El nuevo Informe anual sobre derechos humanos del Departamento de Estado denuncia una situación abrumadora. Bitter Winter y sus reporteros detenidos se encuentran entre los mencionados.
por Marco Respinti
El 11 de marzo, el Departamento de Estado de EE. UU., liderado por el secretario Mike Pompeo, emitió los Informes de País sobre Prácticas de Derechos Humanos para 2019. Se trata de una tradición estadounidense, actualmente en su 44.° año, cuya principal motivación fue declarada por el secretario Pompeo en el momento en el que fue presentado el documento: “Tal y como nos recuerdan nuestros documentos fundacionales, nada es más fundamental para nuestra identidad nacional que nuestra creencia en los derechos y en la dignidad de cada ser humano. Se encuentra claramente especificado en nuestra Declaración de Independencia”.
Según los datos recopilados por los miembros del equipo en Washington, D. C. y por las embajadas estadounidenses dispersas a lo largo de todo el mundo que trabajan con y a través de expertos, el informe de 2019 cubre prácticamente todo el mundo. De manera pública, el secretario Pompeo señaló cuatro países para ejemplificar lo que significa hoy en día la violación de los derechos humanos, de los cuales tres están regidos por regímenes socialistas (solo el primero de la siguiente lista no lo está): Irán, Venezuela, Cuba y, por supuesto, China.
La sección del informe sobre «China (incluye Hong Kong, Macao y el Tíbet)«, tal y como reza su título, ofrece en su resumen ejecutivo una eficaz «lista fría» de los delitos cometidos por el régimen liderado por el Partido Comunista Chino (PCCh): asesinatos arbitrarios o ilegales, desapariciones forzadas, torturas, detenciones arbitrarias, condiciones de prisión y detención sumamente severas y potencialmente mortales, injerencia arbitraria en la privacidad, agresiones físicas y persecución penal de periodistas, abogados, escritores, blogueros, disidentes, peticionarios y otros, así como también de sus familiares, censura y bloqueo de sitios, interferencia en los derechos de reunión pacífica y libertad de asociación, incluyendo leyes sumamente restrictivas aplicadas a ONG extranjeras y nacionales, severas restricciones de la libertad religiosa, sustanciales restricciones a la libertad de viajar dentro del país y al extranjero, y devolución de solicitantes de asilo a Corea del Norte (donde tienen un temor bien fundado de ser perseguidos). En el informe se señalan problemas sustanciales en lo que respecta a la independencia del poder judicial, totalmente dominado por el PCCh, el cual controla el nombramiento de todos los jueces e incluso en ocasiones dicta de forma directa los veredictos de los tribunales, y la corrupción generalizada que asola al país. El mismo también subraya la política coercitiva de limitación de nacimientos que en algunos casos incluye la esterilización o el aborto forzados, la trata de personas, severas restricciones de los derechos laborales y el trabajo infantil.
“Bitter Winter” fue citado
Un punto clave es la detención masiva de miembros de grupos minoritarios musulmanes en la Región Autónoma Uigur de Sinkiang (que los uigures prefieren llamar Turquestán Oriental) bajo falsas acusaciones de terrorismo, separatismo y extremismo. En los campos de detención de Sinkiang, las personas túrquicas son maltratadas, torturadas y asesinadas: principalmente los uigures, pero también las personas de etnia kazaja, kirguisa y otros. Esta situación, señala el informe, es paralela a la represión de tibetanos en la Región Autónoma del Tíbet (RAT) y en otras áreas tibetanas.
La cantidad de casos individuales mencionados en el informe es enorme, y la peculiaridad del mismo es precisamente la de mostrar tal cantidad de material crítico en un solo lugar. En la lista de los abrumadores casos presentados se encuentra, por ejemplo, «[…] el del pastor Wang Yi, el líder de la Iglesia del Pacto de la Lluvia Temprana». Junto con China Aid, Bitter Winter fue uno de los primeros medios de comunicación en darlo a conocer y ha seguido el caso posteriormente, dado que el pastor, «quien fue acusado y condenado por ‘incitar a la subversión del poder estatal’ en un juicio no anunciado previamente, a puertas cerradas y sin la presencia de un abogado defensor», fue condenado a nueve años de prisión.
Entre todos los casos denunciados, el documento del Departamento de Estado de los Estados Unidos cita de manera significativa a Bitter Winter y la desaparición de una gran cantidad de sus corresponsales y reporteros, los cuales trabajan todos los días en el lugar donde suceden los hechos, bajo su propio alto riesgo, en China continental: “En diciembre de 2018, Bitter Winter informó que, desde agosto de 2018, la policía había detenido al menos a 45 de sus colaboradores. De los 22 detenidos en Sinkiang, cuatro fueron liberados en el mes de febrero. Los otros 23 detenidos fueron arrestados en Henán, Fujian, Zhejiang y Shanxi. Varios fueron liberados luego de haber sido sometidos a entrenamiento de adoctrinamiento. La policía arrestó a los colaboradores de Fujian en octubre de 2018 y prohibió que sus familiares los visitaran. Medios de comunicación en línea informaron que fueron torturados por la policía”.
Sustracción de órganos
No obstante, el informe también contiene una frase bastante decepcionante. «No existen pruebas directas de un sistema de trasplante de órganos involuntario o basado en los órganos de prisioneros», afirma. No estamos de acuerdo. El sistema de sustracción de órganos humanos se encuentra bastante bien establecido en el país, y no puede ser gestionado de forma privada o informal, tal y como el experto chino Dr. Huige Li, entre otros, le dijo a Bitter Winter. De hecho, hemos sacado a la luz lo que parece ser un esquema y una industria floreciente.
Afortunadamente, el documento estadounidense añade que “[…] no obstante, algunos activistas y organizaciones continuaron acusando al Gobierno de sustraer involuntariamente órganos de presos de conciencia, especialmente de miembros de Falun Gong”, entre los cuales se menciona al Tribunal Independiente en el Juicio sobre Sustracción Forzada de Órganos de Presos de Conciencia en China. En el mes de junio, el Tribunal de China (tal y como comúnmente se lo conoce) definitivamente declaró culpable al régimen del PCCh. Su informe completo, de 500 páginas, fue publicado el 1 de marzo y revisado inmediatamente por Bitter Winter en un artículo que sugiere sospechas de que la sustracción de órganos está aumentando en la época del coronavirus, e incluso es utilizada para hacerle frente al coronavirus. En lo que respecta al mismo tema, otra cantidad impresionante de evidencia fue publicada en línea por la Victims of Communism Memorial Foundation (Fundación en Memoria de las Víctimas del Comunismo) (VCMF por sus siglas en inglés) con sede en Washington, D. C. en un informe escrito por Matthew P. Robertson, investigador becario de estudios sobre China en la VCMF.
El Informe sobre Derechos Humanos del Departamento de Estado no se ocupa específicamente de la libertad religiosa. De hecho, el Departamento de Estado publicará próximamente un informe específico sobre este tema. Esperamos que trate específicamente sobre el padecimiento que cada día les aguarda a los creyentes de todos los credos, entre los que se encuentran los grupos enumerados como organizaciones xie jiao y contenidos en el llamado «mercado negro» de la religión china, donde creer, pertenecer y comportarse como miembro de un grupo prohibido es suficiente para ser acusado de un delito. Es la situación típica del movimiento religioso más perseguido en China, la Iglesia de Dios Todopoderoso, cuyo caso lamentablemente aún no es reconocido públicamente tal y como sus miembros lo merecen.