Como resultado de las medidas represivas puestas en marcha en el mes de abril en las provincias de Zhejiang, Henán y Hebei, algunos templos fueron demolidos, mientras que otros fueron reconvertidos para uso del Gobierno.
por Yang Xiangwen
En China, el brote de coronavirus no detuvo las campañas represivas contra las personas de fe y los lugares de culto, las cuales tenían como objetivo a los protestantes, católicos, musulmanes y otros creyentes. Según la información recientemente recibida, incluso las religiones populares autóctonas, las cuales están profundamente arraigadas en las comunidades rurales de China y han prosperado durante generaciones, fueron reprimidas.
Del 14 al 19 de abril, funcionarios del Gobierno de Wenling, una ciudad a nivel de condado administrada por la ciudad de Taizhou en la provincia oriental de Zhejiang, demolieron tres edificios que se hallaban situados en el Templo de Yangfu, un lugar de culto perteneciente a la religión popular que posee una historia de más de 100 años. La sala principal del templo no fue demolida, pero los creyentes temen que pronto también pueda ser destruida.
Un creyente local le dijo a Bitter Winter que el templo fue construido con el dinero recaudado por los residentes, sin ninguna contribución del Gobierno.
Según un empleado gubernamental de la ciudad de Taizhou, en diciembre pasado, las autoridades superiores convocaron a los funcionarios de las aldeas administradas por la ciudad a una reunión. A los mismos se les exigió que intensificaran las medidas represivas contra los lugares religiosos pertenecientes a la religión popular utilizando el pretexto de que son «estructuras ilegales», al igual que durante la infame campaña denominada «Tres rectificaciones y una demolición«. Lanzada en toda la provincia de Zhejiang en el año 2013 y presentada como una iniciativa tendiente a rectificar y demoler edificios antiguos y áreas residenciales, la campaña dio lugar a la destrucción de más de 1000 iglesias y cruces.
Luego de la reunión se demolió un templo perteneciente a la religión popular que se encontraba emplazado en la aldea de Luoyu, cuya construcción había costado 1,1 millones de yuanes (aproximadamente 160 000 dólares), los cuales habían sido recaudados por sus residentes. Las autoridades afirmaron que «ocupaba una zona de protección básica de tierras de cultivo y que se trataba de una construcción ilegal».
«Este terreno es montañoso, no es tierra de cultivo protegida», le dijo un creyente local a Bitter Winter. «Los funcionarios estaban decididos a demoler el templo para conservar sus puestos; no son razonables».
En Taizhou se rectificó otro templo perteneciente a la religión popular y se detuvo la construcción de uno nuevo.
En la noche del 22 de abril, más de 20 funcionarios gubernamentales y oficiales de policía procedentes del poblado de Heshun en Linzhou, una ciudad a nivel de condado de la provincia central de Henán, demolieron 18 estatuas que se encontraban situadas en dos templos pertenecientes a la religión popular: la Sala del Rey Dragón y el Templo de Nainai. Los funcionarios afirmaron que «las estatuas debían ser demolidas antes de que se efectuara una inspección provincial, el 25 de abril».
La propietaria de la Sala del Rey Dragón les rogó a los funcionarios que se detuvieran, incluso desplomándose al suelo frente a ellos, pero los mismos la ignoraron. Tres días después, justo antes de la inspección provincial, la Sala del Rey Dragón fue convertida en un centro de actividades culturales. El Templo de Nainai fue convertido en el Taller de Libros Moxiang —un centro de entretenimiento donde se puede jugar al ajedrez chino y a otros juegos o leer libros—.
Un empleado del Gobierno de la ciudad de Linzhou le dijo a Bitter Winter que en el poblado de Heshun se habían demolido 12 templos. «El Gobierno de más alto nivel ordenó demoler todos los templos que ocupen menos de 15 metros cuadrados, mientras que los más grandes deben ser convertidos en salas de lectura u otros lugares de entretenimiento», explicó el funcionario. «Esta es una política nacional, transmitida de un nivel de Gobierno a otro. Nadie se atreve a oponerse».
El mismo también reveló que el Gobierno local fue inflexible en lo que respecta al cumplimiento de las órdenes de rectificar los templos, exigiéndoles a sus subordinados «lanzar ataques resueltos y tomar medidas enérgicas contra las personas que intenten impedir las rectificaciones».
«Toda la gente del lugar venía a quemar incienso y a arrodillarse para rezar por la paz durante los festivales y días festivos», afirmó un aldeano local. «¿Por qué el Gobierno interfiere en esto?».
Desde mediados de abril hasta principios de junio, 85 pequeños templos pertenecientes a la religión popular fueron demolidos en Handan, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia norteña de Hebei. Los funcionarios utilizaron varios pretextos para eliminar los lugares de culto y destruir las estatuas religiosas, como por ejemplo, que se trataba de «construcciones privadas no aprobadas» o «edificios desordenados» que «afectan la imagen de la ciudad».
El 15 de abril, más de 30 funcionarios del poblado de Cizhou de Handan demolieron por la fuerza dos templos pertenecientes a la religión popular que se encontraban emplazados en la aldea de Baizhuang. «Esta campaña pone de manifiesto que Xi Jinping sigue el camino de Mao Zedong», afirmó un creyente con ira. “El Gobierno prohíbe nuestras creencias y nos obliga a seguir al Partido en todo. ¡Son malvados!”.
Video: las estatuas existentes en dos lugares pertenecientes a la religión popular emplazados en Handan están siendo destruidas.