El taoísmo, una de las tres enseñanzas de la espiritualidad y la religión china está siendo sometido a una creciente represión, los templos son reconvertidos y los creyentes adoctrinados.
por Wang Yichi
En la mañana del 1 de octubre del año pasado, más de 50 daoshis, sacerdotes taoístas, vestidos con tradicionales túnicas, marcharon por las calles de Ruzhou, una ciudad a nivel de condado de la provincia central de Henán, agitando banderas chinas y cantando canciones revolucionarias para celebrar el 70.o aniversario de la fundación de la República Popular China.
Video: Sacerdotes taoístas ondean banderas nacionales y cantan canciones rojas en un desfile efectuado en Ruzhou.
El desfile atrajo la atención de los lugareños. «He vivido muchos años, pero es la primera vez que veo a sacerdotes taoístas marchando para celebrar el aniversario nacional», afirmó un testigo ocular de edad avanzada.
«Es ridículo que los sacerdotes taoístas salgan a las calles a agitar banderas nacionales y a cantar canciones rojas en lugar de practicar su fe o meditar. El Gobierno se está volviendo loco», intervino otro residente.
Según un infiltrado en el Gobierno local, el 30 de septiembre, la Agencia de Asuntos Religiosos de Ruzhou les dijo a los directores de dos templos taoístas que pasaran por la Agencia para retirar banderas nacionales para el desfile. Se les ordenó formar un grupo de daoshis para marchar por las calles el 1 de octubre y tomar fotos, las cuales debían ser enviadas a la Agencia para ser inspeccionadas. A todos los sacerdotes taoístas de la localidad también se les dijo que fueran a la Asociación Taoísta municipal para ver por televisión el desfile militar efectuado en Pekín. Los que se negaban participar eran amenazados con una multa de 200 yuanes (alrededor de 30 dólares), y con la posibilidad de que sus templos fueran considerados ilegales.
«El Gobierno nos obligó a participar en el desfile», se lamentó uno de los sacerdotes. «Los líderes del Partido también son los líderes del país, por lo que no tenemos más remedio que obedecerlos».
El 26 de diciembre, los taoístas de Huaihua, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia central de Hunan, planificaron una celebración para dos figuras esenciales del taoísmo chino: el Emperador de Jade, el gobernante del cielo, la tierra y el inframundo, y Daode Tianzun, el dios supremo taoísta, comúnmente conocido como Taishang Laojun, el Gran Señor Supremo. Dado que el día coincidió con el 126.o aniversario de Mao Zedong, el evento contó con algunas características patrióticas. Por orden de las autoridades locales, en la entrada de la sala Sanqing del Palacio de Jade se colocó un eslogan propagandístico del Partido Comunista Chino (PCCh), y delante de una foto del presidente Mao se colocó una mesa para ofrendas y un quemador de incienso.
Al comienzo del servicio, al que asistieron funcionarios del Gobierno local, el director de la Asociación Taoísta de la ciudad guió a la congregación al entonar el himno nacional mientras se izaba la bandera nacional, y se inclinó tres veces ante Mao Zedong.
Video: El inicio de la celebración en homenaje al Emperador de Jade estuvo dedicado a conmemorar el natalicio de Mao Zedong.
El Gobierno también utiliza muchos otros medios para adoctrinar a los taoístas, distorsionando las enseñanzas tradicionales. Un sacerdote taoísta de la provincia noroccidental de Qinghai le reveló a Bitter Winter que durante cuatro años fue obligado a asistir a cursos de capacitación organizados por el Gobierno sobre leyes y políticas nacionales.
«Cada clase de capacitación dura cinco o siete días y los participantes no pueden abandonarla», se lamentó el sacerdote. «Como taoísta, medito y practico mi fe en paz, pero el Gobierno nos obliga a pasar tiempo estudiando una gran cantidad de cosas que no están relacionadas con nuestra fe. Si deseas dirigir un templo taoísta deberás obtener la aprobación del Estado; de lo contrario, tu templo será reprimido al ser considerado un xie jiao«.
Numerosos templos taoístas han sido reconvertidos para uso gubernamental, dejando a los creyentes sin un lugar donde practicar su fe. El pasado mes de julio, las autoridades se apoderaron del Templo de Taiqingshan emplazado en el Nuevo Distrito de la ciudad de Yan’an, en la provincia noroccidental de Shaanxi, y el mismo ahora es utilizado como un centro de actividades. El letrero de la antigua sala Erlang ahora dice «Sociedad armoniosa», mientras que el que se encuentra situado sobre la sala Laoye dice: «Patio de libros».
Al mes siguiente, todas las estatuas religiosas fueron retiradas del templo. Otros templos emplazados en Yan’an experimentaron un destino similar —el Templo de Longwang y el Templo de Laoye emplazados en la ciudad a nivel de condado de Zichang—.
En agosto del año pasado, el Templo de Qilong emplazado en Xinchang, un condado administrado por la ciudad de Shaoxing en la provincia oriental de Zhejiang, fue despojado de numerosos símbolos taoístas. En su lugar se instalaron cámaras de vigilancia y se erigió la bandera nacional. El lugar ahora apenas parece un templo.
«En el pasado, a los fieles les gustaba quedarse en el templo por unos días», le dijo un sacerdote taoísta local a Bitter Winter. «Para hacer eso ahora, primero deben registrar su información personal en la Agencia de Seguridad Pública local. Si no lo hacen, podrían llegar a ser arrestados por ser considerados ‘personas ilegales’. En algunos casos, incluso podrían acabar en la cárcel. El Gobierno monitorea todo a través de las cámaras». El mismo añadió que el templo ya no es un lugar de taoísmo puro. «Está lleno de libros sobre salud, ceremonia del té, jardinería, instrumentos musicales, ajedrez, caligrafía y pintura», continuó. “El templo parece más bien una empresa. Los funcionarios de la Agencia de Asuntos Religiosos local vienen a efectuar inspecciones en todo momento. El templo podría ser multado y clausurado si en el mismo se descubrieran escrituras sagradas no aprobadas por el Estado”.