Luego de las restricciones impuestas por la nueva ley religiosa del Gobierno chino, se clausuraron numerosos orfanatos privados situados a lo largo de todo el país, privando a los niños de amor y cuidado.
por Shen Xinran
Los nuevos Reglamentos sobre asuntos religiosos que entraron en vigencia en febrero de 2018, estipulan que «las actividades caritativas de interés público no deben ser utilizadas por ninguna organización o individuo para hacer proselitismo» en China. Haciendo uso de esta cláusula, las autoridades de todo el país reprimen los orfanatos católicos y protestantes, así como también otras instituciones administradas por iglesias, dejando a una gran cantidad de desfavorecidos al cuidado de los fríos e indiferentes establecimientos de bienestar estatales.
No se permite la afiliación religiosa
En agosto de 2019, más de 40 funcionarios de la Agencia de Asuntos Civiles y de otras instituciones gubernamentales irrumpieron en un orfanato católico emplazado en Taiyuan, la capital de la provincia norteña de Shanxi. Ordenaron que se llevaran a todos los niños que vivían allí, amenazando con acusar a los administradores del orfanato de prácticas de «adopción ilegal». Todos los huérfanos fueron reubicados en un hogar de bienestar local administrado por el Estado. Previo a la represión, el Gobierno local había ordenado clausurar el establecimiento porque «el mismo no había sido autorizado por el Estado».
Uno de los empleados le dijo a Bitter Winter que durante sus más de 20 años de actividad, el orfanato se había hecho cargo de más de 100 niños y era elogiado por la población local. «El Gobierno intentó por todos los medios posibles clausurar el orfanato solo porque el mismo tenía una afiliación religiosa», afirmó con impotencia el trabajador, añadiendo, “esta es una política nacional y no podemos hacer nada al respecto».
En mayo del año pasado, el Gobierno de la ciudad de Cangzhou, en la provincia norteña de Hebei, le ordenó al director de un orfanato católico local para niños discapacitados que retirara las pinturas de la Virgen María, los calendarios litúrgicos y todos los demás símbolos religiosos existentes en una pequeña iglesia emplazada en el lugar. Al director se le exigió firmar una declaración en la que prometía dejar de utilizar la iglesia. Los libros de texto religiosos para niños también fueron prohibidos. Una estatua de la Virgen María y una cruz ya habían sido retiradas del orfanato antes de mayo. Las autoridades afirmaron que a «las instituciones de caridad no se les permite tener connotaciones religiosas».
Para cerrar el orfanato, el Gobierno presionó al director para que enviara lejos a algunos de los niños discapacitados y restringió las nuevas adopciones utilizando pretextos inventados.
«El Partido Comunista ha estado tratando de restringir nuestras actividades por temor a que los niños estén expuestos a la religión», afirmó un feligrés local. «Todos los orfanatos religiosos para niños discapacitados irán desapareciendo gradualmente en el futuro».
«No se puede adoctrinar a los niños con la religión»
En el año 2009, luego de recibir la aprobación de la Agencia de Asuntos Civiles local, un sacerdote católico, miembro de la Asociación Patriótica Católica China, estableció un hogar de bienestar en la ciudad de Binzhou de la provincia oriental de Shandong. No obstante, en el otoño de 2018, el Gobierno le ordenó trasladar a todos los huérfanos a una institución estatal y cerrar el hogar de asistencia social antes del 30 de diciembre. Los funcionarios alegaron que su hogar de bienestar social no cumplía con los estándares recientemente formulados por el Gobierno para organizaciones caritativas.
«Un funcionario gubernamental me dijo que debido a que creíamos en Dios y nos contactábamos con extranjeros, no se nos permitía ‘adoctrinar a los niños con la religión’», recordó una monja que solía trabajar en el hogar de bienestar.
«No solo nos ocupábamos de las necesidades físicas de estos niños, sino también de su vida espiritual: todos fueron bautizados y, gracias a nuestro cuidado, pudieron conservar sus creencias», añadió el sacerdote. «Pero el Gobierno siempre nos causaba problemas y no pudimos hacer nada al respecto».
Luego de que los niños fueran reubicados, el sacerdote y las monjas los visitaban a menudo, notando que en el hogar de bienestar estatal no había amor. Los niños se veían demacrados y desanimados. Posteriormente, el sacerdote escribió un artículo describiendo las condiciones en las que vivían los niños. Después de que el texto fuera publicado en línea, causando una ola de preocupación entre los ciudadanos, el sacerdote fue visitado por un funcionario gubernamental, quien lo amenazó con detenerlo por «desafiar al Gobierno».
80 huérfanos fueron dispersados
En agosto de 2018, funcionarios del Gobierno de la prefectura autónoma dai y jingpo de Dehóng en la provincia suroccidental de Yunnan irrumpieron en un orfanato local. Saquearon todos los objetos de valor del orfanato y dispersaron a sus 80 residentes.
El orfanato había sido establecido gracias a 1,6 millones de yuanes (alrededor de 230 000 dólares) donados por los cristianos locales. Todos los maestros del orfanato también eran cristianos. Uno de ellos le dijo a Bitter Winter que el día anterior al desalojo, todos los maestros y niños habían rezado durante el día y la noche, con la esperanza de salvarlo. «Al día siguiente, los funcionaros saquearon todo lo que había en el orfanato», recordó el maestro. “Fue desgarrador ver a estos niños mientras eran expulsados sin piedad del orfanato. Pude comprender lo que sentían: sus corazones estaban llenos de miedo porque no sabían a dónde iban”.