Para el Partido Comunista Chino, hacer negocios como de costumbre significa mentir, traicionar y poner en peligro al mundo entero, tal y como lo hizo anteriormente con el SARS.
por Tenzin Tsultrim
El Partido Comunista Chino (PCCh) posee una larga historia de mentiras y traiciones, las cuales se inician en el momento de su establecimiento en China. Desde la negación de la existencia del camino en Aksai Chin que comunica a Sinkiang (China) con el Tíbet, y la traición a la India luego de la firma del Acuerdo de Panchsheel en 1954, hasta la negación de la continua y creciente intensidad de la violación de los derechos humanos en el Tíbet y el confinamiento masivo de uigures en Turquestán Oriental (Sinkiang). No solo eso, sino que el PCCh también es conocido por sus datos económicos sesgados y su frecuente manipulación del presupuesto militar. La lista es demasiado extensa como para ser enumerada aquí.
El PCCh es el partido-Estado más inseguro del mundo
Para el PCCh, la estabilidad política del partido está por encima de todo lo demás, tanto en China como en el mundo. En su libro publicado en el año 2008, titulado: China. El imperio de las mentiras, Guy Sorman, un reconocido intelectual franco-estadounidense escribe: “dos cosas podrían amenazar al régimen: una recesión en la economía global o una epidemia incontrolable. La legitimidad del régimen está estrechamente vinculada a la tasa de crecimiento de China, la cual a su vez está vinculada al consumo mundial, especialmente al consumo estadounidense […] Una pandemia más devastadora que el brote de SARS acaecido en el año 2003 también es bastante posible, dada la falta de instalaciones sanitarias adecuadas en las zonas rurales de China y la masiva migración interna del país; y la historia sugiere que las autoridades centrales y la comunidad internacional podrían tardar varios meses en descubrirla y reaccionar”.
Por lo tanto, para el PCCh, la situación actual es exactamente la combinación más letal para la inseguridad de su estabilidad política. El PCCh hará todo lo que esté a su alcance para asegurar su poder y su estabilidad política. Esto puede ejemplificarse mejor en el caso del Tíbet y Turquestán Oriental (Sinkiang).
El PCCh es el imperio de las mentiras y la represión
También en el pasado, durante meses, el PCCh retuvo y negó información sobre el brote de una epidemia en China. Sin ir más allá, se reportó el primer caso de SARS en Foshan, una ciudad situada al suroeste de Cantón en la provincia de Cantón, a mediados de noviembre de 2002. En enero de 2003, a pesar de los esfuerzos llevados a cabo por los funcionarios del Gobierno local y central para suprimir las noticias y cualquier tipo de información sobre el brote, la noticia de la enfermedad fue surgiendo gradualmente en un arco cada vez más amplio, impulsado por Internet. No fue sino hasta el 25 de marzo de 2003 que el PCCh reconoció por primera vez la propagación del SARS fuera de Cantón. No obstante, para entonces, se había propagado a más de diez países. No solo eso, el PCCh incluso proporcionó datos inexactos sobre la cantidad de muertes y casos de SARS en China. Tras la intensa presión ejercida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el PCCh finalmente admitió su gran mentira.
Aún así, el PCCh repitió sus encubrimientos y mentiras en epidemias posteriores, tales como la de gripe aviar y SIDA en China. A pesar del férreo control y del cortafuegos del PCCh, fueron más que nada los valientes denunciantes, tales como Qiao Songju, el Dr. Jiang Yanyong, el Dr. Wang Shuping y el Dr. Li Wenliang, quienes lograron exponer la verdad.
Virus de la COVID-19: de una epidemia a una pandemia
La COVID-19 es el último brote acaecido en China, donde las advertencias iniciales del Dr. Li Wenliang fueron ignoradas, y el mismo posteriormente fue acusado y procesado por difundir «rumores falsos». Esta vez también, el PCCh no solo retuvo información vital sobre la COVID-19, sino que, además, desinformó y engañó al mundo. Fue casi dos meses después, tras el primer caso de una persona infectada por el virus, que el PCCh declaró el cierre de Wuhan el 23 de enero de 2020. No obstante, el daño ya estaba hecho y a gran escala.
El académico chino Zhao Shilin, profesor retirado de la Universidad de Minzu y exmiembro del Comité Central del PCCh y subdirector de la Comisión de Cultura y Artes, en una de sus cartas abiertas al presidente Xi Jinping (traducidas del chino por China Digital Times), escribe lo siguiente: «se perdió artificialmente la importante oportunidad de oro para la prevención y el control con motivo del Año Nuevo, especialmente a principios y mediados de enero, lo cual provocó la propagación de la epidemia».
En lugar de prestarle atención a sus preocupaciones, cientos de denunciantes y pioneros de la sociedad civil fueron detenidos. El PCCh podría haber evitado una gran cantidad de infecciones si hubiera tomado medidas a tiempo, o al menos si le hubiera informado al mundo a tiempo. El hallazgo de una investigación llevada a cabo por la Universidad de Southampton sugiere que «el número de casos podría haberse reducido drásticamente en un 66%, 86% y 95%, respectivamente, si las intervenciones no farmacéuticas hubieran podido realizarse una semana, dos semanas o tres semanas antes de la fecha real en todo el país». Alrededor de 7 millones de personas se marcharon de Wuhan en el mes de enero, antes del cierre de emergencia. Entre ellos, miles de personas infectadas indocumentadas se marcharon sin haber sido detectadas. Esto más tarde exacerbó la propagación del virus, tanto dentro como fuera de China. Por lo tanto, no es una mera coincidencia que el paciente nro. 1 de alrededor de 19 países, entre los que se incluye a EE. UU., India, Italia, Irán, Tailandia y Australia, haya llegado desde Wuhan, China (en el caso de Italia, probablemente el paciente nro. 1 estuvo en contacto con una persona que había estado en China).
Al suprimir información vital y brindar información errónea sobre la COVID-19, el PCCh ha convertido la epidemia de COVID-19 en una pandemia.
El SARS, la primera pandemia del siglo XXI, debe sus orígenes al manto de mentiras y desinformación del PCCh, el cual facilitó la propagación del virus. Para el PCCh, la estabilidad política del partido está por encima de todo lo demás, tanto en China como en el mundo. Debido al encubrimiento y a la desinformación del PCCh desde el principio, en la actualidad, la COVID-19 se ha propagado a alrededor de 210 países. No solo eso, sino que el número de casos en el mundo sigue aumentando. En el futuro, el próximo virus podría ser un virus mortal de computadora o teléfono móvil, y una vez más podría surgir de la caja de Pandora del PCCh. En resumen, debido a esta terrible experiencia internacional obsequiada por el PCCh, el mundo entero ahora sabe muy bien que el Partido Comunista Chino no es más que el «imperio de las mentiras y la represión».