Un creyente de la Iglesia de Dios Todopoderoso, arrestado a causa de su fe, fue torturado durante seis días antes de ser sentenciado a seis años de prisión.
por Deng Changlin
Zhao Gang (seudónimo), creyente de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT), procedente de la provincia oriental de Jiangsu, fue liberado a fines del 2019 tras haber pasado seis años en prisión solo a causa de su fe. «Era un hombre sano, pero los años en prisión me dejaron con heridas y problemas de salud», le dijo a Bitter Winter mientras comenzaba a relatar su terrible experiencia.
El Sr. Zhao se encontraba viajando cuando cinco agentes de policía vestidos de civil lo arrestaron tras haberlo vigilado durante algún tiempo. Primero fue llevado a un hotel para ser interrogado.
“Las ventanas de la habitación estaban bloqueadas con ladrillos. Los oficiales me esposaron a un banco de tigre [un dispositivo de tortura], sujetando fuertemente mis manos y pies”, recordó el Sr. Zhao. Los mismos querían que revelara el paradero de sus compañeros de fe y el lugar donde se encontraba guardado el dinero de la Iglesia. Cada vez que se negaba a hablar, los oficiales lo abofeteaban.
“Más tarde, trajeron un escritorio, lo colocaron a medio metro del banco de tigre y colocaron mis pies encima. Debido a que el escritorio era más alto que el banco, cuyos tubos de acero estaban presionando mis piernas, el banco se levantó hacia atrás y el peso de todo mi cuerpo recayó sobre mis glúteos y talones”, afirmó Zhao mientras describía la tortura. “Cuando dos oficiales bajaron el banco con todas sus fuerzas, sentí un intenso dolor en mis piernas; se sentía como si estuvieran siendo destrozadas. Temblé, cubierto de sudor, y comencé a gritar de dolor. Los oficiales me metieron una toalla de baño en la boca por temor a que alguien escuchara mis gritos”.
Uno de los oficiales afirmó que sus superiores les habían ordenado castigarlo a voluntad, hasta el punto de romperle los brazos o dejarlo discapacitado.
La tortura duró desde las 8:30 de la mañana hasta la madrugada, pero los oficiales no pudieron obtener ningún tipo de información del Sr. Zhao, por lo que continuaron torturándolo durante el día siguiente. El mismo nuevamente fue atado al banco de tigre. Esta vez, colocaron de manera oblicua dos ásperos ladrillos debajo de sus glúteos. Incapaz de mantener el equilibrio, el cuerpo del Sr. Zhao inmediatamente se resbaló, haciendo que los ladrillos se cayeran. La superficie rugosa de los ladrillos arañó su piel severamente. Los oficiales nuevamente colocaron los ladrillos en posición vertical para repetir la tortura. Más tarde, colocaron sus pies sobre un ladrillo que se encontraba situado sobre una pequeña mesa y el peso de todo su cuerpo recayó sobre sus glúteos. El mismo gritó a causa del insoportable dolor. Los oficiales le colocaron una toalla en la boca, la aseguraron con cinta adhesiva y la envolvieron alrededor de su cabeza una docena de veces.
“Fui torturado de esta manera durante 24 horas, de las heridas de mis glúteos salía sangre y pus. Aún conservo dichas cicatrices”, continuó el Sr. Zhao. No obstante, la tortura no se detuvo. Enfurecidos por no haber podido sonsacarle ningún tipo de información, los oficiales fijaron repetidamente sus manos al banco de tigre, mientras lo presionaban contra el suelo y al mismo tiempo tiraban de sus piernas. «Sentí como si mis manos estuvieran rotas», recordó. «Mis brazos se hincharon tanto que tuve dificultades para quitarme las esposas cuando la tortura terminó».
Luego, fue despojado de toda su ropa y dos oficiales electrocutaron su cuerpo utilizando bastones eléctricos de 40 centímetros de largo. “Al pinchar mi carne emitían chispas y mi cuerpo se entumecía luego de cada descarga. Se sentía como si un cuchillo me estuviera cortando la carne”, continuó el Sr. Zhao. “Olía a carne quemada y el dolor era insoportable. Más tarde conté más de 100 cicatrices en mi cuerpo. Todavía son claramente visibles”.
Tras seis días de interrogatorios y torturas, que no dieron ningún tipo de resultado, el Sr. Zhao fue trasladado a una casa de detención, donde permaneció recluido durante casi dos años. Posteriormente, pasó cuatro años más en prisión, donde fue sometido a trabajos forzados.
Debido a la tortura, al largo tiempo en prisión y a los trabajos pesados, el Sr. Zhao quedó con numerosas lesiones físicas y mentales. Además de las cicatrices en todo su cuerpo, su audición y vista se han deteriorado significativamente; siente dolor en las extremidades y no puede enderezar la pierna debido a una lesión en sus ligamentos, lo cual le dificulta el caminar.
Numerosos creyentes de la IDT, el movimiento religioso más perseguido en China, han sido arrestados y torturados por el Partido Comunista Chino (PCCh) simplemente a causa de sus creencias. Solo en el año 2019, 3824 de sus creyentes fueron sometidos a diversas formas de tortura y adoctrinamiento, y 1355 fueron encarcelados.