El documento oficial sobre persecución religiosa en China más completo de todos los tiempos cita a Bitter Winter 74 veces.
por Massimo Introvigne
- Índice:
- Una lectura aleccionadora y esclarecedora
- A los informantes se les ofrecía dinero
- La Iglesia de Dios Todopoderoso
- Falun Gong
- Uigures y tibetanos
- El largo brazo del dragón
Una lectura aleccionadora y esclarecedora
En China, los creyentes religiosos, entre los que se incluye a los pertenecientes a las cinco religiones autorizadas, registradas y controladas por el Gobierno, son rutinariamente «torturados, maltratados físicamente, abusados sexualmente, arrestados de manera arbitraria, detenidos, juzgados y sentenciados sin garantías legales». Estas palabras provienen de una declaración firmada por Estados Unidos y otros países durante la Reunión para el Avance de la Libertad Religiosa celebrada en el año 2019, pero pueden servir como un resumen de la sección sobre China del Informe sobre libertad religiosa internacional del año 2019, publicado el 10 de junio de 2020 por el Departamento de Estado de los Estados Unidos.
El Departamento ha elaborado el mejor y más completo documento oficial hasta la fecha sobre la libertad religiosa, o más exactamente, sobre la represión religiosa existente en China. En el documento de 115 páginas no falta nada, el mismo cuenta con secciones separadas sobre Hong Kong, Macao, el Tíbet y Sinkiang. Los autores utilizaron una gran cantidad de fuentes, entre las que se incluyen artículos académicos e informes elaborados por diferentes ONG y medios de comunicación. En el informe del año pasado, Bitter Winter fue la fuente más citada, contabilizando 15 citas. Lo mismo sucedió en el documento de este año, en el que Bitter Winter fue citada 74 veces. El informe señala que la confiable cobertura de la persecución religiosa existente en China efectuada por Bitter Winter pagó un alto precio. «Por lo menos 45 de sus corresponsales y colaboradores [de Bitter Winter] en el país fueron detenidos, y algunos fueron físicamente maltratados, como resultado de las represalias del Gobierno por brindar información sobre la libertad religiosa».
Les recomendamos a nuestros lectores que accedan a todo el documento, lo cual hará que la lectura se vuelva aleccionadora y esclarecedora. Página tras página, nos enfrentamos a casos «de muertes bajo custodia y en los que el Gobierno torturó, abusó físicamente, arrestó, detuvo, sentenció a prisión, sometió a adoctrinamiento forzado en la ideología del Partido Comunista Chino [PCCh] o acosó a adherentes de grupos religiosos tanto registrados como no registrados por haber llevado a cabo actividades relacionadas con sus creencias y prácticas religiosas».
Según el documento «existían informes de muertes bajo custodia, desapariciones forzadas y sustracción de órganos en prisión de individuos a quienes, según las fuentes, las autoridades habían detenido a causa de sus creencias religiosas o afiliación. Existían informes en los que se afirmaba que las autoridades habían torturado a detenidos, incluso privándolos de comida, agua y sueño».
A los informantes se les ofrecía dinero
A pesar de que el PCCh es culpable de delitos aún peores, una de sus prácticas más despreciables es la de ofrecerles «incentivos financieros a las fuerzas del orden público para que arresten a los practicantes religiosos y a los ciudadanos que denunciaron ‘actividades religiosas ilegales'». Por ejemplo, según el informe, «en el mes de marzo, funcionarios de la Agencia de Asuntos Religiosos de Cantón anunciaron una nueva política mediante la cual se les ofrecían recompensas financieras a las personas que denunciaran ‘actividades religiosas ilegales’, en una continua represión contra las reuniones clandestinas. La nueva política también les permitiría a los denunciantes ganar hasta 10 000 yuanes (1400 dólares) por proporcionar información que condujera al arresto de un líder religioso no chino. Otros incentivos de recompensa incluían desde 3000 a 5000 yuanes (de 430 a 720 dólares) por proporcionar datos sobre reuniones organizadas localmente y sus líderes».
Algunos ejemplos de «actividades religiosas ilegales» incluían «la construcción de templos y monasterios no autorizados, la organización de peregrinaciones no autorizadas, el rezo en iglesias no autorizadas y la impresión de publicaciones religiosas no autorizadas».
