirmó con frustración el Sr. Chen.
Cuando se le preguntó cuál fue la principal razón para abandonar Sinkiang, el Sr. Chen afirmó que se estaba haciendo difícil mantener a su familia haciendo negocios, ya que el Gobierno está concentrando todos sus esfuerzos en el llamado «mantenimiento de la estabilidad» en lugar de en el desarrollo económico. «Además, la mayoría de los hombres de etnia uigur han sido detenidos y solo quedan unos pocos que pueden ser contratados para trabajar en mi línea de negocio», explicó el Sr. Chen.
El mismo añadió que en la zona donde solía vivir y trabajar, los agentes de policía a menudo acordonaban las calles, especialmente durante días festivos y festivales. Durante los días festivos más importantes, tales como el Día Nacional, el 1 de octubre, toda el área y las carreteras que conducen a la zona estaban totalmente bloqueadas, por lo que las verduras frescas no podían ser enviadas a otras zonas. Solo podían ser vendidas a bajo precio en su vecindario, provocándole enormes pérdidas financieras al negocio del Sr. Chen.
La penosa situación de los derechos humanos fue otro factor crítico que ayudó a determinar la decisión familiar de abandonar Sinkiang.
«En Sinkiang no existe la libertad personal», afirmó el Sr. Chen. “Las personas deben mostrar sus identificaciones y someterse a registros corporales cada vez que van al supermercado, a una farmacia, o viajan en autobús o en tren. Deben ser cautelosos al hablar, autocensurándose para no pronunciar palabras ‘sensibles’. Puedes ser investigado solo por escuchar a alguien quejarse del Gobierno».
También se ha vuelto difícil vender inmuebles en Sinkiang. “En el pasado era sencillo vender casas, pero ahora se ha convertido en un verdadero reto, ya que la gente cada vez vende más propiedades. La mayoría de las personas de etnia han están desesperadas por marcharse, ya que no quieren vivir más en Sinkiang ”, afirmó el Sr. Chen.
«¡No vayan a Sinkiang!»
El Sr. Zhang, quien comenzó su negocio de capacitación en el sur de Sinkiang hace tan solo dos años, también desea marcharse lo antes posible.
«He perdido casi 450 000 yuanes (alrededor de 65 000 dólares), que era todo lo que traje a Sinkiang conmigo. En Sinkiang, la estabilidad social ha superado el desarrollo económico”, afirmó Zhang. «El Gobierno puede clausurar tu negocio ‘para rectificarlo’ bajo cualquier pretexto. Es un hecho cotidiano, por lo que se ha vuelto sumamente difícil mantener un negocio en funcionamiento. Solía haber más de 100 agencias de capacitación como la mía, pero ahora solo quedan un poco más de diez».
El Sr. Zhang se encuentra en la misma situación que el Sr. Chen: las autoridades municipales del sur de Sinkiang, donde vive, también se niegan a entregarle su registro y a permitir que su familia regrese a su ciudad de origen. Los funcionarios afirmaron que el Gobierno solo procesa nuevos registros, pero no los anula.
La gravedad de la situación se hace evidente con solo visitar los sitios web de las instituciones gubernamentales de Sinkiang. Los residentes que desean abandonar la región se sienten frustrados y ansiosos, y constantemente publican solicitudes de información sobre cuándo se les permitirá regresar a sus lugares de origen.
Residentes de Sinkiang publicaron en línea preguntas sobre el proceso de transferencia de sus registros dirigidas a instituciones gubernamentales.
La oficina del distrito de Gaoxin, en Ürümqi, la capital de Sinkiang, había publicado una notificación en su sitio oficial en la que se afirmaba que «según órdenes procedentes de los niveles superiores del Gobierno, la desinscripción de hogares se encuentra suspendida en el distrito”.
El distrito de Gaoxin, en Ürümqi, publicó en su sitio web oficial que «la desinscripción de hogares se encuentra suspendida en el distrito”.
En un video, titulado «Consejos para los graduados: ¡No vayan a Sinkiang!«, ampliamente difundido en línea durante el verano, un chino de etnia han, utilizando un cambiador de voz, les advierte a los graduados que se sienten atraídos por las promesas gubernamentales de excelentes condiciones para mudarse a Sinkiang que no vayan.
«Una vez que te mudes a Sinkiang, no tendrás más remedio que quedarte allí», afirma el hombre en el video. A los que se mudaron a Sinkiang y se negaron a que se les escanearan las retinas oculares, o que se le tomaran las huellas digitales y muestras de sangre, se les congeló su registro de hogar, es decir, no podrán abandonar de manera legal Sinkiang para poder vivir en otro lugar de China. El video advierte que los residentes con registro en Sinkiang son examinados mucho más exhaustivamente cada vez que viajan por China, sin importar su origen étnico.
El hombre del video explica que el Gobierno de Sinkiang no puede cumplirles sus promesas a quienes se han reubicado, ya que todo su dinero es utilizado para mantener la estabilidad social. Los campamentos de transformación por medio de educación son omnipresentes, e incluso los funcionarios públicos pueden ser enviados allí por cometer un error en el trabajo.