Mientras sacrifican sus vidas para tratar a las víctimas del mortal virus, los médicos y enfermeros de China son forzados a seguirle el juego a la propaganda gubernamental.
por Shen Xinran
Desde el comienzo del brote de coronavirus, el régimen de China ha estado censurando y reteniendo información crucial. Comenzando con el silenciamiento de los denunciantes que advirtieron sobre los peligros del nuevo virus y las posteriores campañas de propaganda tendientes a ocultar la situación real, los resultados de esta medida resultaron ser letales para todo el mundo. Si la información hubiera sido compartida a tiempo, se podrían haber salvado numerosas vidas.
Los médicos y enfermeros estuvieron y siguen estando a la vanguardia de la lucha contra el desastre. Numerosos miembros del personal médico y sus familiares procedentes de diferentes partes de China comparten con Bitter Winter cómo se les hizo formar parte de la campaña de propaganda del Gobierno para ocultar la verdad sobre el virus.
Hablando al unísono con el Partido
«Al personal médico que viajó a Wuhan se le exigió firmar acuerdos de confidencialidad en los que aceptaban la dirección del Partido y prometían no revelar ningún tipo de información», le dijo a Bitter Winter el 19 de febrero un hombre cuya esposa trabaja en un hospital de Pekín y fue enviada a Wuhan. El hombre en cuestión en una ocasión escuchó a su esposa decirle a un colega que más de 100 personas que habían fallecido un día en un hospital de Wuhan habían sido incineradas, pero esta información nunca fue reportada.
Según un miembro del personal médico de otro hospital de Pekín, a fines de enero, todos los empleados tuvieron que firmar acuerdos de confidencialidad en los que prometían no conceder entrevistas sin permiso ni revelar ningún tipo de información sobre la epidemia. “Por ejemplo, supongamos que el hospital diagnosticó a diez pacientes con coronavirus y que los medios de comunicación estatales solo informaron sobre dos casos, el personal médico solo puede decir que existieron dos casos. Debemos informar lo mismo que el Partido Comunista”, le dijo el médico a Bitter Winter.
«El Partido Comunista teme que la verdad dañe su imagen», añadió. «No está permitido difundir ningún tipo de información que el PCCh no haga pública. Si dices la verdad, el Partido Comunista tiene formas de sancionarte».
También se silenció al personal médico de Wenzhou, un núcleo comercial de la provincia suroriental de Zhejiang y la ciudad más afectada por el coronavirus, además de la provincia de Hubei.
«A fines de enero, el director de nuestro hospital nos advirtió que no teníamos permitido concederles entrevistas a los medios de comunicación», le dijo a Bitter Winter un trabajador médico de Wenzhou. «Uno de mis colegas me dijo que algunos médicos se vieron obligados a firmar acuerdos de confidencialidad en los que prometían no revelar ningún tipo de información ya que el Gobierno temía que causara pánico. Todos los médicos y enfermeros que acudieron a Wuhan tuvieron que firmarlos».
Perdiendo confianza en el Gobierno
El 18 de febrero, el Comité de Asuntos Políticos y Legales del PCCh publicó un aviso en el que exigía intensificar la publicidad y «promover aún más la rectitud, alentar la moral e inspirar una energía social positiva», además de «introducir más ‘noticias cálidas’ positivas con historias humanas y lacrimógenas» en las que se retratara a los «lealmente intrépidos y desinteresadamente dedicados» trabajadores de primera línea contra el coronavirus.
Desde entonces, los medios de comunicación estatales de China comenzaron a informar continuamente sobre los miembros del Partido y los trabajadores médicos que se ofrecían como voluntarios para ir a Wuhan. Las personas que hablaron con Bitter Winter revelaron que dichas historias no siempre eran exactas o que habían sido creadas para conservar «la imagen del Partido».
«Los informes sobre miembros del Partido que se ofrecieron para ir a Wuhan por su cuenta no siempre fueron ciertos: sus elecciones fueron decididas por sorteo», explicó un trabajador médico de un hospital de Wenzhou. «Dicha gente no tuvo más remedio que ir a Wuhan ya que sus superiores se lo ordenaron. Solo unos pocos se ofrecieron de manera voluntaria. La vestimenta médica de protección era insuficiente, contrariamente a lo que el Gobierno afirmaba, y aún así las personas fueron obligadas a ir allí. No se nos permitía renunciar, y si lo hacíamos, el hecho sería incluido en nuestros registros y no podríamos hallar un buen trabajo en el futuro».
Un miembro del personal médico de Jiujiang, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia suroriental de Jiangxi, informó que no se les permitía ir a sus hogares a descansar y que tenían que trabajar sin el equipo de protección adecuado.
Numerosos médicos y enfermeros que luchan contra la epidemia afirmaron que dejaron de confiar en el Gobierno porque el mismo oculta información de manera intencional y continuamente difunde noticias falsas.
Otro trabajador médico de Wenzhou reveló que, debido a la escasez, el equipo de protección desechable era repetidamente utilizado después de haber sido desinfectado una y otra vez. «Es ineficaz», explicó el mismo. «Para el Año Nuevo Lunar, a algunos médicos y enfermeras de Wuhan solo se les dieron fideos instantáneos y pasteles de yema. El director de un hospital publicó fotos, afirmando que al menos tenían algo para comer. Pero en las noticias se informó que el personal médico tenía suficiente vestimenta de protección y alimentos. Saber que esa información está siendo ocultada no nos aporta ninguna sensación de seguridad».