Estas medidas dieron lugar a la detención de prominentes líderes de iglesias locales, testigos de Jehová y objetores de conciencia católicos que se negaban a unirse a la Asociación Patriótica Católica China, de personas que practicaban su fe en templos budistas y taoístas no autorizados, e incluso de miembros de las cinco religiones autorizadas. En el informe se señala que, en la era de Xi Jinping, cada año se agrava un poco más la persecución religiosa, y los Nuevos reglamentos sobre asuntos religiosos del 2017 actualmente son utilizados como una importante herramienta para reprimir a los creyentes de todas las religiones.
La Iglesia de Dios Todopoderoso
Los grupos más perseguidos en China son aquellos definidos como «organizaciones sectarias» (xie jiao, cuya traducción más precisa sería «enseñanzas heterodoxas»). El informe les recuerda a sus lectores que «el derecho penal define a los grupos prohibidos como ‘organizaciones sectarias’ y prevé el enjuiciamiento penal de las personas que pertenezcan a dichos grupos y sanciones que pueden llegar hasta cadena perpetua. No se han publicado criterios para determinar dicha designación, ni procedimientos para impugnarla. Una ley de seguridad nacional también prohíbe explícitamente a las ‘organizaciones sectarias’».
Hay varias páginas sobre la persecución de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT), el movimiento cristiano más perseguido en China. Las autoridades «arrestaron a más de 6000 miembros de la IDT durante el año como parte de una campaña represiva a nivel nacional». Se citan las cifras publicadas por la IDT, mencionando que en el año 2019 «por lo menos 32 815 miembros de la Iglesia fueron directamente perseguidos por las autoridades, en comparación con los 23 567 perseguidos en el año 2018. El informe [anual de la IDT sobre la persecución] indica que las autoridades acosaron a por lo menos 26 683 miembros de la Iglesia (a por lo menos 12 456 en el año 2018), arrestaron a 6132 (a 11 111 en el año 2018), detuvieron a 4161 (a 6757 en el año 2018), torturaron a 3824 (a 685 en el año 2018), sentenciaron a 1355 (a 392 en el año 2018) y confiscaron al menos 390 millones de yuanes (56 millones de dólares) en bienes de la Iglesia y personales. Por lo menos 19 miembros de la Iglesia murieron como resultado de maltratos (20 en el año 2018). Estos 19 incluían a dos personas que murieron como resultado de haber padecido maltratos físicos y por haber sido sometidos a trabajos forzados, a tres personas que se suicidaron como resultado de la vigilancia a la que fueron sometidos por las autoridades y por haber sido presionados a renunciar a su fe, y a 11 personas que murieron por complicaciones médicas durante el tiempo que permanecieron detenidos o luego de haber sido liberados». «Algunos detenidos afirmaron haber sido colocados en un ‘banco de tigre’, un dispositivo utilizado para crear posiciones de estrés durante los interrogatorios, y otros afirmaron que las autoridades les habían negado tratamiento médico o les habían impedido dormir».
Algunos ejemplos son analizados en detalle. En el mes de enero, una miembro la IDT llamada «Ren Cuifang procedente de la Región Autónoma de Mongolia Interior murió 12 días después de haber sido arrestada. El informe indicaba que en sus restos había moretones alrededor de sus ojos y en el lado izquierdo de su pecho. Había una cicatriz de quemadura en uno de sus muslos y laceraciones con marcas de sangre en sus muñecas y talones». «El 30 de mayo, la policía arrestó a una pareja en la ciudad de Xinmi de la provincia de Henán. Durante el interrogatorio, la policía golpeó al esposo varias veces en el rostro, le propinó patadas en la zona lumbar, le golpeó los dedos de los pies con una barra de hierro y lo obligó a quitarse la ropa y a arrodillarse sobre una barra de hierro. Le quebraron dos costillas en su lado izquierdo. Los mismos pisotearon los dedos de los pies y los empeines de su esposa, golpearon su rostro con una regla y esposaron sus manos tras su espalda pasando uno de sus brazos por sobre uno de sus hombros y retorciendo el otro desde abajo». «En el mes de julio, Cheng Dongzhu procedente de la provincia de Hubei, agobiada por verse sometida a la constante presión de la vigilancia de las autoridades, se quitó la vida ahogándose en un lago». «En el mes de mayo, la policía intentó arrestar a Li Sulian, una miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso, en su departamento, pero antes de poder ingresar, la misma perdió su vida a causa de una caída en un intento de escapar por la ventana utilizando una sábana».
