En actos que recuerdan a la vigilancia policial del estilo de la época de la Revolución Cultural, las autoridades comunistas chinas han intensificado su ataque contra el Islam.
«Halal» es un término que generalmente se aplica a los alimentos y bebidas y define lo que es permisible o tradicional según las leyes islámicas. Lo opuesto a esto es «haram», que se refiere a lo que está prohibido. El cerdo, por ejemplo, es haram según la ley islámica. Todas las demás carnes son permisibles, pero aun así, deben adherirse a un método particular de sacrificio para que sean catalogadas como «halal».
El Partido Comunista de China (PCCh), no obstante, ha puesto énfasis en atacar varias ideas islámicas en su intento de permanecer «secular». En China, el término qingzheng fanhua se traduce vagamente como «generalización de halal», lo cual se refiere al uso del concepto de halal en categorías no alimentarias.
El PCCh ve esto como un intento de las fuerzas islámicas externas de infiltrarse, difundir ideas extremistas y organizar actividades terroristas. Por lo tanto, el PCCh ha hecho todo lo posible para llevar a cabo un movimiento de reforma a gran escala en las provincias de Sinkiang, Gansu, Ningxia, y otras. Estas áreas poseen poblaciones musulmanas considerables.
Bitter Winter entrevistó a varias personas de Sinkiang para comprender cómo sus vidas se han visto afectadas por la persecución del PCCh. Una empresaria de la División Agrícola N° 7 nos dijo que la policía local la había obligado a quitar carteles que poseían las palabras «halal» y «hui» de su restaurante. Hui hace referencia a los chinos Han seguidores del Islam.
Por ejemplo, los establecimientos llamados «Restaurante Ma Hui» o «Carnicería Ningxia Hui» deben eliminar la palabra Hui o cubrirla con cinta adhesiva. De hecho, no son solo los establecimientos comerciales los que deben hacer esto; incluso las residencias de estas personas no deben contener ninguna señalización islámica. Los cubrecamas o los abalorios en las cubiertas de los lavaderos tampoco deben contener nada relacionado con dicho texto religioso.
«Si no obedecemos las órdenes del PCCh, nuestra tienda será clausurada de inmediato y seremos enviados a campamentos de transformación por medio de educación donde seremos adoctrinados de acuerdo a lo sancionado por el estado», afirma la empresaria.
Ella agrega que desde que esto comenzó en mayo de este año, su negocio se ha visto muy afectado y está luchando para pagar la renta. Estar en el negocio gastronómico y tener que eliminar de los letreros las palabras «halal» y «hui», dificulta el hecho de ganar dinero y mantener a su esposo y a sus dos hijos.
Oficiales de la estación de policía del departamento de salud y de la oficina comunitaria realizan visitas de inspección cada pocos días para verificar si los dueños de restaurantes tienen letreros que contengan las palabras «halal» o «hui».
La policía tampoco permite que la gente de fe islámica celebre el Ramadán de manera tradicional. El Ramadán es un período de ayuno de un mes durante el cual los musulmanes deben descansar y orar. No obstante, la policía les advirtió a los propietarios de restaurantes contra el cierre de sus establecimientos. Se les dijo que si lo hacían no se les permitiría volver a abrir sus negocios después del Ramadán.
El PCCh afirma que toma medidas como estas para que China pueda ser «una gran familia conformada por todos los grupos étnicos», pero la empresaria en Sinkiang se muestra decepcionada. «El propósito es interrumpir tu festival tradicional y hacerte vivir igual que el pueblo Han», afirma.
Qin Guoli (seudónimo) de la ciudad de Turpan tiene historias similares para compartir. En marzo de este año personal del Departamento de Industria y Comercio del Condado de Shanshan realizó una visita a su supermercado y le dijo que eliminara todos los productos con la palabra halal de los estantes. Se cree que los productos como los palillos halal son una «generalización del halal» lo cual es visto con desconfianza por el partido.
El Sr. Qin relata el ejemplo del dueño de otro supermercado cuyo establecimiento fue rápidamente clausurado porque no pudo retirar un paquete de caldo de pollo marcado con la palabra halal de sus estantes.
Un cliente de etnia uigur se lamentó con el Sr. Qin diciendo: «Si quieren hacerme comer cerdo, tendré que comerlo. ¡No hay artículos halal y no puedo seguir sin comer nada! «. Otro hombre se quejó de que ya no podía atreverse a buscar productos halal. Si llegara a hacerlo correría el riesgo de ser enviado a un «campamento de transformación por medio de la educación».
Bitter Winter también habló con Wang Fei en la prefectura de Ili. En diciembre del año pasado cinco personas lo visitaron en su casa. El grupo incluía al director de seguridad de la aldea y al personal del comité del PCCh del condado. Le ordenaron al Sr. Wang que mostrara la libreta de registro del grupo familiar y las tarjetas de identidad de residencia de todos los miembros de su familia. Los funcionarios también le preguntaron sobre la situación laboral de sus hijos.
Mientras esto sucedía, un funcionario notó un signo en la puerta de la casa del Sr. Wang. Al principio no entendía qué era lo que estaba mal y luego el director de seguridad de la aldea dijo: «Este es un signo musulmán. Las mezquitas islámicas tienen esta señal». Se le ordenó serruchar la señal de la puerta inmediatamente. Los oficiales le advirtieron que volverían para verificar si había obedecido sus órdenes o no.
Días más tarde, el Sr. Wang notó que su vecino también había serruchado el mismo signo de la manija de su puerta. Cuando le preguntó, el Sr. Wang descubrió que el vecino temía que los funcionarios del pueblo lo visitaran y lo amenazaran también. «El PCCh ni siquiera deja pasar una pequeña manija de una puerta. Esas cosas ni siquiera ocurrían durante la Revolución Cultural «, afirma.
Informado por Li Zaili