La muerte de un veterano en la víspera de Año Nuevo hizo resurgir las inquietudes sobre las cosas que los funcionarios del PCCh estarían dispuestos a hacer para mantener sus puestos. Para ellos, las vidas humanas no significa nada.
por Lu Xiaojing
El cuerpo de Yu Haiping, un veterano que había estado presentando peticiones ante el Gobierno durante años, fue hallado a las 5:45 de la mañana del 31 de diciembre ahorcado en la entrada de la Oficina de Cartas y Llamadas de la provincia de Shanxi. Según un informe de Radio Free Asia (RFA), Yu Haiping, de 62 años, había estado presentando peticiones sobre los efectos que la industria minera había tenido en el medio ambiente de su zona de residencia y otras cuestiones ante el Gobierno durante seis años. Aún no se han revelado pruebas sobre la causa de su muerte, ni siquiera si fue asesinado o se suicidó.
Ma Bo, miembro de la Alianza Anticorrupción y Defensa de los Derechos Humanos, una organización que reúne a los que efectúan peticiones ante el Gobierno en China continental, le dijo a RFA que sospecha que hay algo oculto detrás de la muerte de Yu Haiping. «Es posible que haya sido envenenado o golpeado hasta morir», afirmó Ma Bo, «es posible que [el Gobierno] haya creado una falsa impresión». La misma añadió que en China se conocen una gran cantidad de incidentes similares, en los que los gobiernos locales coaccionan a las familias de los peticionarios que han sido golpeados hasta morir, amenazándolos para que no lleven a cabo más investigaciones. «Los incidentes generalmente son olvidados sin ser resueltos», le dijo el activista a RFA.
Video: Noticias sobre la muerte de Yu Haiping.
El sistema de peticiones chino ha sido criticado por muchos en China. Según un documento relacionado con la evaluación del desempeño y el sistema de recompensas de los empleados gubernamentales, emitido por una localidad de la provincia central de Henán, en el momento en que una persona presenta una petición ante el Gobierno, a los funcionarios en cuestión se les deduce una parte de sus salarios. Además, cada vez que alguien –ya sea una persona o un grupo– de la localidad presenta una petición ante el Gobierno de la ciudad, la provincia o central, los funcionarios locales a cargo de la cuestión reciben multas sucesivamente crecientes, que oscilan de 50 a 800 yuanes (alrededor de 7,5 a 115 dólares) .
Bajo dicho sistema, los funcionarios locales no están interesados en que las peticiones lleguen a los niveles más altos del Gobierno para que éstos resuelvan los problemas que plantean. Por el contrario, los burócratas de las localidades utilizan todos los medios posibles para mantenerlas en secreto y restringir a los peticionarios monitoreándolos, acosándolos e intimidándolos, tanto a ellos como a sus familiares. Las personas que buscan justicia a menudo son detenidas o encerradas en instituciones de salud mental y para sofocarlas comúnmente se aplica una fuerza sumamente excesiva. Bitter Winter había informado anteriormente sobre un peticionario de 83 años que había sido brutalmente golpeado por matones contratados por el Gobierno.
Debido a su estatus especial, los veteranos militares retirados que presentan peticiones siempre han estado bajo el radar del régimen. Una circular de 2019 sobre medidas de mantenimiento de la estabilidad para la celebración del 70 aniversario de la fundación de la China comunista, el 1 de octubre de 2019, emitida por una institución de seguridad pública de una localidad de Henán, enumera a los veteranos de la zona que se sabe que han presentado peticiones ante el Estado y los designa como objetivos de vigilancia. En el documento también se enumeran los detalles de su información personal y de todas las actividades que han organizado y compartido en el sitio de mensajería social WeChat.
Un veterano retirado le relató a Bitter Winter su historia de cómo fue vigilado y, según cree, envenenado por el Estado a causa de las actividades peticionarias llevadas a cabo a lo largo de los años. Para salvaguardar su seguridad solicitó permanecer en el anonimato.
«Durante la guerra con Vietnam participé en batallas cruciales», afirmó el anciano, incapaz de ocultar el orgullo por su servicio militar. Pero su estado de ánimo cambió casi de inmediato y añadió que a menudo lamenta haber arriesgado su vida por el Partido Comunista Chino (PCCh).
Cuando se retiró del ejército, el Gobierno local no lo ayudó ni a él ni a sus compañeros veteranos a hallar trabajo, ni tampoco les proporcionó subsidios de subsistencia. «Desde que regresé del ejército no he recibido una orden de traslado a la vida civil ni asistencia o dinero, ni siquiera un centavo», afirmó el veterano. El otrora valiente soldado actualmente se gana la vida atendiendo un puesto callejero para apenas poder llegar a fin de mes.
«Me he presentado en la Oficina de Cartas y Llamadas de la ciudad a nivel de prefectura aproximadamente 20 veces y seis veces tanto en el Gobierno provincial como en la Oficina de Cartas y Llamadas de la provincia», continuó el hombre. «Además, me he presentado en el Gobierno del condado, la Agencia de Asuntos Civiles y la Oficina de Cartas y Llamadas en más de 100 oportunidades. Es inútil. Los funcionarios se transfieren la responsabilidad entre ellos».
Durante los viajes de petición, él y otros veteranos fueron perseguidos por la policía local y las fuerzas armadas. Los mismos percibían como algo normal que el personal gubernamental los supervisara en todo momento.
En una oportunidad, un funcionario de alto rango de las fuerzas armadas locales lo amenazó con matarlo si sus peticiones provocaban que perdiera su trabajo. Dos meses después de la amenaza, el veterano sintió síntomas de envenenamiento en dos oportunidades seguidas. Gracias a que tiene cierto conocimiento de cuidados médicos, logró evitar graves consecuencias aplicando el tratamiento adecuado a tiempo.
«En lugar de recibir el tratamiento que merezco, soy vigilado, controlado y amenazado por el Gobierno», afirmó el veterano. “Nunca esperé esto del Estado al que serví. Me arrepiento de haber estado en el ejército. Cuando el Gobierno quiere usarte, hacen sonar tambores y gongs al enviarte al campo de batalla y te dan la bienvenida tras batallas victoriosas. Pero cuando no les sirves, pueden llegar a hacer lo que quieran contigo”.