Falun Gong
La severa persecución de Falun Gong también continuó. El informe menciona que, según las propias cifras del movimiento, “la policía arrestó a 6109 y hostigó a 3582 practicantes de Falun Gong durante el año [2019] por negarse a renunciar a su fe. A finales de año, 3400 practicantes aún permanecían detenidos». El PCCh también fue responsable «de la muerte de 96 individuos [miembros de Falun Gong] a causa de sus creencias o afiliaciones, 19 de ellos mientras se encontraban detenidos en prisiones, estaciones de policía o centros de detención».
Se mencionan algunos casos específicos. «En la madrugada del 11 de enero, Guo Zhenxiang (de 82 años) procedente de la ciudad de Zhaoyuan de la provincia de Shandong, fue arrestada por distribuir panfletos en una estación de autobuses. Aproximadamente a las 10 de la mañana, las autoridades le informaron a su familia que había muerto tras sentirse mal en la estación y ser llevada a un hospital local». «Yang Shengjun de la ciudad de Jiamusi de la provincia de Heilongjiang, fue arrestado el 2 de agosto y falleció el 11 de agosto. Las autoridades le dijeron a la familia de Yang que el mismo había vomitado sangre en el centro de detención temprano esa mañana y que había sido enviado al Hospital Central de Jiamusi para recibir un tratamiento de emergencia. Según la familia, se les cobró 30 000 yuanes (4300 dólares) por el tratamiento médico de Yang». «El 7 de diciembre, Li Yanjie de la provincia de Heilongjiang murió al intentar escapar por la ventana de su apartamento situado en el sexto piso mientras la policía intentaba forzar la puerta principal».
A pesar de que en el año 2019 Hong Kong aún mantenía un nivel de libertad religiosa desconocido en China, varios practicantes de Falun Gong fueron acosados allí por matones contratados por el PCCh. «En el mes de septiembre, dos asaltantes atacaron a una practicante de Falun Gong luego de que la misma se reuniera con la policía para hablar sobre una manifestación planificada de Falun Gong. En el mes de noviembre, un almacén de impresión de la edición de Hong Kong del Epoch Times, un medio de comunicación asociado a Falun Gong, fue objeto de un ataque incendiario por parte de cuatro asaltantes enmascarados armados con bastones».
Los practicantes de Falun Gong continúan siendo el objetivo principal, aunque no el único, de la salvaje práctica de sustracción de órganos. En el informe se señala que cada vez es más difícil para el PCCh y sus adeptos negar que la sustracción de órganos es una realidad en China. «Durante el año, dos estudios académicos internacionales examinaron el sistema de trasplantes del país. Estos estudios revelaron nueva información sobre los informes de la práctica del Gobierno de sustraer por la fuerza órganos de prisioneros, entre los que se incluían practicantes religiosos». También se mencionan las conclusiones del Tribunal independiente de China.
Uigures y tibetanos
La sección del informe sobre el Tíbet ofrece una detallada evaluación del empeoramiento de la condición de la libertad religiosa para los budistas locales. También menciona los paradójicos y peligrosos intentos del PCCh de controlar la reencarnación de los principales lamas, presumiblemente extendiéndose hasta la búsqueda del futuro dalái lama cuando el presente muera.
Son particularmente inquietantes los informes sobre «casos en que las autoridades sometieron a monjas que habían sido expulsadas por la fuerza del Instituto Budista Tibetano Yachen Gar a agresiones y violencia sexual». En un centro de detención emplazado en un condado de la prefectura de Nagqu, en la Región Autónoma del Tíbet, «los oficiales acariciaban los senos de las monjas que se habían desmayado durante el entrenamiento militar y se recostaban en sus celdas ‘toqueteando a las monjas inconscientes por debajo de la ropa’».
En Sinkiang, la persecución de los uigures y otros musulmanes túrcicos alcanzó nuevas alturas. El informe desestima la afirmación del PCCh de que los campamentos de transformación por medio de educación son solo «escuelas de formación profesional». Según el informe, los mismos son cárceles donde los internos son adoctrinados, sometidos a trabajos forzados, torturados y, en algunos casos, asesinados. Curiosamente, los propios medios de comunicación del PCCh afirman que a los «extremistas religiosos» les «lavan el cerebro» allí. El informe cita «el Gobierno de Sinkiang y diversos sitios web educativos afirman: ‘Los centros de formación profesional les lavan el cerebro a las personas que quedaron hechizadas por las ideologías religiosas extremas’».
