Batallones de supervisores patrullan las comunidades residenciales en nombre de la «estabilidad social», vigilan los «elementos inestables» y denuncian las actividades religiosas.
por Ye Ling
Mientras China luchaba contra el brote de coronavirus, se movilizaron 4,5 millones de miembros del personal especial de la nómina del Gobierno para garantizar que todos siguieran las reglas del cierre. No son policías ni funcionarios públicos, estas personas pueden inspeccionar los hogares de los residentes en cualquier momento del día y restringir sus actividades cotidianas. Llamados «administradores de la red», son una característica única en el omnipresente sistema chino de vigilancia de sus ciudadanos.
En el año 2018, luego de que en el año 2013 se pusieran en marcha y probaran proyectos piloto en áreas seleccionadas, todas las comunidades residenciales de China fueron divididas en cuadrículas, cada una compuesta por 15 a 500 hogares. A todas las cuadrículas se les asigna un administrador para garantizar el control social de sus residentes. Tal y como le explicó a Bitter Winter un empleado gubernamental procedente de la ciudad de Penglai en la provincia oriental de Shandong, a los administradores de la red se les exige «garantizar el apoyo al Partido Comunista y el amor por el socialismo, y buscar cualquier tipo de actividad religiosa no registrada». El mismo añadió que al momento de reclutar a los administradores de la red, a menudo se les da prioridad a los veteranos militares y a los miembros del PCCh.
¿Quién está siendo vigilado?
Los administradores de la red deben recopilar información sobre los residentes de su jurisdicción y subirla a la plataforma unificada de gestión de datos operada por el Gobierno. Con frecuencia deben ingresar a los hogares de los residentes para inspeccionar diversos artículos, tales como sus vehículos, investigar las creencias religiosas u opiniones políticas de las personas, y averiguar dónde trabaja cada miembro de la familia de cada hogar. También deben informarle a la oficina de gestión integral del subdistrito y a la estación de policía local sobre los incidentes masivos y los «elementos inestables» que «puedan influir en la estabilidad social». La propaganda sobre las políticas estatales relacionadas con los residentes también se encuentra entre las principales tareas de los administradores de la red. Los peticionarios, los uigures, los disidentes, los creyentes religiosos y los exprisioneros son identificados como objetivos de particular interés para los administradores de la red.
«El llamado ‘mantenimiento de la estabilidad’ significa saber todo sobre los residentes y controlarlos a nivel comunitario», explicó un administrador de la red de la ciudad de Kaifeng en la provincia central de Henán. «Este tipo de control se intensificó luego de que Xi Jinping asumiera el cargo».
Shenzhen, una ciudad subprovincial de la provincia sureña de Cantón, está dividida en 19 000 cuadrículas, las cuales son supervisadas por 21 000 administradores de la red. Uno de ellos le dijo a Bitter Winter que durante un entrenamiento organizado por la oficina administrativa del subdistrito, les dijeron que «los uigures son terroristas y el Gobierno teme que puedan provocar disturbios». «Debido a ello, estamos obligados a visitar las residencias de los uigures cada tres días, más o menos, para registrar su información personal y tomarles fotos», explicó el hombre. Añadió que durante las celebraciones del 70 aniversario de la fundación de la República Popular China el año pasado, debían hacerlo todos los días. «Nos dijeron que debíamos acosarlos para que se muden al ser incapaces de soportarlo», continuó el hombre, añadiendo que, en muchos casos, los administradores de la red «no necesitan ayuda de la policía».
Una administradora de la red procedente de la ciudad de Weihai de Shandong le dijo a Bitter Winter que para asegurarse de que las personas que presentan peticiones ante el Gobierno no abandonen el área local, se les exige controlar si por la noche la luz de sus hogares está encendida.
Chen Jianhua, el alcalde de Cantón, capital de la provincia de Cantón, declaró que, en el plazo de medio año, un administrador de la red debe recopilar información detallada sobre 200 hogares, incluyendo información sobre cada miembro del hogar, cuántas personas visitan sus hogares en promedio y si alquilan habitaciones y por cuánto.
Reprimir la religión es una tarea primordial
Otro administrador de la red procedente de Weihai afirmó que el Gobierno local les exigió investigar e informar sobre todos los lugares pertenecientes a iglesias domésticas existentes en el área. Cada semana, tienen que visitar las iglesias de las Tres Autonomías emplazadas en sus jurisdicciones para monitorear el contenido de los sermones, contabilizar a las personas que asisten a los servicios y tomar fotos y videos de la congregación. Si descubren «personas sospechosas», tales como misioneros procedentes de fuera de la ciudad, deben informarlo inmediatamente a la policía.
Un administrador de la red procedente de la ciudad de Taizhou, en la provincia oriental de Zhejiang, afirmó que recibió instrucciones de registrar la cantidad de creyentes masculinos y femeninos presentes en las iglesias de las Tres Autonomías. «Además, tenemos que investigar sus niveles de educación y si sus familiares también tienen creencias religiosas», añadió el administrador. «Las fuentes de ingreso de las iglesias, las donaciones recaudadas y los gastos también deben ser investigados».
Los administradores de la red reciben instrucciones de identificar el estado religioso de todos los residentes en sus jurisdicciones a través de conversaciones exhaustivas, y la información recopilada debe ser registrada en los archivos electrónicos de los mismos. Las comunidades que albergan a una gran cantidad de creyentes religiosos son sometidas a un control y a una vigilancia intensificados.
«En ocasiones, los administradores de la red ingresan a nuestros hogares con el pretexto de querer efectuar una inspección de seguridad contra incendios», le dijo a Bitter Winter un creyente de una iglesia doméstica de la provincia de Henán. «Inspeccionan cada rincón de la casa para determinar si hay misioneros o grupos de creyentes procedentes de fuera de la ciudad o si tenemos libros religiosos, etc.».
En el año 2019, los administradores de la red de Guang’an, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia suroccidental de Sichuan, en cooperación con la policía, monitorearon a miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) durante medio año. En el mes de agosto, tras recopilar información sobre sus actividades, la policía arrestó al menos a 12 miembros de la IDT en el transcurso de una semana. Una de las creyentes detenidas recordó que antes de ser arrestada, un administrador de la red la había visitado varias veces, anotando su número de teléfono y fotografiándola.