Luego de que CNN revelara la destrucción de cementerios uigures llevada a cabo por el PCCh, la propaganda china afirmó que solo se trataba de noticias falsas. El poeta uigur Aziz Isa Elkun nos cuenta la verdadera historia.
por Ruth Ingram
Tras intensas investigaciones que incluyen entrevistas con uigures y el examen de imágenes satelitales, CNN identificó este mes más de 100 antiguos cementerios uigures que han sido destruidos en la región, la mayor parte de los cuales fueron demolidos a partir de las represiones del 2018, pero algunas demoliciones se remontan a varios años atrás.
Aziz Isa Elkun, un conocido poeta y escritor uigur que actualmente reside en Londres, se sintió consternado cuando la tumba de su difunto padre, la cual desde su fallecimiento acaecido en noviembre de 2017 se ha visto obligado a «visitar» de forma remota a través de Google Earth, desapareció repentinamente de la imagen satelital en abril del año pasado. Tras las crueles represiones llevadas a cabo en Sinkiang durante los últimos dos años, Aziz actualmente no puede regresar a su tierra y se ve obligado a llevar el luto en línea.
Pero repentinamente, en abril del año pasado, mientras buscaba la tumba de su padre, se enfrentó a un nuevo escenario. El cementerio que contenía su tumba, previamente construida por la familia en el año 2012, había sido demolido, solo para ser reemplazado por filas de flamantes sepulcros encalados hombro a hombro, situados en la esquina inferior derecha de la imagen revisada.
Aziz, angustiado, expresó su indignación por el hecho de que el Gobierno chino pudiera pisotear de esta manera el área más sensible de la cultura uigur, atacando el corazón mismo de la comunidad uigur de la forma más cruel posible.
Esta semana, en declaraciones a Bitter Winter, Aziz afirmó sentirse angustiado no solo por el hecho de que los restos de su padre hayan sido retirados por la fuerza de su tumba, sino también por la propia campaña de “noticias falsas” del Gobierno chino tendiente a justificar su accionar en lo que respecta a la destrucción de elementos clave de la cultura uigur, durante la cual su propia anciana madre se vio obligada a hablar en su contra.
Un furioso ataque de Pekín al informe de CNN no solo se encargó de vapulear a los medios de comunicación occidentales, sino que también generó un ataque personal en dos frentes contra el propio Aziz, poniendo a su familia públicamente en su contra no solo a través de su portavoz, el Global Times, sino también por medio de su canal de televisión de propaganda, China Global Television Red (CGTN). A principios del año 2020, Pekín ha generado una avalancha de justificaciones y refutaciones a las críticas de los principales medios de comunicación a nivel mundial, a fin de explicar su tratamiento del pueblo uigur en Sinkiang.
El Global Times, sabiendo muy bien que los uigures exiliados no han podido comunicarse telefónicamente con su familia desde hace al menos dos años y que corren peligro de que sus familiares sean encarcelados, reprendió a Aziz por quejarse ante la CNN en lugar de contactar directamente a su familia para determinar el destino de los restos de su padre. Lo acusó de no haber regresado a su tierra natal desde hace veinte años y sostuvo que «Sinkiang respeta los rituales funerarios de los grupos étnicos». CGTN, yendo un paso más allá, envió a su propio reportero a la aldea natal de Elkun, Yingichimen, cerca de Aksu, y obligó a Hepizem, la madre de Aziz, de 78 años, y a su hermana a que lo acompañaran a la tumba de su difunto esposo.
Al dar a conocer esta entrevista con su propia versión de las acusaciones de Aziz, CGTN planteó el interrogante: «Veamos quién está engañando a la audiencia».
Al ver a su madre en la pantalla, Aziz se dio cuenta de que estaba preparada para criticarlo y para alabar al Gobierno chino por proporcionarle una nueva tumba para su difunto esposo. Teniendo en cuenta la actual situación en Sinkiang, donde incluso un trozo de caligrafía árabe en una cuchara o una palabra suelta que implique una crítica contra el Gobierno podría dar lugar a la llamada «formación profesional», también conocida como campamentos de transformación por medio de educación, o a algo peor, el reportero tomó el testimonio de la madre de Aziz en el cual alababa al Gobierno al pie de la letra, algo que Aziz cuestiona seriamente. El mismo señaló las evidentes inconsistencias en los hechos tal y como fueron presentados por CGTN.
A pesar de que Aziz les había mostrado a CNN y a Bitter Winter imágenes de la nueva tumba que la familia había construido para su padre en el año 2012, el reportero de CGTN lo acusó de mentir y contradijo su relato afirmando que, de hecho, la llamada «tumba familiar” donde se encontraba enterrado su padre era solo un montículo polvoriento rodeado de otras configuraciones caóticas de montículos de arena. Aziz presentó fotografías que atestiguan la veracidad de su relato, mostrando su parcela familiar cuidadosamente construida en lo que solía ser el cementerio, y una foto de sí mismo arrodillado frente a la prístina tumba de su abuela en el año 2012 cuando visitó Sinkiang.
Aziz afirma que no está en contra de las nuevas y ordenadas filas de lápidas destinadas a las personas que han fallecido recientemente. Pero sí está vehementemente en contra de que las tumbas existentes sean destruidas y de que los difuntos sean sacados de sus lugares de descanso, en los que se encontraban rodeados de aquellos que habían fallecido antes. “El 15 de abril de 2019 descubrí a través de Google Earth Pro Map que el cementerio y la tumba donde descansaba en paz mi amado padre habían sido destruidos. Mi padre ocupó su tumba durante 623 días”, afirmó con pesar.
«Va completamente en contra de las antiguas tradiciones funerarias uigures sacar a los difuntos de sus lugares de descanso, donde se hallaban rodeados de los espíritus de los que habían fallecido antes», afirmó Aziz. «Según nuestras creencias, no solo se trata de trasladar un cementerio, sino también de perturbar a los espíritus en el lugar de encuentro comunal de siglos de antigüedad de nuestros antepasados», afirmó.
Aziz afirmó que, al destruir una parte vital de su patrimonio, el Gobierno chino estaba mostrando un flagrante desprecio por la cultura uigur, opinando que podrían haber reparado fácilmente las tumbas en los cementerios existentes, pero decidieron no hacerlo porque estaban decididos a «insultar y a eliminar» al pueblo uigur. “No tienen derecho a destruirnos de esta manera. Son sumamente mentirosos. No se puede confiar en ellos”, afirmó con amargura.