El informe explica que no se necesita demasiado para ser arrestado y enviado a los temidos campamentos. Tal y como explicó un uigur que vive en Estados Unidos: «En el jardín de infantes, les preguntaban a los niños pequeños: ‘¿Sus padres leen el Corán?’. Mi hija tenía un compañero de clase que dijo: ‘Mi madre me enseña el Corán’. Al día siguiente, habían desaparecido».
De hecho, toda Sinkiang se está convirtiendo en una cárcel. Según el documento, «El Gobierno continuó exigiéndoles a todas las personas que viven en Sinkiang que instalen una aplicación de software espía en sus teléfonos móviles ya que consideraba que era necesario efectuar una ‘limpieza de internet’ para evitar el acceso a información ‘terrorista’. El hecho de no instalar la aplicación, la cual podía identificar a quiénes llamaban las personas, rastrear la actividad en línea y registrar el uso de las redes sociales, era considerado un delito punible». Y los nuevos «rastreadores de wifi en los lugares públicos monitoreaban todos los dispositivos en red existentes en su radio de alcance».
En Sinkiang, al igual que en el Tíbet, el abuso sexual es parte de la represión. «Más de un millón de funcionarios del PCCh procedentes de otras partes del país viven a tiempo parcial con familias locales en Sinkiang». El nombre del programa es «Emparejarse y convertirse en una familia». Un oficial del PCCh entrevistado sobre el programa explicó que es «normal que las mujeres [uigures] duerman en la misma plataforma con sus ‘parientes’ masculinos [del PCCh] emparejados». También existen informes en los que se afirma que «funcionarios obligaban a las mujeres uigures a casarse con hombres de etnia han, amenazándolas con detenerlas o encarcelarlas, tanto a ellas como a sus familiares, si no lo hacían».
Los funcionarios chinos del PCCh que se quedaban en hogares uigures como parte del programa «Emparejarse y convertirse en una familia» también «llevaban alcohol y carne, incluyendo carne de cerdo, a los hogares donde se hospedaban, esperando que aquellos con quienes se quedaban los consumieran, violando los principios halal. Según afirmó un secretario de aldea, ‘no estamos tan locos como para decirles que somos musulmanes y que no podemos comer lo que comen’” —eso a los uigures les compraría inmediatamente un boleto de ida a un campamento de transformación por medio de educación—.
El largo brazo del dragón
No contento con perseguir a los creyentes solo en China, el PCCh también acosa a los refugiados religiosos en el extranjero. Los documentos filtrados sobre la persecución de los uigures «incluyen directivas explícitas de rastrear a los uigures de Sinkiang que viven en el extranjero. Varias embajadas y consulados chinos participaron en estos esfuerzos. Los documentos describen la política gubernamental de instar a los Gobiernos extranjeros a repatriar a los uigures», quienes «‘debían ser sometidos a educación y capacitación concentradas’ inmediatamente después de su regreso a China».
El Informe anual sobre libertad religiosa internacional del Departamento de Estado de EE. UU. posee secciones sobre la mayor parte de los países del mundo. Cuando se habla sobre Corea del Sur, el informe menciona de qué manera el largo brazo del dragón del PCCh también se extiende allí. Por ejemplo, «la compañía de espectáculos afiliada a Falun Gong, Shen Yun, no logró reservar lugares públicos en enero, febrero ni en julio en Seúl para efectuar presentaciones comerciales, incluyendo al Centro de artes de Seúl afiliado al Gobierno y al Centro Sejong para las Artes Escénicas afiliado al Gobierno de la ciudad de Seúl.» Lo mismo sucedió en Busan. Se citaron diversos pretextos, pero de hecho es probable que «los lugares y sus autoridades gubernamentales asociadas hayan rechazado estas solicitudes para evitar entrar en conflicto con el Gobierno chino». «Fuentes locales dentro y fuera del Gobierno [de Corea del Sur] señalaron el enfoque cauteloso del país en todo lo relacionado con el Gobierno chino, especialmente en lo referente a cuestiones ‘internas’ sensibles tales como Falun Gong, y afirmaron que la cautela del Gobierno fue reforzada en parte por la experiencia de la represalia económica de China contra el Gobierno por haber permitido el despliegue de un sistema de Terminal de Defensa de Área a Gran Altitud (THAAD) estadounidense en el año 2017, cuyos efectos económicos, según las fuentes, todavía se sienten».