A fin de implementar las órdenes procedentes de Pekín tendientes a erradicar los templos budistas, taoístas y de la religión popular, el Gobierno de esta ciudad de la provincia de Shaanxi ha adoptado medidas sumamente drásticas.
por Zhou Xiaolu
Desde el mes de abril, la gente de la ciudad de Baoji, en la provincia noroccidental de Shaanxi, comenzó a notar que las puertas y ventanas de algunos edificios comenzaron a estar bloqueadas con ladrillos y hormigón, y sobre ellas aparecían consignas propagandísticas que promovían los valores socialistas centrales.
A fin de implementar las órdenes del Gobierno central, las autoridades municipales pusieron en marcha una campaña tendiente a erradicar los templos de la ciudad y de sus condados administrados de Qishan, Qianyang, Mei y Long, así como también de otras áreas bajo su jurisdicción. Numerosos templos budistas, taoístas y de la religión popular que aún no han sido demolidos fueron sellados con ladrillos y hormigón.
«Todos los templos de nuestro poblado han sido demolidos, excepto dos», le dijo a Bitter Winter un residente de una aldea bajo la jurisdicción del poblado de Jinqu en el condado de Mei. «Uno de ellos, el Templo de Guandi, se salvó por ahora porque los creyentes lograron persuadir al Gobierno, afirmando que la demolición provocaría desastres».
«El Estado ha adoptado una política nacional de que todos los templos, con o sin licencia, deben ser sellados», afirmó un funcionario del Gobierno local de una localidad administrada por la ciudad de Baoji. «Los funcionarios de todos los niveles del Gobierno se sienten sumamente ‘preocupados’ por los templos de las aldeas y los municipios. Varios grupos de funcionarios se presentan a diario en templos de diferentes zonas para efectuar investigaciones e inspecciones y asegurarse de que los templos hayan sido clausurados».
En el mes de marzo, un funcionario gubernamental les dijo a los creyentes, mientras clausuraba su templo, que si las puertas y ventanas no eran bloqueadas con ladrillos, aún podrían ingresar a hurtadillas.
En la provincia central de Hubei, numerosos templos budistas y taoístas también habían sido reprimidos, clausurados o demolidos durante operaciones anteriores tendientes a reprimir las religiones en la zona. Debido a que algunos monjes y monjas que no tenían dónde ir habían regresado a los templos clausurados en secreto, los Gobiernos locales ahora los hicieron impenetrables bloqueando sus puertas y ventanas.
«He sido una monja budista por más de 20 años. ¿A dónde debo ir ahora?», preguntó una monja de la ciudad de Huangshi, en Hubei, cuando la Agencia de Asuntos Religiosos le notificó la clausura de su templo el año pasado.
La misma le dijo a Bitter Winter que en repetidas ocasiones había solicitado permisos oficiales para el templo, gastando mucho dinero, pero que el Gobierno aún no ha aprobado su solicitud.
«Funcionarios de la Agencia de Asuntos Religiosos dijeron que no podría obtener el permiso a pesar de haberles entregado dinero y que el templo sería sellado y tal vez demolido», afirmó la monja.
La monja quedó devastada cuando el maestro, con quien había practicado el budismo durante años, murió de un ataque cardíaco repentino varios minutos después de recibir la notificación de clausura del templo.
Según algunos cálculos, de abril a octubre, solo en la ciudad de Jingmen de Hubei, al menos 20 templos fueron demolidos por la fuerza, a 78 templos les sellaron o bloquearon sus puertas y un templo fue reutilizado por el Estado.