Un miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso de 21 años fue mantenido en cautiverio a pesar de su grave enfermedad. Cuando finalmente fue liberado, ya era demasiado tarde para salvarlo.
por Yao Zhangjin
El miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) murió a la edad de 21 años. Antes de su muerte, le contó su historia de persecución a Bitter Winter. Para proteger a su familia, llamaremos al joven creyente por el seudónimo de Liu Jun.
En julio de 2018, Liu Jun fue arrestado junto con otros cinco miembros de la Iglesia. A pesar de que se le había diagnosticado un trastorno renal, fue detenido por «organizar y utilizar una organización xie jiao para socavar la aplicación de la ley» y enviado a un hospital administrado por la Agencia de Seguridad Pública. La policía lo interrogó repetidamente sobre la IDT, la cual fue incluida en la lista de organizaciones xie jiao del Partido Comunista Chino (PCCh) en el año 1995, y desde entonces ha sido cada vez más intensamente perseguida.
«Como no revelé ningún tipo de información sobre la Iglesia, los oficiales me gritaron brutalmente, amenazándome con sentenciarme a hasta 8 años de prisión si me negaba a cooperar con ellos», le dijo Liu Jun a Bitter Winter. «Entré en pánico. ¿Qué haría si tuviera que estar en la cárcel durante tanto tiempo? Estaba tan nervioso que mis manos no dejaban de temblar y me costaba respirar. Cuando el hospital decidió darme de alta, la policía me liberó bajo fianza para que esperara mi juicio, por temor a que muriera mientras me encontraba detenido”.
La vida de Liu Jun hasta el juicio fue sumamente dura: el mismo fue frecuentemente convocado por la Agencia de Seguridad Pública, el tribunal y otras instituciones a pesar de su deteriorado estado de salud. No podía negarse a asistir a dichas reuniones porque la policía amenazaba con encarcelar a sus familiares si no podían encontrarlo.
“Debido al estrecho control, sabía que estaban prestando especial atención a mi caso. Parecía que sería sentenciado a prisión sin importar lo que pasara. Durante ese tiempo estuve sometido a una gran presión mental”, recordó Liu Jun.
La ansiedad de Liu Jun no era infundada. En China, numerosos prisioneros de conciencia son encarcelados y sometidos a trabajos manuales de alta intensidad y a torturas a pesar de estar calificados para ser puestos en libertad bajo fianza para recibir tratamiento médico. Como consecuencia de ello, muchos de ellos mueren por falta de tratamiento mientras están detenidos.
En abril de 2019, Liu Jun se presentó en los tribunales luciendo sumamente enfermo. «Escuché que un oficial de la Brigada de Seguridad Nacional le hablaba al juez de mi grave enfermedad», recordó más tarde Liu Jun. «El juez afirmó que los miembros de la IDT son prisioneros políticos, no regulares; por lo tanto, el caso debía ser tomado en serio y no podía ser cerrado fácilmente».
Tras la citación, Liu Jun fue enviado directamente a una casa de detención local. Al día siguiente, fue llevado a un hospital para ser sometido a un examen de rutina. El mismo escuchó al médico decir que debería ser hospitalizado para recibir tratamiento ya que su condición era crítica, pero los guardias lo ignoraron por completo.
«Luego de regresar a la casa de detención, les dije a los guardias que me sentía sumamente incómodo, ya que todo mi cuerpo estaba tan inflamado que no podía recostarme para dormir; si lo hubiera hecho, me hubiera quedado sin aliento», continuó Liu Jun, añadiendo que los pocos días en ese estado parecieron años. Varios días después, sus compañeros de celda les pidieron a los guardias que trataran a Liu Jun inmediatamente, ya que su condición estaba empeorando, pero aún así, no hicieron nada.
El 4 de mayo, la condición de Liu Jun se deterioró bruscamente y recién entonces los guardias lo llevaron al hospital para que recibiera diálisis. Le diagnosticaron uremia –una grave complicación de su enfermedad renal– acompañada de insuficiencia cardíaca.
Tres días después, cuando finalmente se permitió que Liu Jun fuera puesto en libertad bajo fianza, el mismo se enteró de que el tribunal había insistido en volver a determinar su condición para que pudiera ser sentenciado. Pero Liu Jun ya estaba al borde de la muerte. También fue diagnosticado con enfermedad renal crónica en fase cinco, función cardíaca con deterioro de grado IV y hemorragia gastrointestinal. El médico se negó a admitirlo, alegando que su condición era demasiado grave y que el tiempo de recibir tratamiento había pasado.
Liu Jun falleció el 10 de agosto.